sábado, 25 de septiembre de 2021

REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN EN MÉXICO. CAPÍTULO III. AURELIO ALTAMIRANO HERNÁNDEZ.

REVOLUCION Y CONTRARREVOLUCION CAPITULO III. REVISIONISMO Y EQUILIBRIO INESTABLE. AURELIO ALTAMIRANO HERNANDEZ Introducción. El Sistema Político Mexicano. México, como cualquiera otra nación moderna, es un Macrosistema que está soportado en cuatro sistemas: económico, político, social y cultural, que le confieren el perfil con que es conocido como república democrática, federal, laica y representativa. Cada sistema está formado de componentes propios de su naturaleza. Admiten diversos insumos: recursos humanos, materiales, financieros y tecnológicos; activan procesos y subprocesos basados en iniciativas y proyectos de corto, mediano y largo alcance, y generan productos que influyen sobre el mantenimiento de la estructura de sociedad pluriclasista y las condiciones de vida de la población en general. Estos principios ya eran ampliamente conocidos desde los primeros años de la reconstrucción nacional (1920-1930) y sirvieron al gobierno para crear el Partido Nacional Revolucionario y formular el primer Plan Sexenal que se desarrolló durante el periodo 1934-1940. Se configura formalmente el Sistema Político Mexicano. Hacia el periodo 1940-1946, pareciera que el régimen había logrado ya integrar los cinco componentes del Sistema Político Mexicano. Se podía señalar el primer componente, la Constitución de 1917, que había sido reformada en sus artículos de mayor contenido social (3º, 27, 123º y 130º); en consecuencia, las leyes secundarias también estaban condicionadas. Los tres Poderes de la Unión, segundo componente, básico para el ejercicio del gobierno, estaban estructurados de modo que sirvieran a un gobierno llamado federal en teoría, aunque en la práctica claramente centralista. El presidencialismo, el exagerado culto al Presidente de la República, y el PRI como partido hegemónico, le daban al sistema el carácter de monarquía sexenal Las elecciones fueron organizadas por la Comisión Federal Electoral (CFE), tercer componente del Sistema, dependiente de la Secretaría de Gobernación. No existía un organismo o institución gubernamental, descentralizada y autónoma que se encargara de las elecciones en los tres niveles de gobierno. La calificación de las elecciones federales las realizaba la nueva Cámara de Diputados (1º de septiembre del año de los comicios) constituida en Colegio Electoral. Los Partidos Políticos, que constituyen el cuarto componente del Sistema, en su mayoría tenían vida efímera, ocasional con motivo de las elecciones presidenciales. El único partido permanente, dominante fue primero el PNR, luego el PRM y finalmente el PRI con presencia nacional indiscutible. Las bases del partido oficial provenían de confederaciones constituidas por sindicatos obreros (CTM, CROC, CROM), de la CNC, que entonces reunía a las Ligas de Comunidades Agrarias y aparecía como representante de todas las organizaciones campesinas. La CNOP agrupaba a todos los sindicatos burócratas y numerosas organizaciones que empezaban a formarse como Asociaciones Cívicas de interés público. Esas asociaciones cívicas, caracterizadas por la afiliación individual y voluntaria, fueron creciendo en número y se convirtieron en el quinto componente del Sistema, sobre todo cuando empezó a cuestionarse, hacia 1964, el carácter corporativo de la afiliación al partido oficial. PRIMERA PARTE. LOS DERECHOS SOCIALES EN LA MIRA POLITICA. Los artículos constitucionales paradigmáticos vulnerados. Al inicio de la etapa de revisionismo y de política de equilibrio inestable (1940-1982), se introdujeron reformas negativas en los artículos paradigmáticos de la Constitución de 1917. De esa manera quedaron afectados los Artículos 3º, relativo a la educación popular, el 27º, reivindicador de los derechos agrarios de las comunidades ,el 123º protector de los derechos de la clase trabajadora, y el 130º, operante en materia religiosa se dejó sin aplicación. Cuarto periodo de transición.1940-1946. La política conciliatoria inaugurada por Manuel Ávila Camacho en 1940, clausuró las posibilidades de una mayor radicalización de la atención a los derechos sociales de la clase trabajadora. En nombre de la paz y de la tranquilidad pública, tan necesarias y tan lejanas en esa época en que la conflagración mundial se agudizaba, los esfuerzos presidenciales se encaminaron a complacer demandas de grupos revanchistas que no querían saber nada de aspiraciones populares. El sexenio anterior había dejado mucho resentimiento en los eternos defensores de los ancestrales privilegios. Se abrió el cuarto periodo de transición 1940-1946. Empieza el revisionismo. Hay cierta semejanza entre Francisco I. Madero, y Manuel Ávila Camacho, guardando las proporciones debidas, como iniciadores de un movimiento que al principio no tuvo más que una connotación política, pero años después fue desencadenando una serie de transformaciones que afectaron la estructura económica, política y social del país. Ambos proceden de la clase política inserta de algún modo en el poder público; aquella con el viejo régimen y éste con el más reciente o nuevo; pero, ambos productos de la infiltración de una corriente opositora en las filas del grupo en el poder.. Augurios negativos que se hicieron realidad. El primer parecido se encuentra en que Madero no avizoró los cambios y transformaciones que convirtieron la rebelión de 1910 en una revolución cuando se promulgó en 1917 la nueva Constitución, Ávila Camacho seguramente tampoco se dio cuenta de que iniciaba una evolución que más adelante se convirtió a través de una serie de revisiones y de reformas en una verdadera contra-revolución. La inestabilidad de la política interna, derivada de la inconformidad que generó el resultado de las elecciones presidenciales y de la tensión causada por el recrudecimiento de la crisis internacional por la Segunda Guerra Mundial, canceló las posibilidades de que la lucha de clases prosiguiera con el apoyo gubernamental a los obreros y campesinos. En aras de la paz pública y de la solidaridad de las clases sociales en vísperas del agravamiento de la situación mundial, la política del gobierno se orientó a limar asperezas. Se eliminó la educación socialista, se echó reversa en el reparto agrario, se creó el IMSS para conciliar los intereses obrero-patronales y se guardó en el cajón del escritorio el laicismo en la relación Estado-iglesia. No hubo más reparto de tierras. Se impuso el freno al reparto agrario, para no crear más inconformidad de los grandes terratenientes que seguían poseyendo grandes extensiones de las tierras más ricas para la agricultura y la ganadería. Pero, veamos las cosas desde otro punto de vista. Repartir las tierras a un campesinado víctima del analfabetismo, sin materiales ni equipo para la producción agropecuaria, sin recursos financieros suficientes, carente de tecnología y asesoría adecuada, es tanto como condenar al fracaso la más noble intención. Duele decirlo, pero el reparto agrario tuvo mucho de demagogia. El campesino, esclavo de la familia individualista. El campesino mexicano, y el de cualquier otra parte del mundo (la Rusia soviética tropezó con el mismo problema), es tradicionalmente individualista, quiere su pedazo de tierra y trabajarla solo con su familia. Es renuente a organizarse en asociaciones productivas, cooperativas de producción y de consumo y prefiere juntarse al clan familiar. Está influido de siglos atrás por la familia individualista, patriarcal o matriarcal, mercantilista, clasista, elitista, conservadora, y confesional, manipulada por el cura y el cacique.. Utiliza al clan familiar como mano de obra barata, sin retribución económica, él o ella monopoliza la administración; ; entrena a su descendencia para que continúe con la tradición del oficio campesino, mira con desconfianza la innovación tecnológica y está atado por falta de educación a los prejuicios de la religión. Sólo la educación y la labor de dirigentes capaces, dinámicos y honestos puede modificar la idiosincrasia del campesino y convertirlo en un individuo con plena conciencia de sus derechos y obligaciones. Manipulación del movimiento obrero. De 1940 en adelante, los sindicatos obreros empezaron a seguir una vida subordinada a lo que decidiera el partido en el poder o el presidente en turno. La disciplina se premiaba con cargos públicos y la desobediencia con la proscripción. Fueron alejados los líderes que se habían distinguido en las luchas sindicales a favor de los trabajadores y se dio entrada al modelo de dirigentes eternizados en las centrales obreras, tipo Fidel Velásquez, que convirtieron a los sindicatos, -- elementos indispensables para mantener el equilibrio en las relaciones obrero-patronales--, en piezas clave para la subsistencia del régimen monopartidista y del culto al presidencialismo. La iglesia sin obstáculos al frente. Se mantuvo en receso la aplicación de la legislación en materia de culto religioso para evitar todo roce con la iglesia católica. El mismo Presidente Ávila Camacho se declaró públicamente “creyente” para tranquilizar las conciencias de los feligreses. Cambia la orientación en la educación pública. El primer embate se dio contra el artículo 3º constitucional, cuya reforma encomendada a Jaime Torres Bodet, representante del vasconcelismo, provocó las protestas de los que pugnan por una educación verdaderamente emancipadora, racional, científica, laica, democrática y popular. La reforma del artículo 3º constitucional (30 de diciembre de 1946) a pesar de estar redactada de manera ambigua de modo que se pudiera prestar a una interpretación acomodaticia, significó un viraje a la política educativa, que ya se había iniciado desde principios del régimen, y de paso abrió las puertas a una corriente política reaccionaria ávida de reformas en la estructura del Estado, demostrando que ésta era posible desde las mismas esferas del poder público. La educación y el bienestar social. En el periodo 1940-1946 el analfabetismo siguió teniendo aún cifras muy elevadas principalmente en el medio rural, a pesar de la campaña de alfabetización que se implementó con grandes recursos presupuestarios. Acorde con la tesis de revisionismo sustentada por el nuevo régimen se eliminaron los libros de texto gratuitos del sexenio anterior. En su lugar se hicieron ediciones masivas de libros de contenido anodino y lírico para una lectura de entretenimiento, como “Alma Latina” de Francisco Rojas González. Asimismo se hicieron reimpresiones de la recopilación intitulada “Lecturas para niños” divulgada en los primeros años de la década de 1920, en la que se incluyen temas de la literatura universal; pero se omiten los que se refieren a las tradiciones de nuestras culturas indígenas así como otras creaciones de la literatura universal. Las estadísticas empiezan a hablar. Las estadísticas de la Secretaría de Educación Pública (1941-1942) registran 18,555 escuelas primarias con una inscripción de 2,017,141 alumnos. (Fuente SEP). Con solo un aumento de cerca de 7 mil escuelas respecto a las cifras de veinte años atrás, el incremento de la inscripción registra un aumento de aproximadamente 1,200,000 alumnos. No se dispone de una cifra confiable del total de maestros de educación primaria de esta época; pero, si los números de escuelas y alumnos son razonablemente correctos se puede hablar de mayor eficiencia de la política educativa. (Fuente SEP). Se organizan los trabajadores de la educación. La organización del personal docente y administrativo del ramo de la educación estaba a cargo de varias asociaciones sindicales, algunas de bajo rango numérico y otras clasificadas como federaciones y confederaciones. Todas estas agrupaciones se reunieron para fundar el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (30 de diciembre de 1943). El SNTE creció enormemente; actualmente rebasa el millón y medio de afiliados entre personal docente y administrativo. Capacitación para los maestros. El 19 de marzo de 1945 se crea el Instituto federal de capacitación del magisterio con cuarenta y seis centros distribuidos en todo el país dedicados a la capacitación de miles de maestros en servicio. El Instituto publicó más de doscientos libros que forman la Biblioteca Pedagógica del Magisterio. En la década de 1950 funcionaron los Centros de cooperación pedagógica, organizados por la Dirección general de enseñanza primaria y supervisión en los estados y territorios, de la SEP conocida como “Rurales”, a manera de misiones culturales integradas ´por pedagogos y técnicos en educación que reunían a maestros del medio rural para incrementar y actualizar sus conocimientos en técnicas de la enseñanza. Impulso a la educación artística y superior Con el nombre de Departamento de Bellas Artes y posteriormente Dirección general de educación extraescolar y Estética, la Secretaría de Educación Pública asignó hasta finales de los años cuarenta del siglo pasado una dependencia encargada de la educación artística. La importancia de las artes en la conformación de la cultura en general, justificó la creación en 1950 del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) con el propósito de organizar la educación artística, promover la creación de obras de arte, y la difusión de las bellas artes en general. En 1948 ya existían 11 universidades, 5 escuelas técnicas superiores, 30 escuelas técnicas industriales y de nivel medio superior y estaba consolidado el Instituto Politécnico Nacional como centro formador de los profesionales que necesitaba la industrialización del país. Universidad dispersa, sin infraestructura de unidad. Tuvieron que transcurrir muchos años para que madurara el proyecto de construir edificios propios para las escuelas y facultades de la Universidad nacional, que venían ocupando antiguas construcciones mal adaptadas a sus nuevas funciones y dispersas en el ámbito de la capital. La idea central fue desde un principio reunir en un solo sitio a todas los planteles universitarios. En 1949 se iniciaron los trabajos previos de construcción de la nueva universidad, en 1950 se colocó oficialmente la primera piedra y finalmente el 20 de noviembre de 1952 fue inaugurada la Ciudad Universitaria, modelo en su género, y considerada por la UNESCO como Patrimonio Mundial desde 2007 por ser “una obra maestra del genio creativo del hombre”- Necesidad de mano de obra calificada. La necesidad de contar con mano de obra calificada a nivel medio superior en la década de los años 60 hizo necesaria la creación de centros de capacitación para el trabajo industrial. Los datos del periodo 1970-1971 registran con una inscripción de 1,704, 951 alumnos y 43,399 