lunes, 22 de junio de 2015

Sistematización del estudio de la lengua zapoteca

Sistematización del estudio de la lengua zapoteca

Aurelio Altamirano-Hernández
Casa de la Cultura, H. Ayuntamiento Constitucional de Santa María Petapa, Oaxaca.

Resumen

El idioma zapoteca ó didxasáa es un elemento de primer orden en el entorno socio-económico, político y cultural del Estado de Oaxaca. Más de un cuarto de millón de hablantes le confiere una importancia que no puede ni debe ser subestimada, sobre todo porque se trata de una lengua bien estructurada, con la que se pueden expresar todos los conceptos de la cultura y la civilización de los tiempos modernos. Su estudio debe seguir métodos que consideren todas las variantes del zapoteco, incluyendo todas las que se hablan en los Valles Centrales, la Sierra Norte, la Sierra Sur y el Istmo, para establecer patrones etimológicos, ortográficos, fonéticos y semánticos que permitan la comprensión de cualquier variante y favorezcan la elaboración de un diccionario traductor desde el zapoteco al español ó cualquier otro idioma.

“Un pueblo no puede morir mientras conserve la conciencia de su nacionalidad. Podrán perderse batallas y guerras, podrán morir los guías, podrán aniquilarse poblaciones enteras; podrá llegarse a la esclavitud del cuerpo y a la vigilancia policíaca de la expresión de las ideas, pero siempre subsiste, a pesar del tiempo, un sedimento vital de conciencia común que reúne a los individuos afines, un sentimiento de patria. La idea de la libertad no puede matarse. Por eso, un pueblo así no puede morir.”

                     RUBEN HERMESDORF,  1958. Escritor petapense.


Introducción

Los estudios etnográficos y lingüísticos que rebasan los aspectos puramente técnicos y se enfocan al rescate de la identidad de los pueblos indígenas, deben sustentar el principio de que las lenguas aborígenes, junto con los materiales arqueológicos, constituyen inapreciables referentes de la civilización y la cultura alcanzadas por esos pueblos. De ahí la importancia que se concede a la investigación de esas lenguas, con la misma prioridad que se estudian la flora y la fauna en peligro de extinción;  porque en realidad muchas lenguas indígenas están amenazadas de un implacable proceso de descomposición que las acerca al borde de la desaparición.

     En  este escenario, varios investigadores habían manejado de manera informal la idea de considerar a las lenguas autóctonas como un bien de incalculable valor para la cultura universal. Pero es hasta agosto de 2008, durante el Encuentro Internacional de literatura en lenguajes autóctonos, celebrado en México,  cuando se propone formalmente la idea de gestionar  ante la UNESCO la declaración de los idiomas indígenas del país -- y no sólo de México, decimos nosotros, sino de todo el mundo-- como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

     José Antonio Gay en la descripción que hace de las lenguas indígenas que se hablan en Oaxaca y que él llama idiomas, menciona como zapoteco únicamente el que se habla en Petapa y otros 24 pueblos,[1] diferenciándolo del serrano, el netzichu y el tehuantepecano, que como sabemos actualmente constituyen otras variantes del idioma zapoteco original. Omite también Santa María Guienagati, Santiago Guevea y Santo Domingo Petapa, pueblos en donde se habla el mismo zapoteco, con algunas variaciones en la pronunciación, conservando cada cual algunos vocablos arcaicos de mucha utilidad para comprender el origen y evolución del idioma.

     Por la forma en que están estructurados sus vocablos y su pronunciación el zapoteco  que se habla en Petapa tiene mucha semejanza con el serrano y los zapotecos llamados por Gay tehuantepecano y netzichu. El tehuantepecano es conocido también en la actualidad como zapoteco del Istmo y el netzichu  se conoce también como zapoteco xhon, que se habla en la sierra de Ixtlán,  que colinda con la región de los mixes. Estos dialectos y otros de la misma raíz zapoteca, distribuidos en varias regiones de Oaxaca, reconocen un tronco común al que podemos denominar como idioma zapoteca.

