COFEPRIS Y LA CONTAMINACIÓN POR FARMACEUTICOS
La tarea inacabable de los ambientalistas, es fijarse mucho en los impactos que sobre el ambiente tienen las acciones de
grupos de interés, entre los cuales se cuentan las empresas paraestatales y particulares.
Estas entidades manejan gran cantidad de
recursos económicos y pueden dedicar un presupuesto suficiente para eliminar adecuadamente sus productos de
desecho, contaminantes de diversas clases, que envenenan las tierras, las aguas
y la atmósfera, lo mismo que las acciones que afectan la flora, la fauna, las reservas
naturales y las reliquias arqueológicas,
Pero la contaminación “hormiga”, diaria, persistente, incontrolable, tiene
muchas caras. Una de ellas es la de los
productos farmacéuticos caducados o fuera de uso, que se arrojan a la basura y
van a dar a depósitos a cielo abierto,
en donde la lluvia o las aguas residuales las disuelven y se filtran a la tierra y las aguas subterráneas. También
los rayos ultravioleta del sol las convierte
en polvo y el aire los transporta a todos lados. Podrán decirnos que esos
productos son muy sensibles a los cambios atmosféricos y se desintegran, pero
nada garantiza que los subproductos sean inocuos y siempre existe el riesgo de
contaminación.
La producción de medicamentos alcanza cientos de miles o
quizás millones de toneladas, y como no todo se vende, es de pensarse que
grandes volúmenes también llegan a su
fecha de caducidad. Què se hace con esas existencias?... Se reprocesan y se
reenvasan con nueva etiqueta, o van a la basura sin invalidar su acción
presuntamente tóxica?... COFEPRIS debe
poner más atención en los productos llamados equivalentes, genéricos y similares,
que se venden a precios de ganga y tienen fama de ser poco eficaces, que se
requieren mayores dosis para lograr
algún resultado. La población más
afectada es la de menores recursos y que es proclive a la automedicación.