maestros. Educación, tema inquietante nacional y mundial. En el contexto de la “guerra fría” entre los EE:UU: y la URSS, las movilizaciones democráticas que se venían realizando en los países en proceso de desarrollo (periodo de 1950-1970), se configuraron en una acción internacional que dio origen a los movimientos de liberación nacional. En México, el Movimiento de liberación nacional (MLN) en su programa de acción de agosto de 1961, en el considerando de Cultura y educación, dejó constancia de sus propósitos orientados al mejoramiento de la educación y la cultura, retomando los principios revolucionarios que inspiraron la redacción original del Artículo 3° constitucional. Indispensable atender la investigación científica. El 29 de diciembre de 1970 se fundó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología como institución encargada de realizar los estudios y proyectos orientados al aprovechamiento de los recursos para la producción agropecuaria y la industrialización y enfocados al desarrollo rural y la descentralización de la investigación científica y tecnológica. Asimismo, se le encomendó realizar las investigaciones necesarias para el mejoramiento de la salud, la alimentación y la educación. Otorga becas a estudiantes destacados que realizan estudios de especialización, maestrías y doctorados, en el país y en el extranjero. Cuenta con el Sistema Nacional de Investigadores (SIN) que reúne a científicos y tecnólogos de alto nivel, dedicados a tareas de investigación muy específicas o multidisciplinarias. Los campus de la UAM en el nuevo ideal universitario. Con el fin de ampliar la cobertura de la educación universitaria de la ciudad de México y descentralizar las labores docentes y de investigación bajo nuevos conceptos de la educación universitaria, la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma Metropolitana del 1 de enero de 1974 creó la UAM, institución educativa superior descentralizada, con tres unidades, que iniciaron actividades, en Iztapalapa el 30 de septiembre y en Azcapotzalco y Xochimilco el 11 de noviembre del mismo año Educación normal y capacitación de los maestros. Por decreto del 25 de agosto de 1978 se creó la Universidad Pedagógica Nacional, con el propósito de formar profesionales de la educación en licenciaturas y posgrados para la atención del sistema educativo nacional. Fue su primer rector, el profesor Ismael Rodríguez Aragón, sobreviviente de las luchas de la escuela socialista de los tiempos de Lázaro Cárdenas e impulsor de la capacitación de los maestros desde la Escuela Nacional de Maestros y la Escuela Normal Superior. Las escuelas normales rurales, que tuvieron de antecedente las escuelas prácticas de agricultura y que fueron creadas en la década de 1920 con el propósito de formar personal docente identificado con las necesidades del medio rural, no recibieron el mismo apoyo que tuvieron en los gobiernos de 1924 a 1940. Los estudiantes de estas instituciones, de extracción campesina, organizados en la federación de estudiantes campesinos socialistas (FECS) e incorporados a la confederación de jóvenes mexicanos (CJM) han sido, desde entonces, discriminados injustamente y señalados como alborotadores y comunistas. Los estudiantes de las escuelas normales rurales en su gran mayoría han sido y son de extracción campesina, procedentes de remotos poblados marginados y poseedores de una firme conciencia de clase, por lo que su actuación social ostenta claramente un perfil identificado con la corriente de la izquierda revolucionaria. En su calidad de estudiantes se han mostrado proclives a abrazar las doctrinas del socialismo más avanzado; en este punto se hicieron especialmente activos un grupo de escuelas normales rurales, desde las décadas de 1940-1960, entre las cuales destacaron entre otras las de El Mexe (Hidalgo) y Ayotzinapa (Guerrero). La normal rural de El Mexe fue fundada en 1926 y realizó una fructífera labor formativa de docentes por más de ochenta años. En febrero de 2000, después de varios enfrentamientos con la policía estatal que reprimió las protestas estudiantiles por demandas de mejoramiento del plantel, entró en crisis de hostigamiento por parte de las autoridades y finalmente fue clausurada en 2006. La normal rural de Ayotzinapa ha sido hostilizada seriamente en diversas ocasiones, junto con la de El Mexe y muchas más, y desde los años 70 del siglo anterior se le satanizó, porque en sus aulas se formaron líderes estudiantiles y magisteriales que fueron perseguidos como guerrilleros cuando en realidad eran solamente fugitivos de la represión policíaca y militar. Los Movimientos Magisterial y Estudiantil Por su nivel de escolaridad que está por encima del promedio nacional, los trabajadores de la educación han representado una corriente crítica que pone en tela de juicio el ejercicio del poder público. El Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) siempre ha significado una preocupación para el gobierno federal. Se trata del sindicato más grande, que agrupa a más de un millón de trabajadores de la enseñanza y de los servicios técnicos y administrativos educacionales. El control de la masa magisterial lo han intentado todos los regímenes; unos con la complacencia a sus demandas, otros con la infiltración de agentes divisionistas subordinados al gobierno; el soborno mediante el nombramiento de los líderes en jugosos cargos públicos o de plano la represión a los indisciplinados. Signos de inestabilidad política por el revisionismo. Los tres sexenios que abarcan el periodo de 1940 a 1958 dedicados a fomentar la industria y el comercio sin palpables beneficios para las mayorías, llegaron a acumular las condiciones objetivas y subjetivas para el reclamo colectivo. El llamado desarrollo estabilizador (década 1958-1968), estaba dando frutos pero a costas de los trabajadores, obreros y campesinos, que no vieron mejoría en sus salarios y prestaciones En 1956 hizo crisis la protesta magisterial. Los maestros de la Sección IX del SNTE tomaron las instalaciones de la secretaría de Educación Pública y no se retiraron hasta que fueron satisfechas algunas de sus demandas. Por esa misma época las protestas de los estudiantes de la Escuela Nacional de Maestros y del Instituto Politécnico Nacional llenaron las calles de la Capital con miles de manifestantes. Fueron reprimidas estas muestras de inconformidad; el ejército intervino las instalaciones del IPN, fueron cancelados los servicios de dormitorios y comedores que daban apoyo a estudiantes de escasos recursos procedentes de los Estados de la República. Los dos últimos años del periodo presidencial de Ruiz Cortines (1957-1958) mostraron también el deterioro del control gubernamental sobre las organizaciones obreras. Los telegrafistas reclamaron mejores condiciones de trabajo y las mismas demandas plantearon los ferrocarrileros y los maestros. Estaba próxima la renovación de los poderes federales y Ruiz Cortines, en junio de1957, accedió a las demandas de los trabajadores y se preparó para el destape del abanderado oficial. Se trataba de cuidar la imagen del sistema político por la proximidad de las elecciones federales. Sin embargo, hubo represiones contra líderes sindicales que fueron encarcelados. Agrupados en el movimiento revolucionario magisterial (1958) los trabajadores de la enseñanza encabezados por Othón Salazar tomaron las instalaciones de la secretaría de educación pública y no se retiraron hasta que fueron satisfechas algunas de sus demandas. Por esa misma época las protestas de los estudiantes de la Escuela Nacional de Maestros y del Instituto Politécnico Nacional llenaron las calles de la capital con miles de manifestantes. Política conservadora en la educación popular. El sistema educativo nacional a medida que fue ampliando su cobertura fue también acumulando vicios en la planeación y programación de sus recursos, y en varios niveles ni siquiera hubo aplicación de una metodología racional. El abandono de la política educativa revolucionaria generó, entre otras, las siguientes situaciones: 1. Sistema clientelar para la asignación de las plazas docentes, con la complicidad de autoridades y sindicato, problema existente desde décadas atrás y que se agudizó notablemente desde que la lucha sindical interna se orientó a la conquista de la dirigencia y de votos para servir a las políticas partidistas. Se institucionalizó la corrupción en torno a los recursos financieros. Se desentendió el sistema educativo de su función social de contribuir a la formulación de una política educativa acorde con los principios de la revolución social que dio vida a los sindicatos. 2. Salario deficiente de los maestros; no ha habido aumento significativo. Desde las protestas de los años 50 del siglo XX encabezadas ´por las secciones disidentes del SNTE no ha habido una acción coordinada a nivel nacional para procurar el mejoramiento salarial de los trabajadores de la educación. Fuera de las prestaciones que otorga el Instituto de seguridad y servicios sociales de los trabajadores del estado (ISSSTE), no existe una acción coordinada para el mejoramiento salarial. 3. Inversión insuficiente del gobierno federal en educación, que apenas alcanza el 4% del PIB, siendo el mínimo recomendado el 8%. Las protestas estudiantiles desde los años cincuenta, paralelas a las de los mentores en ese mismo periodo, por mayores beneficios para la infraestructura escolar y el personal docente, derivaron en la supresión de prestaciones a los alumnos normalistas y politécnicos que fueron lanzados a la calle al suspenderles el servicio de dormitorios y de comedores a que tenían derecho como becarios. 4. Deficiente contenido de los libros de texto gratuitos, que entre exclusiones de temas básicos presenta deformaciones de la historia nacional y dr hicieron propuestas de eliminar las asignaturas de civismo e historia. La fundación de la Comisión nacional de los libros de texto gratuitos, (CONALITEG) el 12 de febrero de 1959, significó un avance en la tarea de poner la educación y la cultura en general al alcance de mayor número de la población estudiantil. La Comisión, administrada y dirigida desde entonces con criterio político ligado a compromisos partidistas no ha estado a la altura de los elevados propósitos que le dieron vida y ha permitido que los libros de texto en buena parte se hayan convertido en instrumentos de propaganda oficial. 5. Evaluación de la labor docente sin previo examen y valoración de los planes y programas educativos preexistentes. Está orientada más a la acción punitiva en cuanto sirve a una llamada reforma educativa que contiene elementos de reforma laboral que atentan contra los derechos de los trabajadores de la educación. La atención del problema alimentario. La entrada de nuestro país a la guerra al lado de las potencias aliadas impuso serios compromisos a la Nación. Por principio de cuentas: ajustar su desarrollo a una economía de guerra, poniendo bajo control los recursos estratégicos y las subsistencias populares. Se creó entonces (1944) la sociedad anónima nacional distribuidora y reguladora, que después en (1956) se transformó en compañía exportadora e importadora (CEIMSA), reguladora del mercado, para establecer cierto control sobre los productos básicos de la dieta popular, con el fin de evitar los monopolios, el desabasto ficticio y la especulación. En tiempos de la segunda conflagración mundial (1939-1945) hubo desabasto de harina de trigo, que fue sustituida por harina de plátano. Numerosos trenes cargados de plátano roatan procedente de Chiapas y Centroamérica cruzaban el istmo de Tehuantepec hacia Coatzacoalcos para embarcar el producto hacia EE.UU. El azúcar escaseó; para adquirir un kilo del dulce había que comprar otros productos como frijol o maíz que mantenían existencias. La carne de res también tuvo un periodo de escasez, debido a que se declaró una epidemia de fiebre aftosa (1946-1947) que obligó a usar el “rifle sanitario” y mermó el número de cabezas de ganado, principalmente bovino. CEIMSA se transformó (1973) en la compañía nacional de subsistencias populares (CONASUPO).. La CONASUPO fue muy combatida por los comerciantes asociados en las cámaras de comercio; reclamaban que las tiendas de interés social les hacía una competencia desleal. Los precios de las tiendas oficiales eran bajos, aunque también la calidad era deficiente en los artículos industrializados, pues las empresas procesadoras tampoco querían sacrificar sus ganancias; las marcas líder, para no verse expuestas al descenso en su crédito publicitario por la baja en el precio fueron sustituidas por otras del mismo producto a las que el público llamó marcas nuevas o desconocidas de menor calidad. La dieta popular sin cambios significativos. La base alimentaria de la clase media y popular ya bien entrado el proceso revolucionario siguió durante décadas el típico binomio frijol-maíz, acompañado de hortalizas (calabaza, camote, papas, chayotes, chícharos, etc.) y la dotación de proteicos obtenidos de la cría doméstica de las aves de corral y ganado vacuno, porcino y caprino. Los condimentos siguieron siendo la trilogía cebolla, tomate y chile y una tradicional lista de productos: cilantro, perejil, ajo, pimienta, clavo, canela, etc. El consumo de verduras y frutas siguió siendo muy bajo, como hasta ahora, debido a falta de educación dietética, a la escasez y los altos precios provocada por la mala distribución. En el periodo de 1952 a 1958 se promovió una campaña llamada Marcha al Mar, entre cuyos objetivos estuvo el propósito de estimular el consumo de productos marinos, pescados y mariscos, con el fin de enriquecer la alimentación del mexicano. La industria del procesado de alimentos alcanzó a desarrollarse en la década de los cincuenta, cuando en el marco del proteccionismo fiscal se inhibió la importación y se estimuló el consumo de los productos nacionales. Bajo el esquema del desarrollo estabilizador la industria en general creció, pero no alcanzó los niveles de calidad suficientes para hacerla competitiva en el plano internacional. De manera tardía, en 1980 aprovechando el excedente de recursos económicos que aportaba el auge del petróleo., se implementó el Sistema Alimentario Mexicano (SAM) El plan tropezó con el mismo problema de siempre, los dueños de las tierras útiles para la agricultura y la ganadería en gran escala eran los mismos terratenientes favorecidos por la cancelación del reparto agrario. Los ejidos estaban mermados por los fraccionamientos creados por la expansión de la mancha urbana en numerosas poblaciones o estaban fraccionados en parcelas improductivas creadas por el afán de tener un pedazo de tierra; las tierras comunales que nunca fueron garantía de crédito al