     Una obra muy consultada por los estudiosos del zapoteco es el Vocabulario Castellano-Zapoteco de fray Juan de Córdova. Es importante tomar en cuenta que se basa principalmente en el zapoteco que se hablaba en los Valles Centrales en el Siglo XVI, (1571), por lo que presenta notables diferencias con las variantes que se hablan hoy en día en otras regiones de Oaxaca. Es la obra escrita más antigua que registra el vocabulario de la región de los Valles Centrales, en donde se ubica la sede  histórica de la cultura zapoteca.  De ahí se irradió ésta a los cuatro puntos cardinales y generó las variantes que se hablan en  los Valles centrales, la Sierra norte, la Sierra sur y el Istmo.

     Las emigraciones que poblaron las otras regiones de Oaxaca tuvieron su origen en Zaachila o Teozapotlán; se llevaron consigo su lengua, que ya había recibido la influencia de las vecinas con las que interactuó, como el náhuatl, el mixteco y otras. Al paso de los años y por las dificultades que la intrincada geografía oponía a las comunicaciones, la lengua zapoteca original sufrió numerosos cambios fonéticos y semánticos. Esto se puede observar en el hecho de que un mismo vocablo se pronuncia de diferentes maneras en las variadas formas dialectales, y cambia inclusive de significado.

     En la macro-región de habla zapoteca hay cuando menos 14 micro-regiones. Sólo en la Sierra de Ixtlán hay cinco formas dialectales: Lhe a, Lidza, Xhon, Xan y Welab, y en el  Istmo de pueden señalar cuando menos dos: juchiteco-tehuantepecano y petapense.
 Después de 1521, año en que se consuma la caída de Tenochtitlan y se inicia la expansión de la dominación española, se puede hablar de la interacción del idioma zapoteco con el español. La llegada de los misioneros dominicos (1536) marca el inicio de un intercambio formal entre el zapoteco y el español. Los frailes,  para realizar su labor de evangelización, no encontraron otro medio mejor para entenderse con los nativos que aprender el idioma local,[2] pues resultaba más fácil aprender el idioma de ellos que enseñar a miles el idioma español. Realmente no realizaron una empresa de castellanización; no obstante que la Corona española ordenó e insistió en varias ocasiones en que se procurara la castellanización de los indígenas.[3]

     Empezaron los frailes por elaborar vocabularios castellano-zapoteco y con la ayuda de éstos y la de los nativos, que iban aprendiendo el español, realizaron la traducción al zapoteco de la literatura elemental del rito católico. Ejemplo: el Confesionario Zaapoteco según se habla en Santa María Petapa, de fray Juan Francisco Torralba (1800).[4]

     Los misioneros se interesaron en conocer la Lengua zapoteca, para poder realizar su labor de evangelización. Exceptuando algunos casos notables, no se preocuparon en su mayoría de promover la preservación y desarrollo de la misma. Realizaron traducciones de material necesario para el adoctrinamiento de los indígenas: rosarios, doctrinas, oraciones,  y otros escritos conocidos como literatura; y en menor número se hicieron gramáticas y vocabularios, muchos desaparecidos. Se conocen y son de gran utilidad para las investigaciones del zapoteco antiguo el Vocabulario Castellano-Zapoteco del fray Juan de Córdova (1571), el Arte del Idioma Zapoteco del mismo autor (1578), Artes de las Lenguas Cerrana y del Valle de fray Gaspar de los Reyes (1700) y la Gramática de la Lengua  Zapoteca, de autor anónimo (1823).

