Sistematización del
estudio de la lengua zapoteca
Aurelio Altamirano-Hernández
Casa
de la Cultura, H. Ayuntamiento Constitucional de Santa María Petapa, Oaxaca.
Resumen
El idioma zapoteca ó didxasáa es un elemento de primer orden
en el entorno socio-económico, político y cultural del Estado de Oaxaca. Más de
un cuarto de millón de hablantes le confiere una importancia que no puede ni
debe ser subestimada, sobre todo porque se trata de una lengua bien
estructurada, con la que se pueden expresar todos los conceptos de la cultura y
la civilización de los tiempos modernos. Su estudio debe seguir métodos que
consideren todas las variantes del zapoteco, incluyendo todas las que se hablan
en los Valles Centrales, la Sierra Norte, la Sierra Sur y el Istmo, para establecer
patrones etimológicos, ortográficos, fonéticos y semánticos que permitan la
comprensión de cualquier variante y favorezcan la elaboración de un diccionario
traductor desde el zapoteco al español ó cualquier otro idioma.
“Un
pueblo no puede morir mientras conserve la conciencia de su nacionalidad. Podrán
perderse batallas y guerras, podrán morir los guías, podrán aniquilarse
poblaciones enteras; podrá llegarse a la esclavitud del cuerpo y a la
vigilancia policíaca de la expresión de las ideas, pero siempre subsiste, a
pesar del tiempo, un sedimento vital de conciencia común que reúne a los
individuos afines, un sentimiento de patria. La idea de la libertad no puede
matarse. Por eso, un pueblo así no puede morir.”
RUBEN HERMESDORF, 1958. Escritor petapense.
Introducción
Los estudios etnográficos y lingüísticos
que rebasan los aspectos puramente técnicos y se enfocan al rescate de la
identidad de los pueblos indígenas, deben sustentar el principio de que las
lenguas aborígenes, junto con los materiales arqueológicos, constituyen
inapreciables referentes de la civilización y la cultura alcanzadas por esos
pueblos. De ahí la importancia que se concede a la investigación de esas
lenguas, con la misma prioridad que se estudian la flora y la fauna en peligro
de extinción; porque en realidad muchas
lenguas indígenas están amenazadas de un implacable proceso de descomposición
que las acerca al borde de la desaparición.
En este escenario, varios
investigadores habían manejado de manera informal la idea de considerar a las
lenguas autóctonas como un bien de incalculable valor para la cultura
universal. Pero es hasta agosto de 2008, durante el Encuentro Internacional de
literatura en lenguajes autóctonos, celebrado en México, cuando se propone formalmente la idea de
gestionar ante la UNESCO la declaración
de los idiomas indígenas del país -- y no sólo de México, decimos nosotros,
sino de todo el mundo-- como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
José Antonio Gay en la descripción que hace de las lenguas indígenas que
se hablan en Oaxaca y que él llama idiomas, menciona como zapoteco únicamente
el que se habla en Petapa y otros 24 pueblos,[1]
diferenciándolo del serrano, el netzichu y el tehuantepecano, que
como sabemos actualmente constituyen otras variantes del idioma zapoteco
original. Omite también Santa María Guienagati, Santiago Guevea y Santo Domingo
Petapa, pueblos en donde se habla el mismo zapoteco, con algunas variaciones en
la pronunciación, conservando cada cual algunos vocablos arcaicos de mucha
utilidad para comprender el origen y evolución del idioma.
Por la forma en que están estructurados sus vocablos y su pronunciación
el zapoteco que se habla en Petapa tiene
mucha semejanza con el serrano y los zapotecos llamados por Gay tehuantepecano
y netzichu. El tehuantepecano es conocido también en la actualidad como
zapoteco del Istmo y el netzichu
se conoce también como zapoteco xhon, que se habla en la
sierra de Ixtlán, que colinda con la
región de los mixes. Estos dialectos y otros de la misma raíz zapoteca,
distribuidos en varias regiones de Oaxaca, reconocen un tronco común al que
podemos denominar como idioma zapoteca.