campo, seguían estando abandonadas por la creciente expulsión de la mano de obra que prefería ir en busca del “sueño americano”, y por el claro propósito de los inversionistas del campo de impulsar los productos de exportación. Hizo falta una acción gubernamental firme, sólida y bien fundamentada para organizar a los campesinos en cooperativas de producción, asesoradas por profesionales, financiadas con el capital social, y orientadas a la producción de insumos básicos de la población nacional. Tal cosa era imposible entonces (1976-1982). La política económica estaba en manos de los nuevos émulos “científicos” del porfirismo, los tecnócratas que el pueblo llamó “los churumbeles” por estar dirigidos por los “nuevos criollos” Jesús Reyes Heroles y Pedro Aspe. El Sistema Alimentario Mexicano (SAM) fue cancelado en 1982 como una consecuencia de la crisis política y económica. Desarrollo del programa de atención a la salud. A principios del siglo XX la institución más importante de salud pública en el país era el Hospital General de México. Hacia los años 50, los servicios públicos de salud en el país adolecieron de grandes deficiencias. Existían algunos programas de prevención y atención para padecimientos endémicos y solamente en las ciudades provincianas con mayor desarrollo había pequeños hospitales públicos que disponían de escasos recursos. . En el medio rural se carecía por completo de médicos y centros de salud. Las epidemias de influenza, (la de 1918 especialmente grave), y la de sarampión, viruela, tos ferina, etc., cobraban numerosas víctimas. En 1943, se creó la Secretaría de Salubridad y Asistencia; era la única institución oficial encargada de atender la salud de la población general, principalmente la de escasos recursos. En ese mismo año se fundó el Hospital Infantil de México*Federico Gómez” Los trabajadores que contaban con servicio médico eran los petroleros y otros afiliados a sindicatos que cobraban una cuota de atención médica. Los ferrocarrileros contaban con servicio médico, con atención hospitalaria pagada por la empresa ferroviaria. Los burócratas prácticamente no tenían servicio médico propio. Dependían del que pudiera prestarles la SSA. La Secretaría de Educación Pública, por ejemplo, (1957) tenía un solo médico para las oficinas centrales con cientos de trabajadores y las recetas las tenía que surtir el trabajador de su propio peculio. Diez años después era lo mismo. Algunos sindicatos de empresas cobraban a sus afiliados cuotas de atención médica. Son los mismos que se opusieron a la implantación del seguro social y realizaron manifestaciones en contra del Instituto Mexicano del Seguro Social cuando éste inició sus actividades en 1943 con servicios médicos seguros de vejez, cesantía e invalidez y de riesgos en el trabajo En 1943 se inauguraron los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dedicados a los trabajadores de las empresas privadas, industriales y comerciales. Los servicios son financiados en forma tripartita, con aportaciones de los trabajadores, de las empresas y del Estado. El proyecto de la seguridad social a cargo del IMSS se consolidó en el periodo del gobierno cardenista y los servicios médicos se inauguraron el 19 de enero de 1943. El IMSS desempeña un papel muy importante como elemento de estabilidad y concordia en las relaciones obrero-patronales, pues cubre la necesidad de mantener en buen estado la salud de los trabajadores y sus familias, lo cual contribuye a incrementar la productividad y el desarrollo de los tres sectores de la economía: industria, comercio y servicios. El sistema nacional de salud comprende actualmente tres sectores. El primero, integrado por la SSA y el programa IMSS-Solidaridad (que ha cambado de nombre con cada cambio de gobierno), atiende a la población no asegurada. El segundo, que comprende el ISSSTE atiende a los trabajadores al servicio del Estado, excepto los trabajadores de Pemex y las fuerzas armadas que tienen sus propios servicios de salud. El tercer sector es el de los servicios médicos privados, que cuentan con alta tecnología y sus precios están fuera del alcance de las clases proletarias.* En el periodo de 1944 a 1964 se crearon otras grandes instituciones de Salud; el Instituto Nacional de Cardiología, el Hospital de Enfermedades de la Nutrición, el Instituto Nacional de Cancerología, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y el Instituto Nacional de Neurología.* En 1961 se creó el Centro Médico Nacional, administrado por el IMSS, que forma parte de un complejo de instituciones médicas constituido por dicho Centro, el Hospital General de México y el Hospital Infantil “Federico Gómez”, en la colonia de los Doctores de la ciudad de México. Construcción de viviendas para los trabajadores. En el sexenio 1946-1952 se inició el programa gubernamental de la vivienda. La dirección general de pensiones civiles construyó los multifamiliares Presidente Alemán (1947-1949) y Benito Juárez (1950-1952) para los trabajadores al servicio del gobierno. En 1959, el IMSS aprovechando sus reservas financieras se avocó a la construcción de viviendas para los trabajadores asegurados, con una visión avanzada para la época, con el fin de complementar las prestaciones médicas, económicas y sociales de sus servicios sustantivos. Así, en las décadas de los 60’s y de los 70’s se construyeron en la ciudad de México las unidades habitacionales de Santa Fe, Independencia, Tequesquinahua, Narvarte, Legaria y Tlatilco; la unidad Ayotla en el kilómetro 275 de la carretera México-Puebla; una unidad en Manzanillo, una en Tlalnepantla, otra en Durango y tres más en las ciudades Obregón, Guaymas y Navojoa. La tarea inconclusa del Fondo Nacional de Habitaciones Populares En 1947 se creó una ley que dispuso la construcción de casas baratas a cargo del Banco Hipotecario Urbano y de Obras Públicas, En 1949, con base en esa ley se creó el Fondo Nacional de Habitaciones Populares, con el propósito de realizar un programa nacional de construcción de viviendas económicas para la población no asalariada, por medio de créditos blandos que permitieran a los usuarios construir o mejorar sus viviendas. El programa fue objeto de varias modificaciones en 1981 y 1985 y en 1988 se emitió un Acuerdo para adicionarle el Fondo Nacional de la Vivienda Rural destinado a apoyar al sector campesino. No hay acceso abierto de manera clara y suficiente a los datos estadísticos de FONHAPO. La institución dejó de otorgar créditos hace más de una década. Esos créditos suman más de 36,000 y actualmente tiene en proceso de regularización la escrituración de las viviendas para dar certeza jurídica a los usuarios sobre su posesión patrimonial. El gobierno actual (2021) ha manifestado su decisión de liquidar el fideicomiso de FONHAPO. FOVISSTE e INFONAVIT impulsan el programa habitacional. En el periodo que va de 1947 a 1974, dos instituciones oficiales se encargaron de construir multifamiliares para los trabajadores al servicio del Estado. De 1947 a 1952, la Dirección General de Pensiones Civiles habilitó dos multifamiliares y 22 unidades vecinales en la capital de la República. A partir de 1974, año en que se creó el Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (FOVISSSTE), la institución se dedicó a construir unidades de vivienda en todos los estados de la Federación., divididos en 8 regiones con varios prototipos de viviendas. Su función abarca también otorgar créditos personales para adquirir las viviendas de las unidades habitacionales o para la autoconstrucción y mejoramiento de las casas-habitación. En 1972 se creó el Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (INFONAVIT), que junto con el FOVISSSTE constituye el más grande sistema habitacional al servicio de los trabajadores tanto de las empresas industriales, comerciales y de servicios, como de los que laboran en el servicio público. La construcción de conjuntos y unidades habitacionales mantuvo cierto ritmo de crecimiento en el periodo que va de 1950 a 1980. Prevalecieron los criterios técnicos en el diseño y la implementación; de un lado economía de espacios, falta de servicios básicos comunitarios como escuelas, farmacias, cafeterías y otros, y por otro lado exceso de áreas verdes de costoso mantenimiento, que acabaron siendo abandonadas por la falta de cultura urbana y por la insolvencia de los usuarios; cajones de estacionamiento expuestos al vandalismo que dio lugar después a la construcción de verdaderos adefesios que son las jaulas protectoras de los automóviles. No se previó que existieran las condiciones que permitieran la formación de un sentimiento comunitario entre los habitantes de las unidades y conjuntos habitacionales y sólo se integraron comités de administración encargados de cobrar las cuotas de mantenimiento y nada más. SEGUNDA PARTE. ACCIONES QUE CAUSARON IMPACTO EN LA VIDA NACIONAL. Marcha atrás de las acciones revolucionarias. Después de 1940 el quehacer político de la administración pública se orientó a desmantelar los principios revolucionarios, encubriendo sus acciones con el velo de la prosperidad que sólo benefició a la oligarquía. Se siguió hablando de la Revolución como inspiradora de esas acciones, pero seguramente pensaban en una revolución burguesa con tintes democráticos, como lo siguieron haciendo las sucesivas administraciones. Cuando aparecieron nuevos centros de poder en el escenario internacional –Alemania hitleriana, Italia fascista , Japón imperialista y Rusia soviética--, las antiguas potencias, especialmente los Estados Unidos en el continente americano, reforzaron su atención hacia las naciones de escaso desarrollo. Inglaterra inició los programas de desarrollo de la comunidad en sus colonias. (1941) y Estados Unidos previendo su inminente entrada en la Segunda Guerra Mundial empezó a preocuparse por los países latinoamericanos -- política del buen vecino de Roosevelt--, que estaban en deplorables condiciones socioeconómicas y políticas y que como aliados necesitaban ser fortalecidos. Involucrados en la II Guerra Mundial, a la fuerza. México hacía esfuerzos por permanecer neutral en la segunda guerra mundial. En ese escenario se produjo el hundimiento en el Golfo de México de los buques-tanque “Potrero del Llano” y “Faja de Oro” y 4 más de bandera mexicana (1942), atribuyendo la acción a submarinos alemanes. La maledicencia popular muy común en estos casos de dudosa apariencia, atribuyó la agresión a “fuego amigo”, pues según la lógica popular los submarinos germanos andaban muy ocupados en otras regiones del Atlántico, además de que el Golfo era objeto de un cuidadoso patrullaje estadounidense. Se dijo que las bitácoras de los submarinos germanos reportaron los ataques. De todas maneras este hecho obligó al gobierno de México a declarar la guerra a la Alemania de Hitler. Fue nombrado secretario de la defensa nacional el general Lázaro Cárdenas. El servicio militar obligatorio. Se adquirió el compromiso de aportar contingentes de soldados para la defensa continental y, en su caso, para incursiones extraterritoriales contra las potencias del Eje, Alemania, Italia y Japón. A la guerra en el Pacífico contra los japoneses fue enviado el Escuadrón 201. Se instituyó el servicio militar obligatorio para los jóvenes de 18 años, que fueron reclutados mediante sorteos para enrolarse en las filas de conscriptos que recibieron entrenamiento durante un año en los cuarteles. El periodo 1940 – 1946 coincidió con el de las acciones más decisivas de la segunda guerra mundial (1938-1945) en las que se definieron los cambios que iban a establecer la nueva configuración del orden mundial. La Unión Soviética entró a la guerra contra las potencias del Eje Berlin- Roma -Tokio (1941); y su triunfo en la batalla de Stalingrado (febrero de 1943) debilitó seriamente el poderío nazi; Mussolini es destituido y ejecutado (1944); se produce el desembarco de Normandía (6 de junio de 1944) con la entrada de Estados Unidos en la guerra; la liberación de Francia y el derrumbamiento del nazismo. El ejército soviético avanza hacia Japón. Son destruidas Hiroshima y Nagasaki con sendas bombas atómicas, y Japón masacrado así por las armas nucleares lanzadas por los Estados Unidos y amenazado por el avance del Ejército Rojo de la URSS se vio obligado a capitular. En el transcurso de la segunda guerra mundial (1939-1945), al igual que otros países proveedores de materias primas y de mano de obra, México vivió un periodo de auge que no repercutió en beneficio de las mayorías. Formación de grupos políticos monopólicos. En la década de los 40’s se inició la formación de varios grupos de activistas que han tenido diversas trayectorias en el devenir de la política nacional. Miguel Alemán inauguró el Grupo Veracruz, simpatizante de capitalismo de moda, que tuvo influencia en el gobierno hasta 1970 y después se integró con otras asociaciones políticas. En forma paralela se fue formando el Grupo Monterrey, integrado por empresarios y políticos ávidos de reformas estructurales a su favor; que hasta 1982 estuvo representado por Alfonso Martínez Domínguez y en la actualidad continúa participando activamente en política, unas veces solo y otras en coordinación con otros agrupamientos de derecha.. Isidro Fabela y Gustavo Baz patrocinaron la formación de un grupo político del estado de México conocido más tarde como Grupo Atlacomulco, y desde entonces dicha asociación ha producido una larga lista de personajes que han ocupado cargos eminentes en la política: diputados, senadores, gobernadores, secretarios de estado, jefe del departamento del distrito federal, precandidatos a la presidencia, presidente de la república, y todos ellos marcados con el tinte partidista característico de quienes se inclinan por la derecha. La agrupación de partidos de izquierda y de individuos de la misma tendencia, y de diversos matices, se conoció y se conoce como Grupo Cárdenas, con presencia actual El presidente López Mateos, presionado por las circunstancias tuvo que declarar (1º de julio de 1960) que su gobierno era “de extrema izquierda dentro de la Constitución”. De una Constitución que tiene la mayor parte de su contenido inspirado en la teoría de la república democrática liberal cuya extrema izquierda es sólo un socialismo moderado. Movilización civil de Ezequiel Padilla. 