     En la actualidad, investigadores nacionales y de varios países, han elaborado Vocabularios y Gramáticas, así como catálogos de palabras o frases sueltas, que están contribuyendo al estudio sistemático de esta lengua  y a la difusión y conocimiento de las variantes de la misma.[5]

Identificación del problema

Del siglo XIX en que se inicia la investigación del didxasáa, se han escrito interesantes trabajos, sobre  las numerosas versiones existentes del idioma. Se han elaborado  con muy buenas intenciones atendiendo la necesidad de conservar y desarrollar esta lengua indígena; pero es natural, dadas las distancias en el tiempo y el espacio,  que no haya continuidad ni coordinación  en los trabajos; cada investigador aborda el estudio de las variantes con un método personal y una diversidad de procedimientos. Esto trae como consecuencia  que haya una dispersión de esfuerzos  y notable variación en la estructuración del vocabulario y de la gramática de cada caso. Estamos, entonces, frente a un desarrollo espontáneo y por lo mismo en desequilibrio, que requiere de control y solución racional.

     Hacia 1300-1400, empieza un aspecto de la transculturación pretendida hábilmente por los aztecas, durante el gobierno de Ahuítzotl y Azayácatl, al traducir los nombres  zapotecas de los poblados en lengua náhuatl, propósito que prevaleció al grado de que actualmente se conservan los nombres impuestos por los aztecas y en algunos casos se han olvidado los nombres originales en zapoteco.

     Es bien sabido que los aztecas fueron derrotados en la guerra que declararon a los zapotecas, a quienes pretendían conquistar, por lo que no establecieron un dominio real en la región zapoteca, sino que actuaron mediante acuerdo o convenio con los gobernantes zapotecas para transitar por la región hacia América central, objetivo de sus afanes de conquista. Esta situación fue aprovechada por ellos para traducir a su lenguaje los nombres autóctonos de las comunidades más desarrolladas.

      En la actualidad hay numerosos vocablos perdidos, suplantados, prestados o  deformados, como veremos más adelante. Unos se han perdido y otros se han deformado al paso del tiempo, debido a la falta de una política de conservación y desarrollo, agravado por la influencia de otras lenguas, principalmente el español, y la introducción de palabras nuevas, de origen científico, tecnológico o literario, o simplemente de uso común o vernáculo. Surge así la necesidad de recuperar las palabras originales, que se encuentran dispersas y modificadas en los vocabularios dialectales.

      Es un hecho comprobado que se han perdido o suplantado los nombres zapotecas de muchos objetos, plantas, animales y conceptos abstractos. Por ejemplo, no existe acuerdo general sobre el significado de la palabra zaa, con que se identifica la cultura zapoteca. Algunos autores la consideran palabra genuinamente zapoteca, sin tomar en cuenta que forma parte del vocablo zapotecatl con  que los aztecas designaron a este pueblo.

      Tampoco existe acuerdo sobre la etimología del término zapoteca, pues mientras algunos lo relacionan con la hipótesis de origen fincado directamente en la cultura olmeca de Tres Zapotes, otros proponen que deriva de zaapochtecatl, cuya porción pochtecatl  tiene la connotación de comerciante en la lengua mexicana.  Inclusive el nombre compuesto de binnigulaza se ha prestado a deformaciones de su significado, como aquella que le confiere la connotación de “hombres que dispersó la danza”,[6] no obstante que el  más elemental análisis confirma que bini, benne ó penne, meene y benach., significan gente; gula, gola o gul , mayor, anciana o grande y zaa  o zee, primero o primogénito, es la etnia a que nos referimos; de modo que el término compuesto se refiere a los ancestros, primigenios  o antiguos pobladores de la región.