Una obra muy consultada por los estudiosos del zapoteco es el Vocabulario Castellano-Zapoteco de fray
Juan de Córdova. Es importante tomar en cuenta que se basa principalmente en el
zapoteco que se hablaba en los Valles Centrales en el Siglo XVI, (1571), por lo
que presenta notables diferencias con las variantes que se hablan hoy en día en
otras regiones de Oaxaca. Es la obra escrita más antigua que registra el
vocabulario de la región de los Valles Centrales, en donde se ubica la
sede histórica de la cultura zapoteca. De ahí se irradió ésta a los cuatro puntos
cardinales y generó las variantes que se hablan en los Valles centrales, la Sierra norte, la
Sierra sur y el Istmo.
Las emigraciones que poblaron las otras regiones de Oaxaca tuvieron su
origen en Zaachila o Teozapotlán; se llevaron consigo su lengua, que ya había
recibido la influencia de las vecinas con las que interactuó, como el náhuatl,
el mixteco y otras. Al paso de los años y por las dificultades que la
intrincada geografía oponía a las comunicaciones, la lengua zapoteca original
sufrió numerosos cambios fonéticos y semánticos. Esto se puede observar en el
hecho de que un mismo vocablo se pronuncia de diferentes maneras en las
variadas formas dialectales, y cambia inclusive de significado.
En la macro-región de habla zapoteca hay cuando menos 14 micro-regiones.
Sólo en la Sierra de Ixtlán hay cinco formas dialectales: Lhe a, Lidza,
Xhon, Xan y Welab, y en el Istmo de
pueden señalar cuando menos dos: juchiteco-tehuantepecano y petapense.
Después de 1521, año en que se consuma la
caída de Tenochtitlan y se inicia la expansión de la dominación española, se
puede hablar de la interacción del idioma zapoteco con el español. La llegada
de los misioneros dominicos (1536) marca el inicio de un intercambio formal
entre el zapoteco y el español. Los frailes, para realizar su labor de evangelización, no
encontraron otro medio mejor para entenderse con los nativos que aprender el
idioma local,[2]
pues resultaba más fácil aprender el idioma de ellos que enseñar a miles el
idioma español. Realmente no realizaron una empresa de castellanización; no
obstante que la Corona española ordenó e insistió en varias ocasiones en que se
procurara la castellanización de los indígenas.[3]
Empezaron los frailes por elaborar vocabularios castellano-zapoteco y
con la ayuda de éstos y la de los nativos, que iban aprendiendo el español,
realizaron la traducción al zapoteco de la literatura elemental del rito católico.
Ejemplo: el Confesionario Zaapoteco según
se habla en Santa María Petapa, de fray Juan Francisco Torralba (1800).[4]
Los misioneros se interesaron en conocer la Lengua zapoteca, para poder
realizar su labor de evangelización. Exceptuando algunos casos notables, no se
preocuparon en su mayoría de promover la preservación y desarrollo de la misma.
Realizaron traducciones de material necesario para el adoctrinamiento de los
indígenas: rosarios, doctrinas, oraciones, y otros escritos conocidos como literatura; y
en menor número se hicieron gramáticas y vocabularios, muchos desaparecidos. Se
conocen y son de gran utilidad para las investigaciones del zapoteco antiguo el
Vocabulario Castellano-Zapoteco del
fray Juan de Córdova (1571), el Arte del
Idioma Zapoteco del mismo autor (1578), Artes
de las Lenguas Cerrana y del Valle de fray Gaspar de los Reyes (1700) y la Gramática de la Lengua Zapoteca, de autor anónimo (1823).
En la actualidad, investigadores nacionales y de varios países, han
elaborado Vocabularios y Gramáticas, así como catálogos de palabras o frases
sueltas, que están contribuyendo al
estudio sistemático de esta lengua y a
la difusión y conocimiento de las variantes de la misma.[5]
Identificación del problema
Del siglo XIX en que se inicia la
investigación del didxasáa, se han escrito interesantes trabajos, sobre las numerosas versiones existentes del idioma.