1945-1946. Las elecciones presidenciales de 1946 fueron tan conflictivas como las de 1940. Estaban muy activas las contradicciones entre los grupos políticos que aspiraban a gobernar el país. Miguel Alemán Valdez, secretario de gobernación, fue postulado candidato presidencial por el partido de la revolución mexicana (PRM). Su contrincante, Ezequiel Padilla, secretario de relaciones exteriores, se lanzó a la lucha electoral patrocinado por el partido democrático nacional (PDM). Ambos eran producto del mismo partido; Ezequiel Padilla ligado a la política callista desde los años veinte y Miguel Alemán Valdez, hijo de Miguel Alemán González, guerrillero carrancista, que secundó la rebelión delahuertista contra Obregón. Alemán fue presentado en la propaganda oficial como el abanderado del progreso y Padilla, de extracción callista como representante del retroceso y que tenía nexos comprometedores con los yanquis. Los hechos posteriores demostraron que de cualquier manera, con uno o con otro, el sistema se encaminaba a la contra-revolución. Nuevamente se cimbraron las estructuras del poder, pues la campaña de Ezequiel Padilla movilizó grandes contingentes que hicieron ver la posibilidad de su triunfo en las casillas electorales. Los comicios favorecieron a Miguel Alemán, quien tomó posesión el 1º de diciembre de 1946. Para contar con un órgano político confiable que respaldara sus acciones, Alemán transformó el antiguo partido de la revolución mexicana (PRM) de Cárdenas en el partido revolucionario institucional (PRI), el 18 de enero de 1946. Conservó los sectores campesino y obrero que han servido siempre de base de apoyo al Partido mediante líderes oficialistas. El ejército fue eliminado como sector partidario y en su lugar fortaleció la confederación nacional de organizaciones populares (CNOP), que agrupó en su seno a un heterogéneo grupo de organismos como los sindicatos de burócratas, y los de artesanos, y de artistas, así como asociaciones de intelectuales, de industriales y comerciantes y organizaciones juveniles. El demonio del fraude electoral en el escenario. La oposición habló de fraude en las elecciones y el gobierno gastó grandes sumas de dinero en la prensa para acallar el escándalo. Luego las aguas broncas volvieron a su cauce y Alemán se dispuso a gobernar con un ambicioso programa de obras públicas, como no se había visto antes. El dinero se obtuvo de grandes empréstitos de los EE.UU. Se inició en el tramo mexicano la construcción de la carretera panamericana como parte de la estrategia de defensa del Continente, y con el mismo fin se rehabilitó el ferrocarril nacional de Tehuantepec que une los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz. Se empezó la construcción de la carretera transístmica que une los mismos puertos.Se construyeron presas, se rehabilitaron puertos marítimos, se creó la ciudad universitaria y se dio impulso al turismo. Al término de la guerra (1945), la atención de EE.UU. se volvió hacia la reconstrucción de los países asolados por el conflicto en Europa –plan Marshall, 1948-1951--, y los países latinoamericanos resintieron el efecto al no contar con créditos suficientes para su desarrollo. Remanentes de la industria armamentista. El triunfo de los aliados confirió a los Estados Unidos un papel protagónico como primera potencia mundial. Sus recursos bélicos remanentes no podían permanecer ociosos y tuvieron que buscar otros campos de aplicación: Corea y Vietnam en el sudeste de Asia, Israel en Medio Oriente, el Congo y otras áreas en África y los países que conforman la organización del atlántico norte (OTAN). Dinero para apoyar el renacimiento en la postguerra. En América Latina se canalizaron los recursos financieros estadounidenses a la consolidación del poderío del capitalismo, que repuntaba vigorosamente. Se fortaleció la industria y el comercio de México y de los países centro y sudamericanos con empréstitos que finalmente sirvieron para atar la economía de esos países a la política global del dólar. A partir de entonces se produjeron cambios que confirmaron la inserción de México en el esquema de la fase superior del capitalismo. El gobierno mexicano obtuvo grandes empréstitos con el que inauguró una época de fiebre constructiva: Se abrieron nuevas vías de comunicación, se construyó la Ciudad Universitaria, se incrementó la producción de petróleo, se fomentó la agricultura para la exportación, se inició la edificación de multifamiliares para los burócratas y se consolidó el Seguro Social como columna vertebral del sistema de salud. Inversiones privadas en auge. Las grandes inversiones del sector oficial estimularon la participación de las inversiones privadas, pues es bien sabido que en México el mejor cliente ha sido siempre el gobierno, con el que se pueden obtener pingues ganancias a cambio de jugosas comisiones. A eso se le llamó por los grupos beneficiados la época progresista, que si bien elevó la calidad de vida de un amplio sector de la sociedad, no de toda la población, sólo significó una serie de innovaciones, cambios, reformas, y reajustes propios del sistema capitalista para asegurarse un equilibrio favorable a su permanencia. La política gubernamental excluyó de las áreas de poder a numerosas cofradías de las décadas anteriores. Se fue acumulando el resentimiento y se aprovechó que la celebrada prosperidad no había alcanzado a todos los sectores de la población para agitar la gran masa de excluidos con el fin de revertir el esquema vigente. En ese panorama se inscribe la renovación de los poderes públicos de México en 1946. Sonó fuerte la candidatura de Fernando Casas Alemán, jefe del departamento del Distrito Federal para suceder a su paisano y pariente Miguel Alemán. La propuesta fue mal recibida por los electores y se tuvo que buscar otra opción. Ante el rechazo de la candidatura de Casas Alemán el sistema estaba preparado para producir un sucesor que restableciera en parte el equilibrio amenazado. Adolfo Ruiz Cortines, secretario de Gobernación, veracruzano también como el Presidente, se convirtió en candidato del PRI para el sexenio 1946-1952. Movilización de Miguel Henríquez Guzmán. 1951-1952. A finales del gobierno de Miguel Alemán como ocurre siempre que hay renovación de poderes públicos, se presentó una fuerte agitación antigobiernista. Miguel Henríquez Guzmán, general formado en las filas de la Revolución en cuyos espacios se fue acomodando para poder consolidar su poder militar y económico, se enfrentó al sistema, apoyado por la federación de partidos del pueblo mexicano. Se manejó, no se sabe si con propósitos de sembrar la confusión, la hipótesis de que estaba apoyado por el general Cárdenas, de quien había sido colaborador. Hizo mucho ruido la campaña de Henríquez Guzmán como en las épocas de Almazán y de Padilla. El ejército, en el que se le veían muchos partidarios, fue puesto en la mira del oficialismo para distraer las preferencias. Varios generales con antecedentes de haber militado en las viejas facciones, como Jesús Agustín Castro y Cándido Aguilar, lanzaron sus candidaturas para allegarse adeptos; pero finalmente sus campañas no prosperaron pues los dados estaban cargados a favor del candidato oficial. Adolfo Ruiz Cortines, de extracción carrancista como su antecesor, inauguró un gobierno caracterizado por la austeridad en el ejercicio presupuestal. Eran enormes las deudas a liquidar, heredadas de un periodo que se dedicó a grandes inversiones que comprometieron la deuda interna y la del exterior. Una vez en el poder (1º de diciembre de 1952) Adolfo Ruiz Cortines llamado entonces el presidente austero, publicitó como atributos de su gobierno la austeridad para contrarrestar el despilfarro de que se acusó al sexenio anterior y de veras para poder pagar los préstamos tomados del exterior. No cupo la menor duda de que Ruiz Cortines, de filiación carrancista, muy cercano a sus dos próximos antecesores -- fue tesorero de la campaña de Manuel Ávila Camacho y secretario de gobernación en el gobierno de Alemán, iba a dar continuidad a la política inaugurada en 1940. Así fue, no se apartó de la línea marcada por los dos sexenios anteriores. Para ampliar la base partidista del PRI creó la secretaría de acción femenil del partido oficial, cuya primera titular fue Margarita García Flores, la misma lideresa que a temprana edad ocupó la secretaria de acción femenil del primer comité central ejecutivo del PRM presidido por Luis I. Rodríguez. Margarita García Flores fue de las primeras activistas que lucharon por el voto femenino, el cual se institucionalizó el 17 de octubre de 1953. Hasta aquí todavía se hablaba con cierta discreción de la revolución mexicana en el lenguaje del gobierno; estaba lejos aún la época en que la palabra revolución se convirtiera en tabú y se eliminara del discurso oficial.. Pero los propósitos de reorientar todo el quehacer gubernamental a satisfacer las exigencias del gran capital doméstico e internacional estaban vigentes. En 1958 se produjo el movimiento ferrocarrilero que reclamó con el plan del sureste la democratización de la representación sindical y el aumento de los salarios y prestaciones de los trabajadores del riel. Los telegrafistas, los electricistas, el movimiento revolucionario magisterial y los estudiantes se solidarizaron con los ferrocarrileros. En medio de una extraordinaria agitación sindical fue derrocado el líder oficialista de los ferrocarrileros y Demetrio Vallejo, del grupo renovador, asumió la dirigencia. Estaba próxima la renovación de los poderes federales y Ruiz Cortines accedió a las demandas de los trabajadores y se preparó para el destape del abanderado oficial. Entonces se usaba el término de “el tapado” para ocultar la identidad del elegido y resultó cierto que el Presidente, en el conflicto con los sindicatos de Telégrafos y de Ferrocarriles, no quiso comprometer la posición de su secretario de Trabajo y Previsión Social que finalmente apareció como precandidato en los sondeos de la opinión pública. En esa época, el sistema político mexicano mostraba con claridad su filiación antiobrerista y se inclinaba a proteger los intereses de las empresas privadas. , Sistema pseudo-democrático, burgués y populista. Apoyado en un partido (PRI) en el que se venía madurando el viejo ideal del sistema político mexicano orientado a manipular a los electores de derecha, izquierda y centro, el gobierno mexicano fue cancelando gradualmente el régimen revolucionario que no obstante su carácter ambiguo, popular y burgués, de economía mixta, de bandazos sexenales y complacencias para salvar emergencias políticas, contribuyó, sin embargo, a alcanzar una relativa estabilidad que duró cosa de cuatro sexenios, de Ávila Camacho a López Mateos . A finales del gobierno de Ruiz Cortines (1957-1958) y principios del de López Mateos (1959) las protestas de los obreros, campesinos, maestro y estudiantes, reprimidas severamente, evidenciaron el distanciamiento cada vez mayor de la élite gobernante respecto a las aspiraciones populares. El descontento de las clases proletarias y de la clase media frente al fortalecimiento del sector burgués que se iba apoderando de los puestos políticos clave y de los recursos estratégicos de la nación empezó a manifestarse con mayor ímpetu a través de organizaciones populares de clara tendencia revolucionaria. Ocupados en Corea y Vietnam y sorprendidos en Cuba. México y los demás países de América Latina se recuperaban de los trastornos ocasionados por el conflicto mundial de 1939-1945, y se sentía una relativa calma en el Continente. La guerra de Corea (1950-1953) y la de Vietnam (1959-1975) absorbieron la atención de los EE.UU., en detrimento de los países que como México necesitaban créditos amplios para fomentar la industria y el comercio. En este contexto se dio el surgimiento de la Revolución Cubana (1° de enero de 1958), que al principio pareció una revolución más de tipo político; pero cuando empezó a definir su alineación con el bloque soviético se convirtió en punto neurálgico para la política exterior estadounidense. Distancia entre gobierno y clases populares. Apoyado en un partido (PRI) en el que se venía madurando el viejo ideal del sistema político mexicano orientado a manipular a los electores de derecha, izquierda y centro, el gobierno mexicano fue cancelando gradualmente el régimen imperante conocido como “revolucionario”, que con su carácter ambiguo, burgués y popular, de economía mixta, de bandazos sexenales y complacencias para salvar emergencias políticas, contribuyó, sin embargo, a alcanzar una relativa estabilidad que duró cosa de cuatro sexenios, de Ávila Camacho a López Mateos . A finales del gobierno de Ruiz Cortines (1957-1958) y principios del de López Mateos (1959) las protestas de los obreros, campesinos, maestro y estudiantes, reprimidas con severidad, pusieron en evidencia el distanciamiento cada vez mayor de la élite gobernante respecto a las aspiraciones populares. Encubrir y proteger al precandidato. Entonces se usaba el término de “el tapado” para ocultar la identidad del elegido para figurar como candidato a la presidencia en el sexenio 1958-1964. Resultó cierto que el Presidente en el conflicto con los sindicatos de telégrafos y de ferrocarriles, no quiso comprometer la posición de su secretario de trabajo y previsión social que finalmente apareció como precandidato en los sondeos de la opinión El descontento de las clases proletarias y de la clase media frente al fortalecimiento del sector burgués que se iba apoderando de los puestos políticos clave y de los recursos estratégicos de la nación empezó a manifestarse con mayor ímpetu a través de organizaciones populares de clara tendencia revolucionaria. La crisis política de los años 1958 y 1959 en la que los sectores obrero, magisterial y estudiantil salieron mal librados marcó de manera indeleble el perfil que iba a asumir en lo sucesivo el sistema frente a los reclamos populares. Presencia del ejército en la política activa. En el partido oficial, el hegemónico PRI, la tropa había sido relevada por mayor número de organizaciones populares, pero la jefatura del partido estaba en manos de los militares. El elemento militar a través de sus representativos, jefes y oficiales, que constituyen el sector intelectual y de mayor consciencia social en el instituto armado, estuvieron muchos años representados en la presidencia del partido oficial, en el PNR y el PRI el general Matías Ramos. En el PRI los generales Rodolfo Sánchez Taboada, Matías Ramos, Agustín Olachea y Gabriel Leyva Velásquez, Alianza para el Progreso Como continuación tardía de la política del buen vecino, en el gobierno de Harry S. Truman y a iniciativa de Nelson Rockefeller se implementó una política económica hemisférica (1946) que evolucionó lustros después para convertirse en la alianza para el progreso (Carta de Punta del Este, 1961) que John F. Kennedy impulsó con créditos destinados al fomento de obras sociales y de los cuales se benefició México. De esta política se aprovechó el régimen de para alcanzar cierta estabilidad en el ámbito económico y político hasta el final del sexenio 1958-1964. El