Influencia de otros idiomas en el didxasáa

En el vocabulario actual persiste la influencia de otros idiomas, principalmente el náhuatl y el español. Los aztecas, cuando interactuaron con la cultura zapoteca, hicieron la traducción  de los nombres zapotecas al náhuatl y fue así como quedaron en la memoria colectiva las dos denominaciones para los pueblos más antiguos. José Antonio Gay, dice:

“Digno de notarse es, ante todo, el uso general en que, anteriormente a la Conquista, estaba en Oaxaca el idioma mexicano…Burgoa dice que el primero era general, y hasta el día, los montes, los ríos y pueblos conservan el nombre mexicano. (1) Es todavía más digno de observarse que muchos de estos pueblos tienen a la vez el nombre mexicano y el del país, de idéntica significación.”[7]

     Los nahuas o mexicanos, cuando interactuaron con los nativos en la región istmeña y centroamericana, tradujeron al idioma náhuatl los nombres autóctonos. Ejemplos de la toponimia que se conserva:

     El nombre de Ixtaltepec, Guiati, de gui ó gue, cerro y yaati, blanco, traducido al náhuatl significa ixtac, blanco y tepetl, cerro. En la variante petapense  Ixtaltepec se conoce como guèeche, de guè, cerro y yeèche, piedra de cal, blanco.

     El nombre zapoteca de Tlacotepec es  Guishi bicudche,  Xibicuche ó guisha bacudza, de guishi, monte y bicudche o bacudza, vara, que traducido al náhuatl se convierte en tlacotl, vara ó carrizo y tepetl, monte ó cerro.

     El de Petapa, significa guigo daa, quego da, ó guiajco daa, de guigo, río y daa, petate, cuya traducción al náhuatl produjo petlatl, petate y pan, río. El Lienzo de Guevea (1540) registra lo siguiente: “Nisa quiego daa Agua del Río Petapa, Quego daa, “río de petapa”,y en mexicano, Petlatlpan significa “ junto al agua de la estera de paja”, o “río de la estera de paja”, y lo mismo respectivamente, dicen los nombres zapotecas Guego daa o Queco daa “ río de la estera”, niza quiego daa, “agua del río de la estera”, y en mexicano, Petlatlpan el nombre mexicano significa “ junto al agua de la estera de paja”, o “río de la estera de paja”.[8]

Deformación de palabras prestadas al didxasáa

A falta del vocablo zapoteco original, por desconocimiento del mismo o simplemente por costumbre se incluyen  palabras deformadas como negu ó konek en lugar de conejo, que en zapoteco es leexumacht ó madxate en lugar de machete, que era desconocido por  los zapotecas; mushe, deformación del vocablo mujer, en lugar de bibishe-gunáa, que significa volteado-mujer; shiga o xiga  (del náhuatl xicatl o jícara) en lugar de diaga, apa ó lapa,  calabaza ancha que se usa como bandeja; shiga ó xiga es el recipiente semiesférico conocido como jícara.

     Es común también que en lugar de la vieja toponimia se utilice un sinónimo, o se tome prestado un vocablo afín al poblado. Ejemplo de sinónimo: Dani beche, de dani, loma o cerro pequeño y beche, tigre o jaguar, en lugar de Guizíi, (nombre antiguo de Tehuantepec)  de gui, gue o ya, cerro ó montaña y izzi, izze ó izu, tigre ó jaguar, que equivalen en náhuatl a tecuani, tigre o jaguar y tepetl, cerro. En la variante del valle, Tehuantepec se conoce como guezù. En las variantes petapense se conoce como guezé  y en la lengua xhon se dice  yase e. Un neologismo apenas usado es guidchi guí, de guidchi, pueblo, y guí, fuego, por el clima caluroso del lugar.

     Es oportuno señalar aquí que dos sitios arqueológicos ubicados en los Valles Centrales, Danizú y Yagul, son sinónimos de Danibeche (Tehuantepec) y Guiengola, respectivamente; éstos dos últimos situados en el Istmo.  Dani es loma o cerro pequeño, y izúu es un felino, jaguar o tigre. Ya es cerro y gul significa grande.     
       Ejemplo de vocablo prestado: Xabizende  (San Vicente, patrono del lugar) en lugar de  ladchi guiee, de ladchi, centro, en medio ó entre y guieé, flor ó flores, que es el nombre  zapoteca de Juchitán y que fue traducido al náhuatl como Xochitlán, lugar en que abundan las flores. También se le llama lahui guidchi, de lahui, centro, y guidchi, pueblo. En la región del Istmo, para designar a Juchitán, está muy extendido el uso de Xabizende entre los hablantes del zapoteco y casi desconocido el de Laachi  guieé ó el de Lahui guidchi.