Se han elaborado con muy buenas
intenciones atendiendo la necesidad de conservar y desarrollar esta lengua
indígena; pero es natural, dadas las distancias en el tiempo y el espacio, que no haya continuidad ni coordinación en los trabajos; cada investigador aborda el
estudio de las variantes con un método personal y una diversidad de
procedimientos. Esto trae como consecuencia
que haya una dispersión de esfuerzos
y notable variación en la estructuración del vocabulario y de la
gramática de cada caso. Estamos, entonces, frente a un desarrollo espontáneo y
por lo mismo en desequilibrio, que requiere de control y solución racional.
Hacia 1300-1400, empieza un aspecto de la transculturación pretendida
hábilmente por los aztecas, durante el gobierno de Ahuítzotl y Azayácatl, al
traducir los nombres zapotecas de los
poblados en lengua náhuatl, propósito que prevaleció al grado de que
actualmente se conservan los nombres impuestos por los aztecas y en algunos
casos se han olvidado los nombres originales en zapoteco.
Es bien sabido que los aztecas fueron derrotados en la guerra que
declararon a los zapotecas, a quienes pretendían conquistar, por lo que no
establecieron un dominio real en la región zapoteca, sino que actuaron mediante
acuerdo o convenio con los gobernantes zapotecas para transitar por la región
hacia América central, objetivo de sus afanes de conquista. Esta situación fue
aprovechada por ellos para traducir a su lenguaje los nombres autóctonos de las
comunidades más desarrolladas.
En la actualidad hay numerosos vocablos
perdidos, suplantados, prestados o
deformados, como veremos más adelante. Unos se han perdido y otros se
han deformado al paso del tiempo, debido a la falta de una política de
conservación y desarrollo, agravado por la influencia de otras lenguas,
principalmente el español, y la introducción de palabras nuevas, de origen
científico, tecnológico o literario, o simplemente de uso común o vernáculo.
Surge así la necesidad de recuperar las palabras originales, que se encuentran
dispersas y modificadas en los vocabularios dialectales.
Es un hecho comprobado que se han perdido o suplantado los nombres
zapotecas de muchos objetos, plantas, animales y conceptos abstractos. Por
ejemplo, no existe acuerdo general sobre el significado de la palabra zaa,
con que se identifica la cultura zapoteca. Algunos autores la consideran
palabra genuinamente zapoteca, sin tomar en cuenta que forma parte del vocablo zapotecatl
con que los aztecas designaron a este
pueblo.
Tampoco existe acuerdo sobre la
etimología del término zapoteca, pues mientras algunos lo relacionan
con la hipótesis de origen fincado directamente en la cultura olmeca de Tres
Zapotes, otros proponen que deriva de zaapochtecatl, cuya porción pochtecatl
tiene la connotación de comerciante en
la lengua mexicana. Inclusive el
nombre compuesto de binnigulaza se ha prestado a deformaciones de su
significado, como aquella que le confiere la connotación de “hombres que
dispersó la danza”,[6]
no obstante que el más elemental
análisis confirma que bini, benne ó penne, meene y benach.,
significan gente; gula, gola o gul , mayor, anciana o
grande y zaa o zee,
primero o primogénito, es la etnia a que nos referimos; de modo que el término
compuesto se refiere a los ancestros, primigenios o antiguos pobladores de la región.
Influencia
de otros idiomas en el didxasáa
En el vocabulario actual persiste la
influencia de otros idiomas, principalmente el náhuatl y el español. Los
aztecas, cuando interactuaron con la cultura zapoteca, hicieron la
traducción de los nombres zapotecas al
náhuatl y fue así como quedaron en la memoria colectiva las dos denominaciones
para los pueblos más antiguos. José Antonio Gay, dice:
“Digno
de notarse es, ante todo, el uso general en que, anteriormente a la Conquista,
estaba en Oaxaca el idioma mexicano…Burgoa dice que el primero era general, y
hasta el día, los montes, los ríos y pueblos conservan el nombre mexicano. (1)
Es todavía más digno de observarse que muchos de estos pueblos tienen a la vez
el nombre mexicano y el del país, de idéntica significación.”[7]
Los nahuas o mexicanos, cuando interactuaron con los nativos en la
región istmeña y centroamericana, tradujeron al idioma náhuatl los nombres
autóctonos. Ejemplos de la toponimia que se conserva:
El nombre de Ixtaltepec, Guiati, de gui ó gue,
cerro y yaati, blanco, traducido al náhuatl significa ixtac,
blanco y tepetl, cerro. En la variante petapense Ixtaltepec se conoce como guèeche, de guè,
cerro y yeèche, piedra de cal, blanco.