llamado desarrollo estabilizador. El fenómeno del desarrollo estabilizador (década 1958-1968) en México, al que la publicidad interesada del régimen llamó el “ milagro mexicano”, (el PIB alcanzó las cifras de 5 a 7 puntos), fue un fenómeno producto de la interacción de los sistemas económico y político, que estaban influidos por el sistema socio-cultural acondicionado desde la etapa de transición iniciada en 1940. Desde ese año y durante los dos sexenios siguientes, los presididos por Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdez, se realizaron varias acciones revisionistas y regresivas para modificar los componentes del sistema político mexicano. Resultados del desarrollo estabilizador. Hay un hilo conductor que va del sexenio de Ávila Camacho, hasta el de Díaz Ordaz, en el que se advierte que la estabilidad para el desarrollo se quiere alcanzar controlando la inflación, manteniendo la estabilidad del peso, promoviendo a la industria nacional con el proteccionismo de las altas tasas a la importación, promoviendo el consumo de los productos del país, utilizando el crédito interno y externo y aplicando una política de control de los salarios y del gasto social. A López Mateos le tocó presidir ese periodo de crecimiento. Los objetivos fueron alcanzados. El Producto Interno Bruto de esta etapa de crecimiento fue del orden de 3 a 7 puntos. La macroeconomía siguió el derrotero señalado por el “desarrollo estabilizador”; pero la situación económica de la mayoría de los hogares mexicanos siguió la inercia establecida hacia el empobrecimiento. El crecimiento industrial y comercial siguió en auge con el apoyo de las grandes inversiones oficiales en infraestructura, el control de los salarios a través de los sindicatos oficialistas,; se creó la Dirección General de precios que no aportó ningún beneficio a las clases de menores ingresos; política proteccionista en las aduanas, pero hacia finales del régimen de Ruiz Cortines (1958) se elevaron las cifras de importación de productos básicos como el maíz y el frijol. La huelga de los ferrocarrileros. Durante el sexenio 1958-1964 ocurrieron hechos que definen con claridad la filiación del régimen. La huelga de los trabajadores ferrocarrileros bajo la dirigencia de Demetrio Vallejo, (1959) aparte de que demandaba mejores salarios y prestaciones tenía en el fondo el propósito de demostrar la fuerza del sindicato frente al Gobierno. El sindicato pretendía conservar la titularidad del contrato colectivo de trabajo ante la nueva administración. Confiando en los resultados favorables de su lucha del año anterior (entonces se cuidaba la imagen del precandidato) se enfrentó a la poderosa maquinaria oficial y fue arrollado. Los tiempos eran otros. La huelga fue declarada ilegal, los huelguistas fueron declarados reos de delitos contra las vías de comunicación, los dirigentes encarcelados, se declaró el cese masivo de trabajadores y muchos se escondieron para no ser víctimas de represión. El paro ferroviario de marzo de 1959 producido en la tradicional semana de vacaciones mereció la reprobación de miles de pasajeros que quedaron varados en las estaciones. Esto restó popularidad al movimiento. Por otra parte, el gobierno estaba preparado para intervenir el transporte y el servicio se restableció con operadores de las fuerzas armadas. Nace el Movimiento de Liberación Nacional. En este contexto surgió el Movimiento de Liberación Nacional, al que se le puede atribuir entre otras acciones la de haber presionado el ambiente político para que se definieran con mayor claridad las posiciones de partidos, sectores y grupos políticos que se complacían en proclamar principios e ideales que únicamente quedaban en el papel, y que asumían el papel de comparsas en el escenario electoral.. Las oposiciones de derecha e izquierda que saturaban el espectro político en su mayoría iban tras las prebendas y beneficios del presupuesto destinado a controlar las disidencias. Orígenes del Movimiento de Liberación Nacional. Una serie de movimientos de liberación nacional empezaron a producirse en varios países en la década de los 50. En México se celebró la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz (5-8 de marzo de 1961) en cuya directiva figuró Lázaro Cárdenas. Ese mismo año se convocó la Asamblea Nacional de las Fuerzas Democráticas presidida por Heriberto Jara con el apoyo del Movimiento Revolucionario Magisterial, de los ejidatarios y los estudiantes universitarios. La experiencia adquirida en las movilizaciones estudiantiles de 1956 y las de los ferrocarrileros, telegrafistas, maestros y estudiantes en 1958-1959, y el estímulo de la derrota de los invasores en Playa Girón en Cuba ( abril 1961), propició la convocatoria para la integración del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) en octubre de 1961, con el propósito de alcanzar la unificación de todas las fuerzas de la izquierda mexicana. El MLN tuvo una participación activa en la política nacional de 1961 a 1967. Fue objeto de críticas de los elementos de la derecha tradicional que le adjudicaron el membrete de avanzada del comunismo, como era costumbre calificar así a los movimientos progresistas en plena “guerra fría”. .El programa del movimiento de liberación nacional (15 de Septiembre de 1961) recogió los propósitos fundacionales de soberanía, emancipación económica y la paz de la conferencia inicial. El programa de la asamblea es claramente democrático y provoca la confabulación del clero político, de las oligarquías locales y el imperialismo yanqui para enderezar una serie de ataques contra el general Lázaro Cárdenas y todo el movimiento. El gobierno patrocinó una serie de acciones con el fin de debilitar y anular el movimiento, en un escenario comprometido porque al inicio de la década de los 60’s el triunfo de la revolución cubana y la derrota de la invasión en Playa Girón (1962), había acrecentado la respuesta agresiva de EE.UU. En México el alto clero, la iniciativa privada y la reacción realizaron una intensa campaña anticubana, anticomunista y anticardenista. Varios personajes conocidos como de izquierda, entre ellos antiguos funcionarios del cardenismo se agruparon bajo las siglas del frente cívico de afirmación revolucionaria (FCAR) que en un desplegado (1961) dirigido a los “revolucionarios” de hecho se deslindaron de dicho movimiento al proclamar la misma fraseología de la retórica oficial, y sólo para seguir conservando los privilegios de la izquierda moderada, que alguien bautizó como "izquierda atinada" incrustada en las filas del partido oficial. Poco tiempo después un grupo de intelectuales, escritores y periodistas se separaron de la revista “Política”, que entonces fungía como tribuna del MLN, aduciendo errores de dirección y falta de prospectiva. De todos estos disidentes quedó lamentablemente la imagen de políticos que prefirieron seguir usufructuando los beneficios que recibían de empresas privadas en que laboraban o las prebendas oficiales para quienes prestaban sus servicios en instituciones del gobierno. El ideario del MLN era demasiado radical para aquellos críticos que juzgaban las acciones gubernamentales desde posiciones protegidas. En una acción simultánea, a todas luces coordinada por las esferas oficiales, la extrema derecha representada por un sector del empresariado beneficiario de las inversiones estadunidenses, el clero político que siempre anda a caza de cualquier oportunidad que sirva a sus intereses y un grupo de políticos de regímenes anteriores (callistas, avilacamachistas, alemanistas) encabezados por el propio ex presidente Miguel Alemán lanzaron a su vez un manifiesto dirigido “a la ciudadanía” para denunciar al MLN como avanzada de ideas totalitarias, enemigo del nacionalismo revolucionario, un atentado contra las tradiciones democráticas y de la institución familiar. De esta manera, con declaraciones de ambos extremos: de la “izquierda atinada” y de la “derecha tradicional” el régimen se sintió a salvo, pues demostraba así que seguía teniendo el control político de la opinión pública. Durante el periodo que el MLN permaneció más activo (1961-1967), la macroeconomía siguió el derrotero señalado por el desarrollo estabilizador de Antonio Ortiz Mena, que fungía como virtual vice-presidente; pero la situación económica de la mayoría de los hogares mexicanos siguió la inercia establecida hacia el empobrecimiento. El crecimiento industrial y comercial siguió en auge con el apoyo de las grandes inversiones oficiales en infraestructura, el control de los salarios a través de los sindicatos oficialistas, la política proteccionista en las aduanas apoyando la sustitución de importaciones; pero hacia finales de 1958 se elevaron las cifras de importación de productos básicos como el maíz y el frijol. La crisis política de los años 1958 y 1959 en la que las protestas de los sectores obrero, magisterial y estudiantil pusieron en evidencia los errores de la administración pública que actuaba en contra de los intereses populares, sirvió para que el régimen realizara diversas acciones dirigidas a neutralizar o controlar el descontento social. La represión no se hizo esperar; se esgrimió el delito de disolución social (Art. 145) contra los disidentes del medio urbano y muchos fueron a parar a la cárcel; la persecución se extendió al campo. Soberanía y desarrollo independiente de México. El Movimiento de Liberación Nacional (1961-1967), en el marco de las movilizaciones civiles que han conmovido el escenario político de la revolución social mexicana, ha sido el esfuerzo más importante realizado para lograr la unidad de las corrientes y personalidades que luchan por la soberanía y el desarrollo independiente de México. Es ciertamente una etapa de la historia de la lucha por la unidad del pensamiento y la acción de los sectores revolucionarios. Presenta un parecido, guardando las naturales distancias, con la Convención de Aguascalientes (1915), que en pleno periodo crítico de las movilizaciones militares reunió a los principales jefes con mando de fuerzas en un intento de zanjar diferencias, reunir voluntades y buscar la unidad de los contingentes militares que luchaban por los ideales revolucionarios. Tuvo su origen en la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz ( México, 5-8 marzo 1961), en cuyos pronunciamientos oficiales se declara que: - La fuerza que bloquea el desarrollo de los países de América Latina es el imperialismo de EE.UU. - La derrota del imperialismo es necesario para cualquier plan de desarrollo de nuestros países. - Se rechaza la doctrina Monroe - Se rechaza la política de defensa y seguridad hemisférica patrocinada por los .UU: - Se proclama el Latinoamericanismo como doctrina política que libere nuestras fuerzas productivas - Se busca la solidaridad y cooperación entre nuestros pueblos - Se proclama su contribución a la paz. - A la Conferencia asistieron líderes sindicales y agrarios, dirigentes políticos, artistas e intelectuales de la mayoría de los estados de la República. Lázaro Cárdenas (México), Alberto T. Casella (Argentina), Domingos Vellasco (Brasil) presidieron la ceremonia inaugural. Manifestaron su apoyo a la Conferencia: organizaciones y personalidades de América, Asia, Africa y Europa. Asimismo ferrocarrileros, secciones 12 y 18 de maestros, trabajadores de Industria Militar, cañeros, comisariados ejidales, estudiantes y logias masónicas. A la Conferencia asistieron líderes sindicales y agrarios, dirigentes políticos, artistas e intelectuales de la mayoría de los estados de la República. Lázaro Cárdenas (México), Alberto T. Casella (Argentina), Domingos Vellasco (Brasil) presidieron la ceremonia inaugural. Manifestaron su apoyo a la Conferencia: organizaciones y personalidades de América, Asia, Africa y Europa. Asimismo ferrocarrileros, secciones 12 y 18 de maestros, trabajadores de Industria Militar, cañeros, comisariados ejidales, estudiantes y logias masónicas. Las resoluciones adoptadas por la Conferencia acogen los propósitos manejados desde décadas atrás por diversas movilizaciones populares, tales como: - Anulación de todos los tratados y convenios que afectan la soberanía nacional - Lucha organizada y constante para liberar del imperialismo de EE.UU. al subcontinente - Rechazar toda forma de colonialismo - Apoyo a la independencia de Puerto Rico - Rescate y Nacionalización de los recursos básicos en poder de monopolios internacionales - Reforma agraria integral - Unidad del movimiento sindical de América Latina Incluyen en la coyuntura planteada por la confrontación capitalismo-comunismo de la época los siguientes puntos: - Oposición a la guerra fría y cualquier intento de guerra - Defensa de la soberanía de Cuba - Lucha contra las bases norteamericanas La aparición del MLN ocurre en el escenario mundial que registra la descolonización de África, el movimiento liberador nacionalista en Asia, el triunfo y radicalización de la revolución en Cuba, las luchas obreras de 1958 y 1959 en México. Se ha considerado como “el acontecimiento político más importante en América Latina después de la Revolución Cubana” Los días 4 y 5 de agosto de 1961 se reúnen 182 delegados de 24 estados de la República para instalar la Asamblea Nacional de las Fuerzas Democráticas (AFD) presidida por Heriberto Jara. .El programa del movimiento de liberación nacional (15 de Septiembre de 1961) recogió los propósitos fundacionales de soberanía, emancipación económica y la paz de la conferencia inicial. El programa de la asamblea es claramente democrático y provoca la confabulación del clero político, de las oligarquías locales y el imperialismo yanqui para enderezar una serie de ataques contra el general Lázaro Cárdenas y todo el movimiento. En él se exige el cumplimiento de la Constitución Política de 1917, el respeto a la soberanía los estados de la Federación, la autonomía municipal, la eliminación del centralismo político y el caciquismo, la independencia y efectividad de los poderes de la unión, la lucha contra la corrupción en todos los sectores y niveles de la política y la administración, así como una aplicación efectiva de la justicia. Se exige la expedición de una ley electoral que establezca la representación proporcional, respeto al sufragio, promueva el registro de partidos políticos y acabe con el monopolio del partido oficial. Así mismo, se exige el respeto a los derechos de asociación, de reunión, de pensamiento, de contratación colectiva, de afiliación política de los miembros de los sindicatos, del derecho de huelga y la derogación del artículo 145 de disolución social. Tuvo su origen en la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz ( México, 5-8 marzo 1961), en cuyos pronunciamientos oficiales se