     La toponimia de Oaxaca es otro caso a considerar. El nombre en lengua zapoteca es Lolá ó Luulá, de loo ó luu, en ó sobre, y de ladchi ó lhashe, valle, llano, en medio ó centro.[9] El vocablo  náhuatl Huaxyacac, de huaxa, especie de calabaza conocida como guaje, de yaca, nariz ó punta, y de c, apócope de tepec, cerro, sirvió de base para bautizar a Oaxaca y ese nombre se quedó, sin ninguna relación con el nombre zapoteca. Es posible que la confusión se deba a que lá  (guaje) es homófono de apócope de ladchi  ó lhashe, que significa valle o llano. también es el nombre en zapoteco de una gramínea.

Pueblos que conservan su nombre zapoteco

Otros poblados han conservado su nombre zapoteca sin mayores alteraciones, porque su formación fue más reciente ó no fue mayor la influencia azteca en su desarrollo.

     En la sierra norte, Yareni deriva del zapoteco ya, cerro y reni ó rini, sangre; se llama así porque en tiempo de lluvias escurre del cerro el agua teñida de rojo, debido a que la tierra contiene mucho óxido de fierro de ese color.
 
     Guienagati, Guevea y Guichicovi, en la zona norte del Istmo, también conservan su nombre zapoteca.

     El nombre de Guienagati, proviene de gui ó gue, cerro, o de guie o guía, piedra y  nagati o nayati, blanco.

      Guevea deriva de Gue ó guie, cerro y de biya ó beye, achiote, una planta que abundaba y se comercializaba en la región. En el Lienzo de Guevea hay una referencia etimológica, el glifo que representa al pueblo (copia A) tiene el epígrafe Tani guebiya y en la cumbre del cerro (copia B) tiene unas hojas parecidas a las del achiote. Otra versión menciona los toponímicos “Cerro del Hongo” y Nanacatepec[10], sin incluir la etimología zapoteca y náhuatl. La confusión en la tradición oral es posible que provenga del parecido que hay entre biya (achiote) y peya (hongo).

     Guichicovi, significa en zapoteco pueblo nuevo, de guichi ó guidchi, pueblo y cobi ó cubi, nuevo. Caso curioso: se trata de un pueblo mixe con nombre zapoteca.

     La breve descripción anterior pone en evidencia, por una parte la persistencia de la lengua autóctona y por otra las pérdidas, suplantaciones y deformaciones que ha sufrido y que constituyen un obstáculo o debilidad para definir y aplicar las reglas que rigen su evolución.

Necesidad de realizar estudios sistemáticos del idioma zapoteco

Podemos derivar del planteamiento anterior la necesidad de establecer un sistema que permita el estudio y desarrollo de este idioma; el rescate, la conservación y difusión de las voces ignoradas o alteradas, con el fin de enriquecer y hacer inteligibles todas sus variantes o dialectos.

     El estudio del idioma zapoteco debe abarcar cuando menos tres periodos: el  precolombino, el colonial y el de los tiempos modernos, en los cuales hay que buscar registros de la interacción que tuvo con otros idiomas vecinos, como el náhuatl (toponimias) y el  mixteco, y otros como  el mixe, zoque y huave,
 
     Un estudio sistemático que tome en cuenta todas las variantes nos conducirá a establecer las semejanzas y diferencias entre ellas, las reglas que rigen sus usos y transformaciones, sus relaciones con un tronco común  que se considera como “lengua madre” y por ese camino hacer inteligible cualquiera de los dialectos. Es bien sabido que más allá de ese tronco común regional, el proto-zapoteco, existe una verdadera lengua madre de donde arranca el grupo otomangue en que se clasifica el zapoteco, y quizás todavía hay algo más allá de todo ese supuesto.

