sábado, 23 de septiembre de 2017

REPORTEROS DE PRENSA, RADIO Y TV QUE NO SABEN HABLAR.

REPORTEROS DE PRENSA, RADIO Y TV QUE NO SABEN HABLAR.

Aurelio Altamirano Hernández.

Los locutores de radio y televisión, que son escuchados de manera directa e inmediata por miles o millones de personas, en vivo o en reproducciones de los medios masivos, tienen la responsabilidad de saber expresarse con propiedad   en el  idioma que transmiten su mensaje.

Los reporteros de prensa,  que tienen una audiencia menor porque la gran mayoría de la gente no  lee,  tienen el mismo deber de saberse expresar en un lenguaje correctamente estructurado. Es frecuente encontrar  errores  en la  redacción de noticias: faltas gramaticales imperdonables, abuso de barbarismos, lenguaje obsceno  y ya no digamos alguna técnica en la formulación de los reportes.

Se ve a leguas que hay una improvisación enorme  en la formación de los reporteros, redactores y locutores. Algunos se salvan por la larga experiencia que tienen y que les ha traído algunas enseñanzas; otros continúan con las  mismas aberraciones de siempre en el uso del idioma español. No aprenden, la rutina los tiene bloqueados.

Hay un abuso muy frecuente y notable de palabras que lesionan la corrección del idioma, principalmente en radio y TV, tales  como “obvio” u “obviamente”,  “justo” o “justamente”, y  frases como “déjame decirte”, “quiero decirte, fulano” en locuciones en las que son completamente innecesarias.

 Lo obvio es aquello que no requiere explicación, y el reportero o locutor tiene el compromiso de informar con el mayor detalle posible. Lo justo, en su acepción de exacto es lo más apegado a la verdad y en su relación con justicia tiene una connotación moral. “Déjame decirte” es innecesario, pues nadie le está impidiendo decir lo que quiere, y “quiero decirte, Carlos” tampoco se necesita, pues si se está comunicando con alguien es porque quiere ser escuchado.

Los reporteros de periódicos se han vuelto rutinarios, al extremo de repetir en sus notas las mismas frases, por ejemplo: “el presidente llegó con su  comitiva y fue recibido por numeroso público…”……”la víctima fue conducida rápidamente  en una ambulancia  con carácter urgente a un hospital en donde fue atendida de urgencia”…. Se les olvida muchas veces el centro o núcleo de la noticia por el afán de ser muy detallistas.

La noticia es lo novedoso, lo nuevo, la parte medular que merece la atención del público, siempre ávido de saber con la mayor precisión posible lo qué está ocurriendo.



viernes, 22 de septiembre de 2017

MANIPULACION DE LAS MASAS.

MANIPULACION DE LAS MASAS
Aurelio Altamirano  Hernández.

Nuevamente fuimos testigos de una maniobra publicitaria diseñada y ejecutada para distraer a la población y ocultar la falta de respuesta oportuna y eficaz de las autoridades frente a la tragedia ocasionada en México por el sismo del 19 de septiembre de 2017.  

Ocurrió lo mismo  que en ocasión del sismo del 19 de septiembre de 1985: falta de recursos gubernamentales para atender  de inmediato un desastre causado por las fuerzas naturales. Fue la población civil quien dio muestras de solidaridad y empeño para ofrecer los primeros auxilios.

Un programa de televisión monopolizó la mayor parte de su tiempo la atención del público con una versión aparentemente  cierta de una niña atrapada en los escombros de su escuela que se derrumbó. Ni sus padres, ni familiares aparecieron  en la escena.

Otras televisoras hicieron lo mismo e ignoraron o minimizaron deliberantemente los daños  enormes causados por el derrumbe de decenas de edificios que permanecieron varias  horas sin recibir la urgente atención necesaria.

Se  escogió un tema muy sensible: un ser muy indefenso, una criatura sola encapsulada en un espacio reducido rodeado de trozos de acero y concreto que hacían inaccesible el lugar a los rescatistas.

La  intervención de la autoridad que tomó el mando de la situación cambió un poco el escenario; pero  de todos modos fue víctima de la desinformación, pues algún  rescatista o marioneta aseguró haber visto y oído a la niña.

 Se prolongó intencionadamente el tiempo del rescate,  en tanto se reunían algunos recursos, insuficientes ante la magnitud del desastre.

Finalmente,  personal de la televisora  manejó la noticia de que la criatura había sido rescatada,  que su supuesta familia había pedido  discreción y la imagen del salvamento no se publicó. La misma locutora destacada en el lugar de la tragedia, a quien trajeron de un lugar a otro para confundirla,  confesó no haber visto a la víctima a salvo.

Los rescatistas oficiales que controlaban la única entrada horadada en el techo llegaron al lugar en que se decía estaba la víctima, no había nadie,  y la autoridad declaró enfáticamente que no se encontró a  ninguna niña.    


Todo parece  una farsa montada por quienes buscaban ocultar algo.