declara que: - La fuerza que bloquea el desarrollo de los países de América Latina es el imperialismo de EE.UU. - La derrota del imperialismo es necesario para cualquier plan de desarrollo de nuestros países. - Se rechaza la doctrina Monroe - Se rechaza la política de defensa y seguridad hemisférica patrocinada por los .UU: - Se proclama el Latinoamericanismo como doctrina política que libere nuestras fuerzas productivas - Se busca la solidaridad y cooperación entre nuestros pueblos - Se proclama su contribución a la paz. En juego varias medidas de control político. La agitación del medio político por la renovación de los poderes federales para el sexenio 1964-1970, y protagonismo de varios grupos de diversas tendencias políticas , hizo que el régimen asumiera medidas de control que hicieron ver por un lado el atractivo de los puestos oficiales y por el otro el de las amenazas. López Mateos en 1961 convocó a todos los ex – presidentes, 7 en total --entre ellos tres generales: Plutarco E. Calles, Abelardo L. Rodríguez y Lázaro Cárdenas--, cuatro civiles: Adolfo Ruiz Cortines,, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, a quienes otorgó diversos cargos en el gobierno federal. El ejército, siempre un tema inquietante. El elemento militar a través de sus representativos, jefes y oficiales, que constituyen el sector intelectual y de mayor consciencia social en el instituto armado, estuvieron muchos años representados en la presidencia del partido revolucionario institucional. El Ejército en la mira de la desconfianza y la represión. La politización del ejército ha sido en toda época un tema inquietante para el gobierno. En el instituto armado ha existido siempre un sector intelectual y de mayor consciencia social. Varios jefes y oficiales manifestaron su simpatía por los pronunciamientos del MLN con Lázaro Cárdenas y Heriberto Jara a la cabeza, pero por razones de disciplina guardaron las distancias necesarias. La tropa desde principios de los 40`s había sido desplazada por las organizaciones populares de las filas partidistas; pero la presidencia del partido oficial estuvo en manos de los generales desde 1946 hasta 1964. “La Sombra del Caudillo”, arma política. La politización del ejército ha sido siempre un tema inquietante para el gobierno. En el gobierno de López Mateos, se promovió después de muchos años de indiferencia oficial, el libro La Sombra del Caudillo de Martín Luís Guzmán, que describe una época, la de los años veinte, que se caracterizó por la presencia del militarismo en la política nacional. A los militares, les ha de haber parecido la publicación un recordatorio de la frustrada rebelión protagonizado por los generales Serrano y Gómez y que tuvo su desenlace trágico en la Matanza de Huitzilac. Julio Bracho, director de cine y Martin Luis Guzmán diseñaron el guión de la película sobre el tema y realizaron el film con un tinte político que denigraba al ejército no solo de aquella época sino de otras parecidas. Las protestas de los militares no se hizo esperar y el documental de ficción “La Sombra del Caudillo” quedó enlatado y jamás fue exhibido al gran público. En alguna ocasión se intentó exhibirla al gran público, pero apenas se localizó una copia en 16 mm. de la misma en la filmoteca de la UNAM y más tarde ha sido conocida únicamente en cines –club. Receso del MLN. Hacia 1967 se hablaba de que había entrado en declive el MLN; varias organizaciones que se habían sumado al movimiento se separaron a raíz de las elecciones de 1963. Algunos analistas atribuyen este hecho a la circunstancia de que el MLN dejó en libertad a los partidos políticos que participaban en él para que postularan a sus candidatos y participaran libremente en las elecciones. Esta acción se interpretó como una negativa de apoyo del movimiento para quienes veían en él un organismo con fines electorales, cosa que no representó en ningún momento pues no tuvo carácter de partido. En sus últimos meses (1967) el MLN estuvo bajo la dirección de Heberto Castillo, quien participó en la Habana en la conferencia latinoamericana de solidaridad y mantuvo su combatividad durante los meses críticos que precedieron al movimiento estudiantil de 1968. Una mancha indeleble de la “extrema izquierda constitucional” La crisis política de los años 1958 y 1959 en la que las protestas de los sectores obrero, magisterial y estudiantil pusieron en evidencia los errores de la administración pública que actuaba en contra de los intereses populares, sirvió para que el régimen realizara diversas acciones dirigidas a neutralizar o controlar el descontento social. La represión no se hizo esperar; se esgrimió el delito de disolución social (Art. 145) contra los disidentes del medio urbano y muchos fueron a parar a la cárcel; la persecución se extendió al campo y en mayo de 1962 fue secuestrado y asesinado en Morelos el líder agrarista Rubén Jaramillo y su familia por paramilitares vestidos de civil según relato de los testigos. Rubén Jaramillo había expresado sus simpatías por el MLN; tenía el antecedente de haber luchado en la clandestinidad como guerrillero en 1942 cuando fue perseguido por la defensa que hacía de los derechos de los campesinos; fue amnistiado por el gobierno de Ávila Camacho y en 1952 se postuló como candidato a gobernador de Morelos apoyado por la federación de partidos del pueblo mexicano que postulaba a Henríquez Guzmán como candidato a la presidencia. Nuevamente se lanzó a la guerrilla acusando al gobierno de que se había cometido un fraude en las elecciones. En 1958 fue de nueva cuenta arrestado y amnistiado y volvió a la lucha en defensa de la clase campesina de Morelos. El 23 de mayo de 1962, después de haber sido secuestrados él, su esposa y sus tres hijos en Tlalquitenango, fueron asesinados en Xochicalco, Estado de Morelos, por miembros del ejército y de la policía judicial según una versión signada por la comisión nacional de los derechos humanos (2000) y según relatos de testigos por paramilitares vestidos de civil. Rubén Jaramillo fue un dirigente agrarista identificado con la política cardenista y sus tres hijos estaban afiliados a la organización Juventud Comunista de México. Su historial político registra una intensa actividad en favor de los trabajadores del ingenio Zacatepec. El asesinato de Jaramillo quedó como uno de los “crímenes políticos más brutales del siglo XX”. Mano dura contra los disidentes. La represión contra las organizaciones obreras y el asesinato del líder agrarista pusieron en claro, desde entonces, el perfil que iba a asumir en lo sucesivo el sistema frente a los reclamos populares, a pesar del discurso oficial que proclamaba el apego a los principios democráticos y de protección de los intereses del proletariado. Conflicto en la cúpula del Partido Revolucionario Institucional. En el reparto de las curules en el Senado y la Cámara de Diputados y en los Congresos de los Estados, el peso de los corporativos obreros y campesino era cada vez mayor y dejaba poco margen al Ejecutivo y al Partido para colocar s sus favoritos. Se inició entonces en la cúpula del PRI (Carlos A. Madrazo, 1963-1964) la campaña orientada a privilegiar la consulta a las bases por medio del plebiscito. Esto ocasionó un serio conflicto en las filas del partido oficial y el titular del Comité Ejecutivo nacional del mismo enunció. El Movimiento del 68. La acción combinada de la clase intelectual representada por maestros y alumnos de los centros de estudios superiores (UNAM, IPN, ENM), de organizaciones obreras y campesinas y de la clase media popular sensibilizadas por el MLN en los años precedentes, condujo a las concentraciones populares de protesta que pusieron en predicamento al régimen En 1968 se desató una ola de protestas estudiantiles que puso en serio predicamento al gobierno. El incidente que dio origen al escándalo no fue tanto la escaramuza ocurrida (22 de julio 1968) entre estudiantes de dos escuelas, una vocacional del IPN y la secundaria Isaac Ochoterena en la ciudad de México, que se liaron a golpes por algo intrascendente. Lo que provocó las protestas fue la represión policíaca contra estudiantes inermes que produjo tres muertos y varios heridos, en un ambiente sobrecargado de tensiones políticas tanto internas como del exterior. Los movimientos de izquierda estaban latentes desde las represiones de los años cincuenta y se reactivaron con las protestas de 1962 por la invasión de Estados Unidos en Playa Girón, Cuba. Por otra parte, la población es siempre especialmente sensible cuando se trata de agresión a jóvenes estudiantes. Después de los trágicos acontecimientos de Tlaltelolco (1968) el régimen se vio obligado a asumir de hecho y de palabra, aunque con muchas limitantes un nuevo acercamiento a las causas populares. En sus últimos meses (1967) el MLN estuvo bajo la dirección de Heberto Castillo. quien participó en la Habana en la conferencia latinoamericana de solidaridad y mantuvo su combatividad durante los meses críticos que precedieron al movimiento magisterial, estudiantil, obrero, campesino y popular de 1968. La acción combinada de la clase intelectual representada por maestros y alumnos de los centros de estudios superiores (UNAM, IPN, ENM), de organizaciones obreras y campesinas y de la clase media popular sensibilizadas por el MLN en los años precedentes, condujo a las concentraciones populares de protesta que causaron la preocupación y alarma del régimen en 1968. En esas manifestaciones masivas de inconformidad contra el gobierno se veía la influencia del MLN, pues de otra manera no se explica la persecución que se inició contra su dirigente Heberto Castillo que finalmente se entregó preso y fue recluido en la penitenciaría. Dos intereses tras el Movimiento del 68. El movimiento de protesta estudiantil y popular de 1968 contra el régimen, conocido como el Movimiento del 68, presenta cuando menos dos aspectos desde los cuales se le debe estudiar. Dos puntos de vista se inscriben para examinar el conjunto: 1), de un lado el de un movimiento homogéneo estudiantil y ciudadano, de orígenes claramente establecidos y objetivos bien definidos desde el movimiento de liberación nacional (1961-1967), que aglutinó a las masas en una acción uniforme dirigida a obligar al régimen a rectificar su política ajena a los intereses populares y apegarse a los establecido en las leyes fundamentales de la nación; y 2), de otro lado, el punto de vista que se centra sobre un conjunto de acciones de grupos políticos de años atrás organizados y a caza de oportunidades para minar las bases del Estado, romper la estructura del llamado desarrollo estabilizador, desacreditar al gobierno en turno y tratar de establecer una nueva política, varios sexenios después conocida como neoliberal. Es común considerar que el movimiento de liberación nacional (MLN) influyó sobre las acciones de los estudiantes y de las organizaciones que apoyaron al movimiento. Aun cuando el MLN había sido hostilizado desde diferentes frentes, varios de sus simpatizantes y dirigentes coaptados y neutralizados por el oficialismo, los cuadros deshechos por la represión y las bases desmembradas y aun desorientadas en un proceso de reorganización, sí tuvo suficiente influjo para aglutinar a los manifestantes en torno a reclamos muy concretos como: libertad de los presos políticos, derogación del Art. 145 relativo a disolución social, derechos sociales de obreros y campesinos, autonomía universitaria, educación superior, reforma agraria integral, etc. Los grandes contingentes reunidos de las clases sociales más combativas atestiguan la popularidad del movimiento. Desde el otro punto de vista mencionado, los grupos políticos tradicionalmente opuestos al ideario de la revolución democrática popular vieron en el movimiento del 68 la oportunidad de infiltrar sus huestes, ganar posiciones para debilitar al régimen, prepararse para la lucha posterior sabiendo de antemano que el gobierno iba a adoptar medidas populares y “populistas” para enfrentar la situación. Nuevamente, como en los viejos tiempos de las movilizaciones armadas, los políticos de la contracorriente aplicaron el viejo adagio de “a río revuelto, ganancia de pescadores”. El movimiento del 68 fue seguramente infiltrado por agentes internos y externos de la oposición de la derecha representada por grandes empresarios interesados en atraer inversiones extranjeras de signos monopólicos –principalmente de los EE. UU.--, propiciar la importación de productos a precios lesivamente competitivos para la industria nacional, disminuir la intervención del estado en la regulación de la economía, alcanzar un mayor control sobre los sindicatos y propiciar la privatización de empresas paraestatales del área de los recursos energéticos: petróleo y electricidad; de la de comunicaciones: ferrocarriles, carreteras, teléfonos y de las instituciones públicas dedicadas a los programas de salud, educación, vivienda y alimentación. De esta manera se explica la expresión que tuvo un presidente electo que se significó después por su labor de desmantelamiento del Estado, cuando dijo ante la prensa “veinte años después pero lo logramos”. Después de 1968 la credibilidad del régimen quedó deshecha; se profundizó la desconfianza en el discurso oficial y en sus acciones. La proximidad de las elecciones presidenciales introdujo un elemento de agitación apenas disimulada por el temor a la represión violenta, se creó una situación de inestabilidad y recelo y la cúpula política se movilizó en busca del candidato que mejor garantizara la recuperación de la confianza popular, la continuidad del régimen y la eliminación de los escollos que pudieran generar un nuevo movimiento desestabilizador. En torno al “parteaguas” del 68. Se maneja en varios estudios realizados sobre el movimiento del 68 la idea de que éste fue un parteaguas en todos los órdenes de la vida nacional. México, se dice, ya no fue el mismo a partir de la masacre de Tlaltelolco. Hay que precisar en qué sentido fluyeron las corrientes que resultaron de la crisis que enfrentó el sistema político mexicano y no exagerar ni minimizar la importancia de los cambios generados. Gustavo Díaz Ordaz dejó entrever en sus informes de gobierno después de 1968 que estaba convencido de haber salvado a la nación de las garras del comunismo en expansión o del neoliberalismo y la economía global que empezaban a posicionarse en sus respectivas áreas de influencia. Desde luego no es de admitirse esa convicción; los descuidos del régimen desde los mismos comienzos del “desarrollo estabilizador” al permitir los abusos de industriales y comerciantes en perjuicio de los salarios, al amparo de la alianza con el gobierno, generó el desapego de las masas trabajadoras