El nombre zapoteca de Tlacotepec es
Guishi bicudche, Xibicuche
ó guisha bacudza, de guishi, monte y bicudche o bacudza,
vara, que traducido al náhuatl se convierte en tlacotl, vara ó carrizo y
tepetl, monte ó cerro.
El de Petapa, significa guigo daa, quego da, ó guiajco daa,
de guigo, río y daa, petate, cuya traducción al náhuatl produjo petlatl,
petate y pan, río. El Lienzo de Guevea (1540) registra lo siguiente: “Nisa
quiego daa Agua del Río Petapa, Quego daa, “río de petapa”,y en
mexicano, Petlatlpan significa “ junto al agua de la estera de paja”, o “río de
la estera de paja”, y lo mismo respectivamente, dicen los nombres zapotecas Guego
daa o Queco daa “ río de la estera”, niza quiego daa, “agua
del río de la estera”, y en mexicano, Petlatlpan el nombre mexicano significa “
junto al agua de la estera de paja”, o “río de la estera de paja”.[8]
Deformación
de palabras prestadas al didxasáa
A falta del vocablo zapoteco original,
por desconocimiento del mismo o simplemente por costumbre se incluyen palabras deformadas como negu ó konek
en lugar de conejo, que en zapoteco es leexu; macht ó madxate en lugar de machete,
que era desconocido por los
zapotecas; mushe, deformación del vocablo mujer, en lugar de bibishe-gunáa,
que significa volteado-mujer; shiga o xiga (del náhuatl xicatl o jícara) en lugar de diaga,
apa ó lapa, calabaza ancha que se usa como
bandeja; shiga ó xiga es el recipiente semiesférico conocido como
jícara.
Es común también que en lugar de la vieja toponimia se utilice un
sinónimo, o se tome prestado un vocablo afín al poblado. Ejemplo de sinónimo: Dani
beche, de dani, loma o cerro pequeño y beche, tigre o jaguar,
en lugar de Guizíi, (nombre antiguo de Tehuantepec) de gui, gue o ya, cerro ó
montaña y izzi, izze ó izu, tigre ó jaguar, que equivalen
en náhuatl a tecuani, tigre o jaguar y tepetl, cerro. En la
variante del valle, Tehuantepec se conoce como guezù. En las variantes
petapense se conoce como guezé y
en la lengua xhon se dice yase e. Un
neologismo apenas usado es guidchi guí, de guidchi, pueblo, y guí,
fuego, por el clima caluroso del lugar.
Es oportuno señalar aquí que dos sitios arqueológicos ubicados en los
Valles Centrales, Danizú y Yagul, son sinónimos de Danibeche (Tehuantepec) y Guiengola,
respectivamente; éstos dos últimos situados en el Istmo. Dani es loma o cerro pequeño, y izúu
es un felino, jaguar o tigre. Ya es cerro y gul significa grande.
Ejemplo de vocablo prestado: Xabizende (San Vicente, patrono del lugar) en lugar
de ladchi guiee, de ladchi, centro,
en medio ó entre y guieé, flor ó flores, que es el
nombre zapoteca de Juchitán y que
fue traducido al náhuatl como Xochitlán, lugar en que abundan las
flores. También se le llama lahui guidchi, de lahui, centro, y guidchi,
pueblo. En la región del Istmo, para designar a Juchitán, está muy extendido el
uso de Xabizende entre los hablantes del zapoteco y casi desconocido el
de Laachi guieé ó el de
Lahui guidchi.
