viernes, 11 de septiembre de 2020

PARTIDO Y MOVIMIENTO (Continuación) Aurelio Altamirano Hernández.

 

PARTIDO Y MOVIMIENTO  (Continuación)

Aurelio Altamirano Hernández.

Al  principio señalé que MORENA como partido político no es lo mismo que el Movimiento de Regeneración Nacional (MRN);  afirmé también que el verdadero sustento del gobierno morenista,   en la actualidad,  es la movilización social heterogénea que arrasó en las elecciones de Julio de 2018.

A MORENA   le falta para  consolidarse un programa de acción bien estructurado,  una ideología definida, identificada realmente en lo económico, político, social y cultural con los más elevados principios de las revoluciones de Independencia, de la Reforma Laica y de la  transformación democrática surgida en la década de  1910.

El MRN logró en 2018 una verdadera revolución pacífica al derrotar en las urnas a una coalición de partidos que se empantanaron  por  más de treinta años en una nueva versión del liberalismo, supuestamente progresista, pero más bien sujeta a los dictados de un capitalismo imperial que se resiste a morir.

El partido surgido del MRN se convirtió  en un organismo dentro de otro organismo que lo alimentó con todo el capital político alcanzado en la histórica  contienda  electoral. Casi se volvió un parásito. Delegó en el Ejecutivo la lucha cotidiana  a nivel   federal, estatal y municipal  y en todos los aspectos de la economía, la política, la cultura  y la confrontación con la reacción conservadora  y de algunos críticos surgidos del fuego amigo.

MORENA requiere de una reorganización a fondo, con dirigentes idóneos que reúnan inteligencia,  capacidad, dinamismo, honestidad y lealtad. No puede confiarse la dirección del partido a elementos de dudoso comportamiento, con historial contaminado por la pertenencia a otras corrientes partidistas regresivas  proclives a alianzas que atentan contra los intereses nacionales.

Hay suficientes recursos humanos de reconocida solvencia intelectual y moral, de auténtica  militancia en la democracia social que parece identificar al gobierno actual, para fortalecer al partido de la 4T. Pero no hay espacio para confiarse de ciertas apariencias.

 Las próximas elecciones de Gobernadores, diputados federales y locales y presidentes municipales  servirán para definir  si continúa la revolución  social pacífica o todo lo hecho hasta ahora ingresará al archivo de los intentos frustrados de un cambio positivo en la vida nacional.

Ciudad de México, 11 de septiembre de 2020.

 

 

 

jueves, 10 de septiembre de 2020

PARTIDO Y MOVIMIENTO. Aurelio Altamirano Hernández.

 

PARTIDO Y MOVIMIENTO 

Aurelio Altamirano Hernández

MORENA, acrónimo o abreviatura de Movimiento de Regeneración Nacional  y el  MRN, aunque pudiera pensarse que son lo mismo, no  lo son.

 MORENA  es un partido político nacional configurado al estilo de los demás partidos, con una estructura cupular y representaciones en los Estados, con Estatutos y demás documentación que exige el INE a los partidos. Es decir, con una estructura organizacional y funcional elemental comprobada en papeles y de alguna manera en la práctica con militantes y simpatizantes que participan con su presencia en mítines, marchas, asambleas, encuestas y deliberaciones y apoyan con su voto en las elecciones   nacionales  y locales.

La  ideología y las acciones  del partido están de cierto modo inspiradas  en los objetivos del MRN, pero, insisto, no son la misma entidad desde el punto de vista político.

El MRN  representa una movilización de masas populares, de extracción muy diversa, compuesta de varias clases sociales, desde las de mayor marginación que viven en el medio rural y las más desprotegidas de las barriadas.

 citadinas, hasta miembros de clases sociales encumbradas, pasando por una clase media plural en la que convergen profesionales, obreros y artesanos calificados, pequeños y medianos empresarios , burócratas y una amplia gama de ciudadanos a quienes se cataloga de manera imprecisa como sociedad civil.

MORENA ,  como partido, a dos años de haber ganado la Presidencia de la República,  la mayoría de las Gubernaturas de la Federación y de los escaños del Congreso de la Unión y los Congresos locales,  así como numerosos  Municipios a nivel nacional, no muestra evidencias de un partido consolidado y actuante en la práctica con una ideología  definida que la distinga como abanderado de la Cuarta Transformación  (4T) que proclama.