     Cuando hablamos de sistematizar el estudio de la lengua zapoteca nos referimos a la utilización de métodos y procedimientos estándar, de aplicación general para todas las variantes dialectales. La gramática y la etimología vienen en nuestro auxilio. A medida que una lengua se desarrolla, su evolución conduce a reglas espontáneas que se van estableciendo con el uso cotidiano; de esa manera se va creando una gramática elemental. Posteriores estudios sistematizan las reglas y dan como resultado una gramática más elaborada que caracteriza a los idiomas cultos.

     No pretendemos crear una nueva lengua común; se busca establecer analogías y homologías, equivalencias y concordancias, mediante el conocimiento de las raíces comunes, de la misma manera que, guardando las proporciones, en las lenguas romances o románicas hay una elevada inteligibilidad por cuanto se refieren a sus raíces latinas; lo mismo que en otros idiomas por su notable inclusión de raíces grecolatinas. Se busca hacer inteligible cada variante, pero respetando su individualidad, que tiene un gran significado para la identidad e idiosincrasia del pueblo que la habla.[11]

     A semejanza de los diccionarios en español que incluyen el equivalente del vocablo en varios idiomas, es necesario un diccionario español-zapoteco que tome en cuenta las variantes de éste último. De principio, son útiles para el trabajo de campo los cuadros en los que un grupo de términos afines, como nombre de los números, de las partes del cuerpo humano, de especies vegetales o. animales, de minerales o de conceptos, se escriben con sus diferentes grafías. Los cuadros que siguen nos muestran las diferencias que existen en la escritura de un mismo vocablo para diferentes dialectos zapotecas. Un diagnóstico elemental nos indica que la inteligibilidad entre ellos es alta y representa una ventaja o fortaleza para los propósitos de sistematización. Ejemplos:

Cuadro 1

Los Números

Istmeño
Cajonos
Yalálag
Petapa

Uno

tobi ó tubi
to ó tu
to
toi

Dos

choopa
chopa
chope
chuupa

Tres

choona
tsune
chonne
tzuuna

Cuatro

tapa
tap(a)
tap
tapa

Cinco

gayo
gayo
ga¨ye
gaayu

Seis

shoopa
xo(p)
xope
shuupa

Siete

gaache
galle
galle
gaachi

Ocho

shoono
shonho
xo ´n
shuunu

Nueve

ga
ga
ga
gue

Diez

chií
shi ó chi
chi
chií

Cuadro 2

Partes del
Cuerpo humano

Istmeño
Cajonos
Yalálag
Petapa

Cabello    

guiche 
yichja               
yichje             
guitza

Cara 

luu                 
lon                  
lloa´              
loo

Boca 

roa
chho¨a
rawe               
roa¨

Cuello

yane               
  yeen              
  yeen              
Yani

Espalda 

shichi                                      
Kollo ó kull
xhichje 
shijchi

Hueso

dchita
xchit ó llit(a)           
yit
dchijta

Mano

ná´a                
nha
ne´e             
naa

Ombligo

shki¨pi             
xlido
xki´de´          
shkipi

Rodilla        

shibi 
xhib(e)              
xhibe
shibi

Pie

nieé
ni¨a                   
nie
nia¨a    


Alcances espaciales, temporales y conceptuales de la tarea

La tarea a realizar es compleja. En cuanto a espacio hay que tomar en cuenta toda la geografía en que se encuentran ubicadas las variantes dialectales: los Valles centrales, la Sierra norte, la Sierra sur y el Istmo. Sus referencias temporales tienen que considerar el pasado remoto de la lengua, que se remonta a los tiempos históricos registrados en las  estelas y códices; la escasa documentación existente: vocabularios, artes ó gramáticas y la literatura religiosa empleada para catequización;  también tiene que tomar en cuenta los tiempos que corren, en los que existe una mayor preocupación por el estudio y conservación del idioma y abundante material de investigación sobre el tema, que hay que ordenar, y en cuanto al futuro inmediato debe orientarse a la continuidad en los propósitos que hoy se manejan, evaluar los resultados y diseñar mejores procedimientos.