Por otra parte, el endeudamiento externo para financiar la planta productiva debilitó al gobierno que se volvió vulnerable al ataque de las economías transnacionales y de las élites domésticas interesadas desde tiempos atrás en recuperar el manejo de la economía y la política nacional. Entonces, –1968--, el terreno estaba abonado para el viraje que pocos años después insertó a México en el ámbito de los países subordinados a la división internacional del trabajo, con una economía atada a la condición de país exportador de materias primas e importador hasta de los artículos básicos para la subsistencia y un mayor adelgazamiento del Estado benefactor. El sello ovalado con el texto de “Hecho en México” apenas se conservó en algunas mercaderías y el “slogan” de “consuma lo que el país produce” no volvió a aparecer en la publicidad oficial. Sin duda había triunfado la política de aumentar las importaciones. ¿Qué pasó después? Después del 68, a pesar de la política de apertura que de manera idónea o simulada implementó el régimen, la situación de las mayorías no mejoró; al contrario, cada vez fue empeorando no obstante los esfuerzos oficiales realizados para ofrecer una mejor atención en materia de salud, educación, alimentación y vivienda. Hacia 1973 ya se había abandonado la política de sustitución de importaciones y la balanza de pagos se vio afectada por la compra masiva en el extranjero de productos básicos y manufacturados. El presupuesto federal siguió dependiendo en gran parte de los ingresos petroleros; la recaudación de impuestos continúo siendo deficitario y se tuvo que recurrir al incremento de la deuda externa para financiar renglones de la economía nacional que no podían dejarse a la libre interacción de las leyes del mercado. Si existió tal parteaguas, se localiza en el fortalecimiento del ataque de los enemigos del Estado benefactor. Se recrudeció la lucha de los empresarios no comprometidos con el desarrollo nacionalista por atraer inversiones extranjeras de signo monopólico, al mismo tiempo que las guerrillas aumentaban en número y en agresividad. Renovación de poderes y continuismo imposible. En las elecciones para el ejercicio presidencial 1971-1976, el presidencialismo aún vigente inclinó la balanza a favor del Secretario de Gobernación, quien aparecía en el imaginario popular como el colaborador eficiente que había restaurado el orden siguiendo las instrucciones del presidente en el conflicto del 68 y de esta manera salvar el crédito nacional al hacer posible la realización de las Juegos Olímpico de ese año. Precisamente la realización de este evento que sólo pueden llevar a cabo los países con economía floreciente, así como el apoyo de las élites empresariales favorecidas por el “desarrollo estabilizador”, permitió al gobierno un margen de maniobra suficiente para decidir la sucesión presidencial. Las organizaciones campesinas y obreras, de antaño manipuladas, solo sirvieron de comparsa para las operaciones políticas necesarias. Oposición a la candidatura de Luis Echeverría. Como era de esperarse, los grupos empresariales interesados en dar un golpe de timón a la política de intervención del Estado en la economía, continuaron con mayor ímpetu su tarea de impedir el ascenso al poder de cualquiera que favoreciera la alianza del proletariado con los núcleos de empresarios nacionalistas. Son bien conocidas las maniobras de los operadores políticos de la contracorriente empresarial, incrustados en la administración pública y los partidos -- caso Alfonso Martínez Domínguez--, para tratar de neutralizar la candidatura de Luis Echeverría; inclusive se habló de atentados para eliminar físicamente al candidato. Nuevo impulso a los programa sociales En un escenario por demás desfavorable, el gobierno de Luis Echeverría (1971-1976) trató de restablecer la confianza popular, que estaba seriamente dañada por los recientes actos de represión violenta contra maestros, estudiantes, obreros y campesinos. (1968). Se vio el propósito de incidir en la educación popular, que es uno de los factores esenciales del bienestar social, mediante el incremento del presupuesto para construcción de escuelas y producción de libros de texto gratuitos. Hubo un acercamiento con el sindicato nacional de trabajadores de la educación (SNTE) y el instituto de seguridad y servicios sociales para los trabajadores del estado (ISSSTE), cuya titularidad ocupó sucesivamente Edgar Robledo, muy allegado al presidente. En materia de seguridad social, principalmente en el área de salud pública, las reformas de 1973 se significaron por la introducción del concepto de solidaridad social que permitió la incorporaron al IMSS de nuevos grupos de cotización que no habían sido contemplados en la legislación original. Se continuó la construcción de unidades de medicina familiar y de hospitales de especialidades. Para atender el problema habitacional se creó el instituto del fondo nacional de la vivienda para los trabajadores (INFONAVIT) que junto con otras instituciones como el FOVISSSTE se ocuparon en impulsar las unidades habitacionales para asalariados. La compañía nacional de subsistencias populares (CONASUPO) que desde años atrás estaba siendo combatida por comerciantes afiliados a la cámara nacional de comercio (CANACO), acusándola de competencia desleal, recibió el apoyo del gobierno y se mantuvo como fuente proveedora de recursos alimenticios y accesorios del hogar con precios accesibles para la población de escasos ingresos, hasta que nuevos embates de los comerciantes organizados acabó con esa institución que estaba al servicio de la economía familiar. Oposición tenaz al Estado benefactor. La intervención del Estado, en las áreas de educación, trabajo, salud, vivienda y alimentación, con todas las deficiencias que pudiera presentar, revela el interés no siempre fructífero, de incidir directamente en la procuración del bienestar social. Los defensores de la tesis de adelgazamiento del Estado, de la desaparición de las empresas paraestatales, de las tiendas sindicales y toda clase de empresas financiadas con capital social, los que defienden la idea de evitar la intervención del Estado en la regulación de la economía y promueven la omnipresencia del capital privado en todas las actividades industriales y comerciales, es natural que se hayan opuesto a la política gubernamental de entonces, --afectada además por la proliferación de los impuestos--, que trataba de conservar y mejorar, sin grandes expectativas, algunos aspectos del anterior periodo de desarrollo llamado estabilizador. Fueron infructuosos varios esfuerzos. Los resultados de la política de restauración no alcanzaron a beneficiar al grueso de la población nacional. La crisis en la producción del campo, como el caso de la industria azucarera que empezó a resentir la baja en las importaciones de azúcar por parte de los EE. UU., afectó las relaciones del gobierno con los proveedores de caña, que exigían mejores condiciones a los ingenios expropiados por el gobierno y llegaron a poner en riesgo la seguridad de la población cuando se manejó por algunos extremistas, la posibilidad de la intervención de los grupos guerrilleros que operaban en algunas regiones del país, .(Veracruz, Impulsora de la Cuenca del Papaloapan, antiguo ingenio San Cristóbal, 1974). México, señalado como país de riesgo. En varios renglones la situación empeoró en comparación con los sexenios anteriores. Los índices de empleo no crecieron por insuficiencia de inversiones oficiales y privadas; los dueños del capital tanto nacionales como extranjeros se decidieron por retirar sus depósitos propiciando la fuga de divisas y la devaluación de la moneda nacional. El gobierno recurrió al endeudamiento externo para enfrentar la crisis. México fue considerado un país de riesgo y los inversionistas prefirieron canalizar sus capitales a otros países catalogados como paraísos fiscales. En cuanto a otros factores de bienestar social como son: la cultura, la recreación, la libertad y la seguridad, se puede afirmar que se mantuvieron al mismo nivel de sexenios anteriores. Hacía falta una mayor intervención del Estado en la administración de las instituciones de cultura y el presidente de la República solicitó propuestas para impulsar el desarrollo en esta área, particularmente el del instituto nacional de bellas artes (INBA). • El autor de este ensayo envió al titular del Ejecutivo, por conducto de la secretaría de la presidencia, en 1975, la propuesta para la creación del Consejo Nacional de las Artes, cuyo proyecto de ley fue enviado a las cámaras legislativas que no lo aprobaron ese año quizás porque la propuesta generó polémicas en la opinión pública, principalmente de los individuos y empresas dedicadas al arte con miras evidentemente comerciales. Fue hasta el sexenio de 1982-1988, con Miguel de la Madrid en la presidencia, cuando se creó el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CONACULTA) promovido por políticos y escritores oficialistas. Libertad de expresión. Abuso y represión. La libertad de expresión siempre ha encontrado en México numerosos escollos para realizarse. Se utilizan medios represivos que van desde el boicot a la dotación de papel periódico por medio del monopolio gubernamental, el retiro de la publicidad oficial, el soborno por medio del “embute” , “chayote” o dádiva oficial, hasta la represión violenta con daños a las personas, la administración y propiedades de los disidentes, --caso Excélsior de Julio Scherer en 1976--. El control oficial sobre los medios masivos de comunicación; prensa, radio, televisión, no ha permitido la difusión de las ideas que no siguen las pautas del discurso oficial. La disidencia es excluida de las páginas de los periódicos controlados por las oficinas de prensa gubernamentales; los mensajes de los medios electrónicos, radio y televisión son difundidos previa censura oficial. Sólo a últimas fecha, con el desarrollo de las redes sociales electrónicas, la difusión de ideas disidentes, --muchas veces mal fundadas y francamente disolventes o vulgares--, se ha visto acrecentada y es necesario para aprovechar la ventaja que brindan las redes electrónicas que su ejercicio se realice con mayor sentido de responsabilidad. Frustraciones de la Reforma Agraria. Quizás con la idea de retomar en serio o como una táctica política el experimento socialista de la etapa 1920-1940 Echeverría intentó restablecer el reparto agrario para generar nuevas fuentes de ingresos para los campesinos, por medio de la afectación de latifundios que todavía subsistían a más de 60 años de iniciada la transformación que dio vida a la revolución social; pero la reacción de los usufructuarios de grandes extensiones de tierra ociosas o dedicadas a la agricultura y la ganadería le generó una oposición que no permitió avances significativos del proyecto. El titular, Alfredo V. Bonfil, de la Secretaría de la Reforma Agraria, instrumento básico para la realización del reparto de tierras desapareció en un accidente de aviación. En el discurso oficial (1971-1976) se mantuvo la tesis de la propiedad de la nación sobre los recursos del suelo y del subsuelo y se retomó en parte la política cardenista del reparto agrario al hacer realidad la afectación de varios latifundios del norte de la República. no quedó claro quienes fueron los legítimos beneficiarios del reparto de grandes extensiones de tierra en el valle del yaqui (19 de noviembre de 1976), que ocasionó la muerte de varios campesinos y la renuncia del entonces gobernador de sonora Carlos Armando Biebrich, acusado de traición al presidente. El reparto agrario estaba programado para extenderse a otras entidades federativas del Sur y Sureste, pero a raíz del deceso trágico del secretario de la Reforma Agraria, Alfredo V. Bonfil la política de reivindicación del campo se abandonó. Los trabajadores de la educación alcanzaron algunos beneficios y se realizaron las reformas a la Ley del ). Seguro Social para incorporar a los trabajadores del campo y las reformas a la Ley Federal del Trabajo incorporaron para los asalariados las prestaciones complementarias del salario como el reparto de utilidades, el aguinaldo y otros estímulos económicos. Rectoría del Estado en la economía. Se ratificó la autoridad del Estado como rector de la rectoría de la economía y su intervención en la administración de los recursos estratégicos como el petróleo. Sin abandonar su vocación de apoyo al sistema capitalista, orientó su desarrollo con tintes nacionalistas y una diversificación del mercado externo (1970-1982), lo cual atrajo la animadversión del empresariado nacional y del gobierno de los EE. UU. Bien entrado el sexenio de Luis Echeverría los rescoldos de los enfrentamientos entre el gobierno y las organizaciones populares de los sexenios anteriores excitaron la formación de guerrillas urbanas y rurales (Guerrero, Michoacan , Oaxaca, Morelos) que mantuvieron en jaque al gobierno. La clase empresarial aliada del capital extranjero empezó a sentirse lesionada por las reformas laborales y la reorientación de la política interna en general. La oposición de los poseedores de grandes capitales adquirió proporciones de conspiración en un escenario lastimado por el trágico desenlace del golpe militar en Chile contra el presidente Salvador Allende. Hubo intentos de la derecha de aprovechar esas guerrillas para provocar enfrentamiento con las fuerzas armadas (protestas de los azucareros en Veracruz y la guerrilla guerrerense, 1974). Apoyo a la política exterior independiente. La política exterior de México se caracterizó por su afiliación a los países no alineados con ninguno de los bloques dominantes (capitalismo y comunismo) y proclamó el principio de la Soberanía, Independencia y Autodeterminación de los Pueblos, así como la Carta de los Derechos y los Deberes de los Estados. Se promovió la afluencia de capitales europeos. Aparecen las guerrillas urbanas y rurales. En el segundo periodo se ubican las decenas de guerrillas que surgieron en las década de 1960 y 1970, y muchas de las cuales fueron destruidas o neutralizadas en la década 1970-1980 de la llamada guerra sucia. Algunas, como la Liga Comunista 23 de septiembre y las que se relacionan con las federaciones estudiantiles universitarias (FEUS de Sinaloa, FEUG, de Jalisco y las de Sonora, Chihuahua y del Distrito Federal) presentan una clara definición de sus propósitos expresados en documentos, proclamándose de izquierda aunque no siempre congruentes con su ideario en su actuación cotidiana. En este primer grupo se sitúan también las movilizaciones guerrilleras atribuidas a las escuelas normales rurales afiliadas a la confederación de jóvenes mexicanos (CJM) y a la federación de estudiantes