Hasta ahora, el sustento de los gobernantes morenistas, desde el Presidente de la República hasta el último  presidente municipal, es la movilización social que ganó las elecciones de 2018 y que aún permanece activa y militante, fiel a su compromiso de combatir la corrupción,  defender el patrimonio nacional,  abatir la pobreza extrema de las comunidades  desamparadas y fortalecer la soberanía y la dignidad  de la Nación.

 Ciudad de México, 10 de septiembre de 2020.

 

 

LA ECONOMIA Y LA EDUCACION

 LA ECONOMÍA Y LA EDUCACIÓN.

 

Por Aurelio Altamirano Hernández

 

En los momentos actuales, en que se nota la agudización de la crisis de los valores morales y el inminente naufragio de los ideales y de las conquistas mejores de la Humanidad en el océano de la mediocridad y de la criminalidad desenfrenada, resalta la importancia de la educación como instrumento necesario al buen encauzamiento de la conducta humana.

 

      La educación del hombre es el conjunto de los principios morales que rigen su vida con normas de elevación espiritual, ajena a los fanatismos, y de los conocimientos prácticos e intelectuales que forman de su persona un elemento útil a sí mismo y a la sociedad en general.

 

      Ese concepto elemental y básico de la educación no debe mixtificarse con la adopción en torno a ella de posturas inspiradas en ideas que en vez de contribuir al logro del forjamiento de las personalidades útiles que la sociedad requiere, instituyen como regla la formación de elementos deformes, incompletos o mal orientados que solo van a engrosar las filas de la delincuencia y del parasitismo social.

 

      No se aspira a la formación de legiones geniales en nuestras aulas, no se busca la integración de excepcionales mentalidades en serie en nuestros planteles, pero es  meta de la educación actual estructurar las personalidades de utilidad social que el desarrollo de la técnica, de la ciencia y del arte requiere de manera urgente para su perenne superación.

 

      La educación de la mente y del organismo físico constituye la máxima esperanza de la Humanidad para la formación de avanzadas generaciones que perpetúe su marcha ascensional en el devenir del mundo, de tal manera que ante la importancia vital de la educación y de la necesidad de su incremento resultan siempre pequeños todos los esfuerzos, escasos todos los recursos e incompletas todas las realizaciones.

 

      La noble ciencia de la educación, como superestructura social, necesita para su auge en beneficio de las amplias capas de la población, de un acondicionamiento adecuado en los puntos básicos de la vida de la sociedad, que son: la economía y la administración de ésta y de sus consecuencias, que es la que constituye propiamente la política. Es por esto que una revolución social, cuando quiere llenar íntegramente su cometido modifica juntamente con métodos, planes y programas educativos, todo el engranaje que mueve al sistema de producción y de distribución de las riquezas sociales, porque así se modifica de raíz la situación, en vista de que aquel engranaje es el que condiciona todas las formas de vida social, y de la política progresista que se aplique al mismo dependerá una existencia mejor y una educación verdaderamente satisfactoria de los más caros intereses colectivos y de la cultura misma.

 

      Las recientes declaraciones de las autoridades educativas a la prensa nacional, sobre el carácter y las proporciones del problema de la educación en el país, coinciden, por fortuna, en el fondo con tesis sustentada por la mejor fundada doctrina que guía el estudio de los fenómenos sociales, en el sentido de que otorga a la realidad económica su importancia como factor que decide la conformación de las superestructura sociales, de entre las cuales la educación ocupa señalado  lugar.

 

      Esencialmente, el carácter del problema educativo en nuestro país es de tipo económico. No hace falta en México orientación magnífica a la tarea de educar a las nuevas generaciones, ni falta voluntad ni escasean aspiraciones mayúsculas en el ánimo de nuestro pueblo; tampoco nos faltan intelectos capaces de iniciar y continuar una próspera marcha  de la educación y de la cultura en general, porque lo que es en México, como digno ejemplo de las países latinoamericanos que luchan por conquistar mejores posiciones en el concierto de las naciones civilizadas y que no desmerecen al lado de las mejores potencias del mundo, existen insospechadas aptitudes en el material humano, que se encuentra presto a integrar las legiones avanzadas de la cultura moderna.