      Si no se realizan de inmediato acciones orientadas a la preservación de nuestras lenguas aborígenes, el pronóstico es desalentador. En varias micro-regiones el número de hablantes del zapoteco es reducido; se ubica en la población adulta, cuya edad oscila entre los 30 y 60  años o más, de modo que al cabo de dos o tres generaciones es previsible la desaparición de algunas variantes. Esto traería como consecuencia la pérdida de palabras arcaicas, de gran valor para establecer las raíces etimológicas de muchas más, y provocaría mayores dificultades para la preservación y comprensión de las demás existentes.

     Por lo que respecta a los alcances conceptuales de la tarea de investigar y desarrollar el idioma zapoteca, es necesario considerar que este idioma  tiene una importancia de carácter socio-económico, político y cultural en la vida comunitaria. Ejerce influencia en la organización, participación y marginación, en los intereses, en la mentalidad, costumbres, tradiciones, tendencias, inclinaciones y reacciones de sus hablantes, por la sencilla razón de que en cada lengua subyace un concepto del mundo y de la vida forjada a lo largo de varias generaciones.



Aspectos lingüísticos que hay que tomar en cuenta

Antes de establecer la equivalencia de los antiguos vocabularios con los actuales de las variantes, que han sufrido también  modificaciones a través del tiempo, es  útil reconocer algunas características del zapoteco.

     Este idioma básicamente es mono- y bisilábico, sus vocablos de más sílabas generalmente son palabras compuestas. El superlativo de calor se forma de la siguiente manera: nandéguebela  muy caliente o calientísimo, (nandé, calor, gue, fuego, bela, llama). El mar ó nizadoobani se integra con niza, agua, doo, inmensa, y bani, viviente.

     En algunas variantes de predominan las consonantes, que las hace de más áspera pronunciación. Ejemplos: En Yalalag, xkwid  (niño ó niña) y loll bchekw (sapo). En Guienagati  bt za li, (adónde vas), y bk tzali gtz, (¿cuándo vas al pueblo?). En cambio en otras, como el Xidza y el Lhe¨ja y las que se hablan en Juchitán, Tehuantepec y Petapa , abundan las vocales, por lo que las palabras son silábicas y de más suave entonación.

     En las variantes istmeñas hay equilibrio entre las consonantes y las vocales. El zapoteco que se habla en la región istmeña, particularmente en Juchitán, es muy vocalizado y su tonalidad está muy influida por el español.

      Las vocales, que en español no presentan mayor dificultad para su pronunciación, en  los dialectos zapotecos tienen una pronunciación compleja, bi o trifonémica que requiere el empleo de varios recursos de la fonación, simples y mixtos, de tipo labial, gutural, palatal, glotal, dental y nasal.





     El cuadro siguiente nos muestra algunas reglas espontáneas de transformación de letras  y sílabas.  
      