La toponimia de Oaxaca es otro caso a considerar. El nombre en lengua
zapoteca es Lolá ó Luulá, de loo ó luu, en ó sobre,
y de ladchi ó lhashe, valle, llano, en medio ó centro.[9] El
vocablo náhuatl Huaxyacac, de huaxa,
especie de calabaza conocida como guaje, de yaca, nariz ó punta, y de c,
apócope de tepec, cerro, sirvió de base para bautizar a Oaxaca y ese
nombre se quedó, sin ninguna relación con el nombre zapoteca. Es posible que la
confusión se deba a que lá (guaje) es homófono de lá apócope de ladchi ó lhashe, que significa valle o llano. Lá también es el nombre en zapoteco de
una gramínea.
Pueblos
que conservan su nombre zapoteco
Otros poblados han conservado su nombre
zapoteca sin mayores alteraciones, porque su formación fue más reciente ó no
fue mayor la influencia azteca en su desarrollo.
En la sierra norte, Yareni deriva del zapoteco ya, cerro y reni
ó rini, sangre; se llama así porque en tiempo de lluvias escurre del
cerro el agua teñida de rojo, debido a que la tierra contiene mucho óxido de
fierro de ese color.
Guienagati, Guevea y Guichicovi, en la zona norte del Istmo, también
conservan su nombre zapoteca.
El nombre de Guienagati, proviene de gui ó gue, cerro, o
de guie o guía, piedra y nagati o nayati, blanco.
Guevea deriva de Gue ó guie,
cerro y de biya ó beye, achiote, una planta que abundaba y se
comercializaba en la región. En el Lienzo de Guevea hay una referencia
etimológica, el glifo que representa al pueblo (copia A) tiene el epígrafe Tani guebiya
y en la cumbre del cerro (copia B) tiene unas hojas parecidas a las del
achiote. Otra versión menciona los toponímicos “Cerro del Hongo” y Nanacatepec[10],
sin incluir la etimología zapoteca y náhuatl. La confusión en la tradición oral
es posible que provenga del parecido que hay entre biya (achiote) y peya (hongo).
Guichicovi, significa en zapoteco pueblo nuevo, de guichi ó guidchi,
pueblo y cobi ó cubi, nuevo. Caso curioso: se trata de un pueblo
mixe con nombre zapoteca.
La breve descripción anterior pone en evidencia, por
una parte la persistencia de la lengua autóctona y por otra las pérdidas, suplantaciones
y deformaciones que ha sufrido y que constituyen un obstáculo o debilidad para
definir y aplicar las reglas que rigen su evolución.
Necesidad de realizar estudios
sistemáticos del idioma zapoteco
Podemos derivar del planteamiento
anterior la necesidad de establecer un sistema que permita el estudio y
desarrollo de este idioma; el rescate, la conservación y difusión de las voces
ignoradas o alteradas, con el fin de enriquecer y hacer inteligibles todas sus
variantes o dialectos.
El estudio del idioma zapoteco debe abarcar cuando menos tres periodos:
el precolombino, el colonial y el de los
tiempos modernos, en los cuales hay que buscar registros de la interacción que
tuvo con otros idiomas vecinos, como el náhuatl (toponimias) y el mixteco, y otros como el mixe, zoque y huave,
Un estudio sistemático que tome en cuenta todas las variantes nos
conducirá a establecer las semejanzas y diferencias entre ellas, las reglas que
rigen sus usos y transformaciones, sus relaciones con un tronco común que se considera como “lengua madre” y por
ese camino hacer inteligible cualquiera de los dialectos. Es bien sabido que
más allá de ese tronco común regional, el proto-zapoteco, existe una verdadera
lengua madre de donde arranca el grupo otomangue en que se clasifica el
zapoteco, y quizás todavía hay algo más allá de todo ese supuesto.