     

      Nuestras luchas por mejorar el nivel cultural del pueblo, reconocen en esencia como base para la obtención de sus óptimos frutos, la transformación positiva de la economía nacional, el acondicionamiento adecuado de las capacidades naturales del medio para la  satisfacción de todas las necesidades mediatas e inmediatas de la sociedad; y la educación, que comprenden un amplio aspecto del problema de mejorar las condiciones de vida humana, tiene que remitirse necesariamente, en los principios causales de naturaleza, a la base de toda conformación social que es la economía.

 

      Los elementos de la educación ya han prendido en las mentes y en la acción de los mexicanos. Lo que hace falta es orientar esa considerable preparación del pueblo hacia el propósito de mejorar el acrecentamiento inmediato de los bienes nacionales, por cuantos medios sea posible, como paso para consolidar un poderío económico que haga posible el florecimiento de las formas superiores de cultura.

 

      El pueblo mexicano aspira a la integración de una educación verdaderamente superior; pero esa educación no se logrará si no se aprovechan los rudimentos que se tienen para afirmar la capacidad del pueblo y satisfacer sus necesidades inmediatas. Hay que orientar las actividades hacia el fin aquél con los elementos de que se dispone.

 

      La educación resulta más que nunca necesaria en los momentos críticos que vive la Humanidad y si para su desarrollo en términos mejores y hacia metas más elevadas, se sacrifican otros anhelos no inmediatos y si su atención se cobra también con tributos del heroísmo y de la mártir abnegación, se puede decir, aun así, que cuanto por ella se hace será poco todavía, aunque muy significativo, pues toda intensificación de la labor educativa encuentra recompensa en el mejoramiento continuo de las posibilidades de acrecentar la felicidad del hombre.

 

 

NOVEDADES, 19 DE ABRIL DE 1957.

 

 


martes, 8 de septiembre de 2020

IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA EN LA TERCERA EDAD

                     IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA EN LA TERCERA EDAD.

 

Por AURELIO ALTAMIRANO HERNÁNDEZ

 

Es muy frecuente en nuestro medio social subvalorar la ancianidad. Las personas de la tercera edad, en su gran mayoría, son de manera reiterada subestimadas y catalogadas como ajenas a la época, con lo que se quiere significar que no tienen papel a desempeñar en el desarrollo actual de la vida comunitaria. A esta situación han contribuido diversas circunstancias, entre las cuales podemos mencionar:

a)      El crecimiento demográfico desmesurado, que trae consigo el ensanchamiento de la pirámide poblacional en las áreas que comprenden a los niños, jóvenes y adultos. Esta población mayoritaria ejerce una fuerte presión y absorbe una gran proporción de recursos para la satisfacción de sus necesidades, dejando un margen muy reducido para los adultos mayores o ancianos que están en minoría en esta etapa de transición.

b)      La educación deficiente de las mayorías que apenas alcanzan en promedio un índice de escolaridad que no excede la instrucción primaria. Ha contribuido a crear este analfabetismo funcional la ausencia de planes y programas educativos que contribuyan a preparar al individuo no solo para la subsistencia, sino también para una existencia superior en la que tengan cabida relevante los valores que dan sentido a la vida humana.

c)      La misma autoinmolación de los viejos que renuncian a reconocerse como tales. A una gravísima falta de autoestima, de quererse a sí mismo y darse la importancia que se tiene. Empiezan ellos por no aceptarse a sí mismos, por no identificarse con su edad cronológica y psicológica, enseguida caen víctimas de la ignorancia propia y de su entorno, incluyendo su familia, después se enredan con los "slogans" de una publicidad mercantilista, consumista y machacona, que exhibe a la apariencia juvenil como el paradigma insustituible a conseguir... y sobreviene el desastre.

d)      Lo demás viene por añadidura. Lo peor es que se pierde la autoestima, la identidad y no obstante el gran valor de su experiencia laboral y humana son relegados al rincón de los trebejos o si bien les va a la vitrina de las reliquias de valor estimativo.

¿Qué hacer ante esta situación? Reconocer que somos viejos y apreciar la dignidad que conlleva el título. Asumir nuestras responsabilidades y derechos como fundadores de familias, forjadores de generaciones y testigos insustituibles de un mundo que parece haber perdido la memoria y la moral. Respetarnos y querernos a nosotros mismos como una forma de inducir a los demás a que nos respeten y nos quieran.

México, D.F., mayo de 2001.