campesinos socialistas de México (FECSM). En un segundo grupo están decenas de organizaciones clandestinas sin un claro perfil ideológico o con motivaciones locales o parciales, que se fueron adhiriendo a otras guerrillas de izquierda por inercia y para subsistir, o entraron en declive reduciéndose a pequeños grupos de militantes; de estas no existe documentación suficiente ni fehaciente para evaluar su significación en el movimiento guerrillero de mediados del siglo XX. El tercer grupo lo forman un conjunto de guerrillas o contra-guerrillas, las que son tema de marcadas controversias, que operaron como todas de manera subterránea, pero disimulando sus fines o sin revelar sus verdaderas intenciones; con la diferencia de que sus miembros aleccionados fueron infiltrándose en las de mayor activismo. Ya con posiciones ganadas en el interior de las organizaciones clandestinas, las células de tinte conservador auspiciadas por la derecha nacional y el imperialismo, aprovecharon la oportunidad para recrudecer el ataque contra el gobierno que se esforzaba por retomar una experiencia cardenista en materia agraria, el reparto de latifundios, y por restablecer el anterior status desarrollista de los próximos sexenios anteriores. . Por su parte, la contraofensiva del gobierno que se mostraba visible en los comandos de la Brigada Blanca, se sirvió también de las contra-guerrillas y de las infiltraciones para combatir la subversión, sirviéndose del viejo postulado de la homeopatía: similia similibus curantur (lo igual cura lo igual). No hay que olvidar que los guerrilleros siempre se quejaron de que habían sido traicionados por sus propios dirigentes. En este entorno de guerrillas muy activas, los enemigos del sistema propiciaron una campaña desgastante contra el régimen agravada por la intromisión de agentes extranjeros para desestabilizar el país, a la manera que se hizo para derrocar al gobierno socialista de Salvador Allende en Chile. La situación se volvió crítica en 1973; se cuestionó la capacidad del Estado para reprimir la subversión y se auguraba una inminente caída del gobierno. En septiembre de ese año fueron asesinados dos prominentes directivos empresariales: Fernando Aranguren en Guadalajara y Eugenio Garza Sada en Monterrey. La Liga 23 de septiembre fue señalada como autora de los crímenes y nunca sus miembros reivindicaron ni negaron los hechos. Se aumentaron los recursos destinados al combate de las guerrillas y cobraron fuerza los operativos que más tarde se conocieron como parte de la guerra sucia. En corto plazo, fuerzas ocultas del sistema operaron con eficacia y no prosperó la conspiración y el golpe de estado. Las guerrillas se fueron desintegrando en pequeños grupos que se dedicaron a buscar nuevos aliados en la clandestinidad. López Portillo, sin oponente de la derecha. Cabe mencionar que la candidatura presidencial de López Portillo no tuvo oponente del partido tradicional de derecha (PAN) y apareció sorpresivamente –al mejor estilo del sistema político mexicano--, cuando en la recta final contendían dos precandidatos, Mario Moya Palencia y Hugo Cervantes del Río, colocados, cada uno, más cerca de cada extremo del espectro político. No está por demás decir que su abuelo, José López Portillo y Rojas, formó parte del último gabinete de Porfirio Díaz. La perspectiva a corto y mediano plazo estaba ya bien delineada. La conformación del gabinete de López Portillo dejó entrever que no iba a haber continuismo; que iba a establecerse un nuevo orden en beneficio de la pluralidad, la inclusión y la apertura no sólo en la política sino también en la economía y las superestructuras resultantes del desarrollo de ésta. Si esta política se diseñó con la anuencia del presidente Echeverría es tema aún no esclarecido; pero lo cierto es que desde el principio, con la inclusión de Jesús Reyes Heroles como secretario de gobernación y de Carlos Hank González como jefe del departamento de distrito federal, y más tarde la elección de Alfonso Martínez Domínguez como gobernador de Nuevo León, – los tres personajes abiertamente opuestos a Luis Echeverría--, dejó en claro que los cambios ofrecidos se iban a producir tarde o temprano. Por esas fecha circuló en el inframundo de la política el dicho “con un presidente como éste, ya la hicimos” propalado por algún personaje de las cámaras nacionales de comercio (CANACO). José López Portillo.1976-1982. Desde las oficinas de la secretaría de hacienda (SHCP), en el sexenio 1970-1976 se empezó a tejer la red que envolvió a los empresarios, a quienes se les vendió la promesa de cambios sustanciales en la orientación del régimen. Apareció en la escena política el grupo de los profesionales de la administración pública a los que el pueblo endilgó el nombre de “tecnócratas”, mismos que más tarde con López Portillo en la presidencia y la participación del instituto de estudios económicos, políticos y sociales (IEPES) produjeron el primer plan nacional de desarrollo (PND), cuyo antecedente más remoto, solo de nombre, se encuentra en el plan sexenal del gobierno cardenista. El descubrimiento de grandes reservas de petróleo en el territorio nacional (1976-1982) fortaleció el crédito del gobierno y se tuvo acceso a empréstitos de los bancos mundiales para financiar las inversiones previstas en el plan de desarrollo. El sexenio anterior había implementado varios programas orientados a mejorar el nivel de vida en las áreas marginadas, principalmente en el medio rural; pero las acciones, muy variadas por su naturaleza y dispersas en el medio geográfico carecían de una coordinación adecuada. Se financió, vía empréstitos externos, la construcción de miles de unidades médicas rurales (UMR) en las comunidades de mayor rezago económico-social, y la prestación de los servicios médicos se realizó en coordinación con el instituto mexicano del seguro social (IMSS) mediante un convenio denominado IMSS-COPLAMAR. Al final del sexenio de López Portillo se repitió la fuga de divisas como en el sexenio anterior, de tal magnitud que el Presidente habló de un saqueo y se vio obligado a expropiar la banca. Sobrevino una serie de devaluaciones del peso y la deuda externa creció a niveles impensables a mediados del siglo, cuando se hablaba de los “mejores” años de la economía nacional. ¨ Nota particular. En septiembre de 1976, el autor de este ensayo presentó al titular del Ejecutivo, por conducto de la secretaría de la presidencia (SP) como en el caso del proyecto del Consejo Nacional de las Artes, la propuesta para la creación de un organismo encargado de coordinar todos los programas formulados bajo el principio de la solidaridad social para la atención de las zonas deprimidas y grupos marginados. Faltaban pocos meses para finalizar el sexenio y no se avanzó en la propuesta o se ignoró; poco tiempo después, ya en el sexenio lopezportillista pareció que fue retomada la misma o se diseñó algo similar que fructificó en la creación de la coordinación para la atención de las áreas marginadas (COPLAMAR El Complejo de petroquímica de Coatzacoalcos. El gobierno de López Portillo se comprometió en una empresa de alto riesgo, pensando en la autosuficiencia de productos derivados del petróleo. Se impulsó la petroquímica con la construcción del Complejo Pajaritos y sus filiales en Coatzacoalcos. Años después la competencia de los grandes consorcios internacionales de la petroquímica y la política de desmantelamiento de la rectoría del Estado en la economía, llevaron todo el esfuerzo a la bancarrota. Nacionalización de la banca. Al término del sexenio 1976-1982 se vio claramente que la presencia del Estado como órgano rector de la política económica se encontraba deteriorada. Un signo revelador fue la salida de grandes capitales que dejaron exhaustas las arcas del Banco de México, situación que obligó al gobierno a tomar una medida drástica que se venía aplazando desde tiempo atrás: la expropiación de los bancos comerciales y el manejo de todas las operaciones de la banca por parte del Estado. Esta acción del Estado generó acerbas críticas por parte de los elementos conservadores integrados en las cámaras empresariales y un sector de la población desinformada o ligada a los intereses de los industriales y los comerciantes. En general, la intervención de los bancos fue bien aceptada por la población, que en su mayoría tiene relaciones con esas instituciones para operaciones comunes que tienen que ver poco con cuestiones de fondo de la política económica, y que no presentaron variantes de consideración respecto a los procedimientos anteriores de la banca expropiada. Se dispara la deuda interna y externa. El endeudamiento del gobierno federal se disparó a niveles extraordinarios y sobrevino la devaluación del peso. La falta de liquidez se resolvió con empréstitos otorgados por la banca internacional con la garantía de las reservas de petróleo. La planificación para el siguiente sexenio consideró prioritario el pago de la deuda externa echando mano de cuanto recurso estuviera disponible. En el presupuesto federal se frenaron las inversiones en infraestructura; y varios renglones del mismo relacionados con la política social sufrieron merma en sus recursos. La desincorporación de las empresas paraestatales se inició con el argumento de que resultaban ser una carga para el gobierno y toda la estructura de la economía nacional se orientó al esquema neoliberal que se propone el adelgazamiento de la intervención rectora del Estado y el fortalecimiento de la libre expresión de las leyes de mercado. De esta manera hizo irrupción en la política nacional con agresividad y halagüeñas perspectivas el propósito largamente acariciado de las clases poseedoras de grandes capitales de intervenir en renglones clave de la economía. En la mira de las grandes inversiones tanto domésticas como extranjeras, se ubicaron los recursos estratégicos de la nación: petróleo, minería, electricidad, tierras para la agricultura y la ganadería, comunicaciones agua y recursos eólicos. Se abrió el comercio a las grandes corporaciones transnacionales, relegando a segundo término la política de industrialización basada en la substitución de importaciones; y en cuanto al sector terciario se empezó a alimentar la idea de privatizar los servicios médicos que han estado a cargo de las instituciones oficiales de seguridad social; aumentar la participación del capital privado en todos los niveles de la educación, incluyendo los aspectos normativos; disminución del interés gubernamental en la promoción del sistema alimentario, en el financiamiento de la vivienda popular y en la seguridad pública. La política colaboracionista entre Estado, empresas y trabajadores, que se inició en los años cuarenta del siglo XX, con serio deterioro del sindicalismo y que produjo un relativo bienestar con mayores ventajas para las clases poseedoras de los medios de producción, ya para los años sesenta se encontraba seriamente deteriorada y se resquebrajó en definitiva a partir de los años ochenta, dejando relegados con escasa participación en la política a los sindicatos obreros y burócratas y a las organizaciones campesinas . La conformación de las cámaras legislativas, tanto la federal como las de los estados de la República, confirmó la mayor presencia de los elementos conservadores en la política nacional. Gobernadores, senadores y diputados, inclusive presidentes municipales, fueron extraídos de las filas de industriales y de comerciantes o de gentes a su servicio. Más tarde esos cargos de elección se iban a convertir en un remedo de patrimonio familiar, al grado de que para las primeras décadas del siglo XXI es común ver que los funcionaros electos tratan y muchas veces logran heredar sus cargos a familiares cercanos y no sólo a amigos como antes se acostumbraba. Después del descrédito mundial que se ganó con los acontecimientos de 1968, la política internacional del gobierno se enfocó a nuevas estrategias diplomáticas. Se mostró un claro apoyo al gobierno revolucionario de Fidel Castro, como se había hecho en el sexenio anterior con el gobierno socialista de Salvador Allende. Este comportamiento se apoyó en una mayor complacencia con los grupos de izquierda ajenos a las guerrillas existentes. Medidas de emergencia en política internacional. La apertura política del sexenio 1971-1976 se continuó en periodo 1976 -1982, destacando entre otras concesiones a la oposición, el reconocimiento del Partido Comunista Mexicano como fuerza política organizada. Esta acción junto con el apoyo brindado a la revolución de Cuba y a los países centroamericanos, Panamá, Nicaragua y El Salvador en sus confrontaciones con Estados Unido, se usaron como catalizadores con la intención de generar en un gran sector de la opinión pública nacional e internacional una mayor aceptación del nuevo régimen mexicano, en previsión de un conflicto con el gobierno republicano de Estados Unidos. México se ofreció como mediador en las dificultades que tuvieron con el gobierno estadounidense el presidente de Panamá, el general Omar Torrijos en las negociaciones por el traslado de la soberanía del canal de Panamá, los guerrilleros sandinistas de Nicaragua y los del Frente Farabundo Martí de El Salvador. La táctica mediadora sirvió para no comprometer más allá de la estrategia diplomática la posición de México. Laa tácticas de la diplomacia estuvieron dirigidas a conseguir apoyos de los países con quienes se comparten los mismos ideales antiimperialistas. En el primer año de gobierno de José López Portillo, de ascendencia española, se dieron por terminadas de común acuerdo las relaciones diplomáticas con el gobierno en el exilio de la República Española y se reanudaron con el nuevo gobierno de España presidido por Adolfo Suárez. La prisa por establecer relaciones con el nuevo gobierno español y el marcado interés del mandatario mexicano por destacar su origen peninsular, (sus ancestros eran nativos de Caparroso), se interpretaron --junto con su nepotismo y frivolidad--, como debilidades Impropias de un gobernante. El presidente López Portillo fue a La Habana a la celebración del XX aniversario de la revolución cubana. En 1979, el obispo de Roma, Karol Woytila, jefe del Estado Vaticano, visitó las ciudades de México, Puebla, Oaxaca, Guadalajara y Monterrey y en los años siguientes se continuaron los contactos con la sede apostólica Al final de su mandato, López Portillo creyó que era el último Presidente revolucionario de México, aunque de hecho fue el primer presidente que con una política de reapertura indiscriminada, abrió de par en par las puertas a la reacción conservadora, que se encargó de implantar durante cuarenta años el neoliberalismo. Córdoba, Ver., 24 de septiembre de 2021.