Cuando hablamos de sistematizar el estudio de la lengua zapoteca nos
referimos a la utilización de métodos y procedimientos estándar, de aplicación
general para todas las variantes dialectales. La gramática y la etimología
vienen en nuestro auxilio. A medida que una lengua se desarrolla, su evolución
conduce a reglas espontáneas que se van estableciendo con el uso cotidiano; de
esa manera se va creando una gramática elemental. Posteriores estudios
sistematizan las reglas y dan como resultado una gramática más elaborada que
caracteriza a los idiomas cultos.
No pretendemos crear una nueva lengua común; se busca establecer
analogías y homologías, equivalencias y concordancias, mediante el conocimiento
de las raíces comunes, de la misma manera que, guardando las proporciones, en
las lenguas romances o románicas hay una elevada inteligibilidad por cuanto se
refieren a sus raíces latinas; lo mismo que en otros idiomas por su notable
inclusión de raíces grecolatinas. Se busca hacer inteligible cada variante,
pero respetando su individualidad, que tiene un gran significado para la
identidad e idiosincrasia del pueblo que la habla.[11]
A semejanza de los diccionarios en español que incluyen el equivalente
del vocablo en varios idiomas, es necesario un diccionario español-zapoteco que
tome en cuenta las variantes de éste último. De principio, son útiles para el
trabajo de campo los cuadros en los que un grupo de términos afines, como
nombre de los números, de las partes del cuerpo humano, de especies vegetales
o. animales, de minerales o de conceptos, se escriben con sus diferentes
grafías. Los cuadros que siguen nos muestran las diferencias que existen en la
escritura de un mismo vocablo para diferentes dialectos zapotecas. Un
diagnóstico elemental nos indica que la inteligibilidad entre ellos es alta y
representa una ventaja o fortaleza para los propósitos de sistematización. Ejemplos:
Cuadro 1
Los Números
|
Istmeño
|
Cajonos
|
Yalálag
|
Petapa
|
Uno
|
tobi ó tubi
|
to ó tu
|
to
|
toi
|
Dos
|
choopa
|
chopa
|
chope
|
chuupa
|
Tres
|
choona
|
tsune
|
chonne
|
tzuuna
|
Cuatro
|
tapa
|
tap(a)
|
tap
|
tapa
|
Cinco
|
gayo
|
gayo
|
ga¨ye
|
gaayu
|
Seis
|
shoopa
|
xo(p)
|
xope
|
shuupa
|
Siete
|
gaache
|
galle
|
galle
|
gaachi
|
Ocho
|
shoono
|
shonho
|
xo ´n
|
shuunu
|
Nueve
|
ga
|
ga
|
ga
|
gue
|
Diez
|
chií
|
shi ó chi
|
chi
|
chií
|
Cuadro 2
Partes del
Cuerpo humano
|
Istmeño
|
Cajonos
|
Yalálag
|
Petapa
|
Cabello
|
guiche
|
yichja
|
yichje
|
guitza
|
Cara
|
luu
|
lon
|
lloa´
|
loo
|
Boca
|
roa
|
chho¨a
|
rawe
|
roa¨
|
Cuello
|
yane
|
yeen
|
yeen
|
Yani
|
Espalda
|
shichi
|
Kollo ó kull
|
xhichje
|
shijchi
|
Hueso
|
dchita
|
xchit ó llit(a)
|
yit
|
dchijta
|
Mano
|
ná´a
|
nha
|
ne´e
|
naa
|
Ombligo
|
shki¨pi
|
xlido
|
xki´de´
|
shkipi
|
Rodilla
|
shibi
|
xhib(e)
|
xhibe
|
shibi
|
Pie
|
nieé
|
ni¨a
|
nie
|
nia¨a
|
Alcances espaciales, temporales y
conceptuales de la tarea
La tarea a realizar es compleja. En
cuanto a espacio hay que tomar en cuenta toda la geografía en que se encuentran
ubicadas las variantes dialectales: los Valles centrales, la Sierra norte, la
Sierra sur y el Istmo. Sus referencias temporales tienen que considerar el
pasado remoto de la lengua, que se remonta a los tiempos históricos registrados
en las estelas y códices; la escasa
documentación existente: vocabularios, artes ó gramáticas y la literatura
religiosa empleada para catequización; también tiene que tomar en cuenta los tiempos
que corren, en los que existe una mayor preocupación por el estudio y
conservación del idioma y abundante material de investigación sobre el tema,
que hay que ordenar, y en cuanto al futuro inmediato debe orientarse a la
continuidad en los propósitos que hoy se manejan, evaluar los resultados y diseñar
mejores procedimientos.