Cuadro 3
Reglas de transformación
Letras y sílabas que cambian
Sierra
Istmo
Significado
a      en      o
ka
ko ó co 
prefijo de negación
e     en      i
guego
guigo    
río
o      en      a
choga
chuga
cortar
o      en      u
gonee
gunii
hablar
ch      en      r
chhasia             
rhasia
duermo
l     en      nd
la  
nda
calor
ll      en      r
llho´a
roa
boca
y      en      gu
yej 
guie 
piedra
ya      en      guie
yazee               
guizii
Tehuantepec

Propuestas

·         Apoyar la creación de una institución oficial, de alcance estatal, que puede denominarse Instituto Oaxaqueño de Lenguas Indígenas, con centros de investigación y desarrollo para  cada una de las lenguas autóctonas, entre ellas el didxasáa, en coordinación con otras instituciones oficiales y privadas dedicadas al mismo propósito.
.
·         Promover un plan de trabajo y sus diversos programas encaminados a estudiar el didxasáa, en todas sus variantes, con la idea de establecer mayor coordinación y criterios afines sobre gramática, y en particular sobre fonética, ortografía y semántica.

·         Investigar las raíces de los vocablos compuestos en las diferentes versiones o dialectos del idioma zapoteca, con el fin de depurarlo, hacerlo más inteligible, enriquecerlo y fortalecer su identidad.

·         Otorgar becas y otros tipos de estímulos y reconocimiento a estudiantes y profesionales bilingües, para estimular el uso del idioma zapoteco en las diversas áreas académicas y culturales.

·         Promover la elaboración de trabajos científicos, tecnológicos y literarios en cada variante del idioma con su traducción al español y editar publicaciones periódicas para la difusión de los avances en el conocimiento y empleo del  didxasáa.

·         Estimular el uso del idioma zapoteca en los hogares, las  escuelas y los eventos públicos. Incluir en la radio comunitaria de los poblados zapotecas una programación en que se privilegie el uso del idioma autóctono.

·         La promoción turística deberá tomar en cuenta el zapoteco en su publicidad,  considerando la calidad del idioma zapoteco como elemento folklórico presente en la literatura y la música de la región.

·         Realizar eventos culturales, seminarios, conferencias, concursos, etc., cuyo tema central sea el buen uso del idioma zapoteca.

Santa María Petapa, Oax., julio de 2011.





[1] José Antonio Gay. Historia de Oaxaca, México, Porrúa, Colección Sepan Cuántos 373, 2006, p.5.
[2] Robert Ricard. La conquista espiritual de México. México, FCE, 2004, p.118.
[3] Ibidem, p.125.
[4]Anonimo del siglo XIX- Gramática de la Lengua  Zapoteca,  México, Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento, 1887, p. XLIV.
[5] Se pueden mencionar  por ejemplo las obras de Velma B. Pickett, Cheryl Black y Vicente Marcial Cerqueda. Gramática popular del zapoteco del Istmo. México, Instituto Linguístico de Verano, 2001. También de Velma B. Pickett. Vocabulario castellano-zapoteco del Istmo. México, Instituto Linguístico de Verano, 2011. Oscar Toledo Esteva. Vocabulario del idioma zapoteco istmeño. Diccionario zapoteco-español. México, Zanhe Xbab Sa, A.C. 1995.La lista es aún  más larga.

[6] Andrés Henestrosa. Los hombres que dispersó la danza. México, FCE, Letras Mexicanas, 1992, pp. 23-26. Este autor utiliza las raíces gulá, partir o separar, y zaá danza o baile.
[7] José Antonio Gay, op, cit., p.43.
[8] Eduard Seler. Plano Jeroglífico de Santiago Guevea.  Trad. Carlos Enrique Delgado.  México, Guchachi Reza, Colección de disertaciones sobre lenguas y arqueologías americanas, tomo III,  1986, p.17.
[9] Wilfrido C. Cruz. Oaxaca recóndita. Razas, idiomas, costumbres, leyendas y tradiciones en el Estado de Oaxaca. México, Instituto Estatal de Educación Pública, 2002, p.104.
[10] Víctor de la Cruz. Mapas genealógicos del istmo oaxaqueño, México, Colección diálogos, Serie Veredas. 2006, p.54.
[11] Sobre este tema ver Gregorio López y López, “La filosofía de los zapotecas”, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, enero-diciembre, 1955, núm. 57-58-59.