Si no se realizan de inmediato acciones
orientadas a la preservación de nuestras lenguas aborígenes, el pronóstico es
desalentador. En varias micro-regiones el número de hablantes del zapoteco es
reducido; se ubica en la población adulta, cuya edad oscila entre los 30 y
60 años o más, de modo que al cabo de
dos o tres generaciones es previsible la desaparición de algunas variantes.
Esto traería como consecuencia la pérdida de palabras arcaicas, de gran valor
para establecer las raíces etimológicas de muchas más, y provocaría mayores
dificultades para la preservación y comprensión de las demás existentes.
Por lo que respecta a los alcances conceptuales de la tarea de
investigar y desarrollar el idioma zapoteca, es necesario considerar que este
idioma tiene una importancia de carácter
socio-económico, político y cultural en la vida comunitaria. Ejerce influencia
en la organización, participación y marginación, en los intereses, en la
mentalidad, costumbres, tradiciones, tendencias, inclinaciones y reacciones de
sus hablantes, por la sencilla razón de que en cada lengua subyace un concepto
del mundo y de la vida forjada a lo largo de varias generaciones.
Aspectos lingüísticos que hay que tomar
en cuenta
Antes de establecer la equivalencia de
los antiguos vocabularios con los actuales de las variantes, que han sufrido
también modificaciones a través del
tiempo, es útil reconocer algunas
características del zapoteco.
Este idioma básicamente es mono- y bisilábico, sus vocablos de más
sílabas generalmente son palabras compuestas. El superlativo de calor se forma
de la siguiente manera: nandéguebela
muy caliente o calientísimo, (nandé, calor, gue, fuego, bela,
llama). El mar ó nizadoobani se
integra con niza, agua, doo, inmensa, y bani, viviente.
En algunas variantes de predominan las consonantes, que las hace de más
áspera pronunciación. Ejemplos: En Yalalag, xkwid (niño ó niña) y loll bchekw (sapo). En
Guienagati bt za li, (adónde
vas), y bk tzali gtz, (¿cuándo vas al pueblo?). En cambio en otras, como
el Xidza y el Lhe¨ja y las que se hablan en Juchitán, Tehuantepec y Petapa ,
abundan las vocales, por lo que las palabras son silábicas y de más suave
entonación.
En las variantes istmeñas hay equilibrio entre las consonantes y las
vocales. El zapoteco que se habla en la región istmeña, particularmente en
Juchitán, es muy vocalizado y su tonalidad está muy influida por el español.
Las vocales, que en español no
presentan mayor dificultad para su pronunciación, en los dialectos zapotecos tienen una pronunciación
compleja, bi o trifonémica que requiere el empleo de varios recursos de la
fonación, simples y mixtos, de tipo labial, gutural, palatal, glotal, dental y
nasal.
El cuadro siguiente nos muestra algunas reglas espontáneas de
transformación de letras y sílabas.
Cuadro
3
Reglas de
transformación
Letras y sílabas que
cambian
|
Sierra
|
Istmo
|
Significado
|
a en
o
|
ka
|
ko ó co
|
prefijo de negación
|
e en
i
|
guego
|
guigo
|
río
|
o en
a
|
choga
|
chuga
|
cortar
|
o en
u
|
gonee
|
gunii
|
hablar
|
ch en
r
|
chhasia
|
rhasia
|
duermo
|
l en nd
|
la
|
nda
|
calor
|
ll en
r
|
llho´a
|
roa
|
boca
|
y en
gu
|
yej
|
guie
|
piedra
|
ya en
guie
|
yazee
|
guizii
|
Tehuantepec
|
Propuestas
·
Apoyar la creación de una institución
oficial, de alcance estatal, que puede denominarse Instituto Oaxaqueño de
Lenguas Indígenas, con centros de investigación y desarrollo para cada una de las lenguas autóctonas, entre
ellas el didxasáa, en coordinación con otras instituciones oficiales y privadas
dedicadas al mismo propósito.
.
·
Promover un plan de trabajo y sus
diversos programas encaminados a estudiar el didxasáa, en todas sus variantes,
con la idea de establecer mayor coordinación y criterios afines sobre gramática,
y en particular sobre fonética, ortografía y semántica.
·
Investigar las raíces de los vocablos
compuestos en las diferentes versiones o dialectos del idioma zapoteca, con el
fin de depurarlo, hacerlo más inteligible, enriquecerlo y fortalecer su
identidad.
·
Otorgar becas y otros tipos de estímulos
y reconocimiento a estudiantes y profesionales bilingües, para estimular el uso
del idioma zapoteco en las diversas áreas académicas y culturales.
·
Promover la elaboración de trabajos
científicos, tecnológicos y literarios en cada variante del idioma con su
traducción al español y editar publicaciones periódicas para la difusión de los
avances en el conocimiento y empleo del didxasáa.
·
Estimular el uso del idioma zapoteca en
los hogares, las escuelas y los eventos
públicos. Incluir en la radio comunitaria de los poblados zapotecas una
programación en que se privilegie el uso del idioma autóctono.
·
La promoción turística deberá tomar en
cuenta el zapoteco en su publicidad, considerando
la calidad del idioma zapoteco como elemento folklórico presente en la
literatura y la música de la región.
·
Realizar eventos culturales, seminarios,
conferencias, concursos, etc., cuyo tema central sea el buen uso del idioma
zapoteca.
Santa
María Petapa, Oax., julio de 2011.
[1]
José Antonio Gay. Historia de Oaxaca, México, Porrúa,
Colección Sepan Cuántos 373, 2006, p.5.
[2] Robert Ricard. La conquista espiritual de México. México,
FCE, 2004, p.118.
[3] Ibidem, p.125.
[4]Anonimo del siglo XIX- Gramática de la Lengua Zapoteca,
México, Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento, 1887, p. XLIV.
[5] Se pueden mencionar por ejemplo las obras de Velma B. Pickett,
Cheryl Black y Vicente Marcial Cerqueda. Gramática
popular del zapoteco del Istmo. México, Instituto Linguístico de Verano,
2001. También de Velma B. Pickett. Vocabulario
castellano-zapoteco del Istmo. México, Instituto Linguístico de Verano,
2011. Oscar Toledo Esteva. Vocabulario del idioma zapoteco istmeño. Diccionario
zapoteco-español. México, Zanhe Xbab Sa, A.C. 1995.La lista es aún más larga.
[6] Andrés Henestrosa. Los hombres que dispersó la danza.
México, FCE, Letras Mexicanas, 1992, pp. 23-26. Este autor utiliza las raíces
gulá, partir o separar, y zaá danza o baile.
[7] José Antonio Gay, op, cit., p.43.
[8]
Eduard Seler. Plano Jeroglífico de Santiago Guevea. Trad. Carlos Enrique Delgado. México, Guchachi Reza, Colección de
disertaciones sobre lenguas y arqueologías americanas, tomo III, 1986, p.17.
[9] Wilfrido C. Cruz. Oaxaca recóndita. Razas, idiomas,
costumbres, leyendas y tradiciones en el Estado de Oaxaca. México,
Instituto Estatal de Educación Pública, 2002, p.104.
[10] Víctor de la Cruz. Mapas genealógicos del istmo oaxaqueño,
México, Colección diálogos, Serie Veredas. 2006, p.54.
[11] Sobre este tema ver Gregorio
López y López, “La filosofía de los
zapotecas”, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM,
enero-diciembre, 1955, núm. 57-58-59.