jueves, 7 de enero de 2021

ANALISIS IMPARCIAL DE DOS AÑOS DE GOBIERNO

 

 ANALISIS IMPARCIAL  DE

 DOS AÑOS DE GOBIERNO.

Aurelio Altamirano Hernández

El triunfo electoral indiscutible.

El día primero  de Julio de 2020, se cumplieron dos años del histórico triunfo de la oposición popular  en las lides electorales. Después de 110 años de iniciado en 1910 el movimiento democrático que se consolidó con la creación de la III República consagrada en la Constitución  revolucionaria de 1917, podemos decir, a pesar de la opinión contraria de la reacción conservadora y de los radicales de la extrema izquierda, que la nación mexicana tiene  por primera vez en su historia un gobierno electo por las mayorías.

Los voceros de ambas oposiciones, agrupados en el ala derecha o ultraderecha de los partidos PRI,  PRD, PAN y sus satélites, y hasta algunos del mismo  partido  MORENA así como muchos más diseminados en diversos grupos  políticos, señalan  que 30 millones de votos  no son la mayoría del padrón electoral, pero no dicen que esos 30 millones sí son la mayoría de  los que votaron en julio de 2018.

 El resto de votantes  se reparte entre los demás partidos  satélites,  --éstos ideados irónicamente para dividir y confundir la elección--, además de los miles de incapacitados   y hasta  muertos que aparecen en el padrón electoral. La enorme  masa de irresponsables que se abstuvieron  de votar, no cuentan como  fuerza ciudadana porque se conforman con su estado actual o son fanáticos del “me importa poco quien gane, todos son iguales”.

Desde cualquier punto de vista, desde cualquiera posición política, un triunfo arrollador de la oposición es digno de ser examinado con atención por ganadores y perdedores, para aprender lo no conocido  y con lo bien experimentado organizar las luchas  posteriores.

 

Un plan de gobierno innovador en marcha.

El 1º de diciembre de 2020  asumió el poder un movimiento popular motivado, entre otros, por los siguientes objetivos:  1)  erradicar la corrupción o podredumbre en el manejo de los presupuestos  públicos,  2) defender el patrimonio nacional, energéticos y minas y servicios estratégicos que se han estado entregando al extranjero, 3) atención de los principales factores del bienestar social: alimentación, vivienda, salud y educación de las clases sociales marginadas, 4) inversiones del capital privado y extranjero con estricto apego a las leyes mexicanas, y 5) elecciones limpias, sin fraudes, que sean la expresión de la libre voluntad popular.

 Se dejó en segundo término, un tanto al margen,  otros factores del bienestar, como el ingreso por empleo y las prestaciones sociales, la recreación y aprovechamiento del tiempo libre, los derechos sociales consagrados constitucionalmente y la seguridad y protección civil. Aunque se entiende que éstos reciben cumplimiento en la medida que lo permite la atención de los temas prioritarios.

 El despertar cívico del pueblo mexicano.

Sin prejuzgar las posibilidades  de que el partido  que ganó las elecciones, pueda o no  cumplir cabalmente con sus promesas  y mejorar sus  planteamientos, a lo largo del sexenio 2018-2024,  podemos afirmar que la derrota electoral de dos partidos  (PRI y PAN)  de gran trayectoria política  en el escenario nacional, representa el despertar de la conciencia cívica de todo un pueblo que se creía fatalmente condenado a permanecer atado a los caprichos de una oligarquía audaz y depredadora. Sí, de una oligarquía en que degeneró  hacia mediados del siglo XX todo el movimiento revolucionario que tuvo destellos de avance democrático, realizado con altibajos, en la etapa constructiva de 1920 a 1940 , en el periodo cardenista y en la llamada década del  desarrollo estabilizador, 1958-1968.

El triunfo electoral de MORENA  en 2018 representa   para ese partido un enorme capital político, que bien aprovechado puede significar una verdadera revolución pacífica,  que tanta falta a nuestro  país, en un mundo convulsionado y proclive a la guerra devastadora. Sería una lástima que se desperdiciara un gran esfuerzo popular a favor de  un movimiento cívico transformador, si se diera la  falta de consolidación del  partido, el incumplimiento de las metas  ofrecidas y la ausencia  de definición política claramente popular y reivindicatoria. Ya sabemos que actualmente no existen aún las condiciones objetivas y subjetivas para el establecimiento de un gobierno francamente revolucionario en México. Ha habido y hay cuando más algo parecido a la social democracia, la democracia cristiana o un ensayo de teología de la liberación.

No se puede esperar que haya milagros.

A dos años de distancia  de las elecciones de 2018, es factible hacer una evaluación del desempeño del nuevo régimen, en los aspectos económicos, políticos y sociales. Es sabido que la maquinaria oficial es muy pesada y  que movilizar todas las palancas y resortes se lleva tiempo¸ por eso alguien comparó al gobierno federal con un “elefante reumático”; pero si el nuevo régimen tiene metas y objetivos muy precisos, existe la voluntad política de darles alcance  y  se motiva el interés de toda la burocracia en ese sentido, es posible descargar en todo el sistema  la energía suficiente para mover  con agilidad toda la estructura gubernamental, y de esta manera presentar resultados significativos.

Los expertos de la macroeconomía, o sea la economía  en grande,  utilizan el concepto de Producto Interno Bruto  (PIB) para asignar un valor a toda la producción de bienes y servicios  de un país o región en el periodo de un año. También utilizan el Producto per Cápita (PPC), o sea   el ingreso promedio por habitante  (IPH) resultado de dividir el PIB entre el número de habitantes del censo del mismo año.

Ambos términos, PIB y PPC se usan para evaluar el nivel de desarrollo de los sectores primario (agricultura, ganadería), secundario (industrias extractivas y manufactureras)  y terciario (servicios en general), tomando en cuenta también el consumo interno y la exportación.

Son necesarios nuevos enfoques.

El titular del Ejecutivo, en fechas recientes, ha señalado que tanto el PIB como el PPC no  muestran  con claridad el nivel alcanzado en el área del bienestar social. En efecto, el PIB sólo da idea del volumen de la producción de bienes y servicios, que por lo general está en manos de de la inversión pivada  (IP), los poseedores de los medios de producción, personas físicas y  morales, dueños o concesionarios de  campos de cultivo, bosques, reservas de agua, minas, pozos petroleros, fábricas y talleres, y no dice de la participación del grueso de la población en el disfrute de esos bienes y servicios. Por su parte, el PPC es una cifra general inaplicable  a las diversas clases sociales  de la población,  entre las cuales hay diferencias muy marcadas en el nivel de desarrollo  económico-social.

 

En mi opinión, los índices de bienestar social se deben obtener de las cifras que arroje  el desarrollo de cada uno de sus factores, entre los cuales sobresalen la alimentación, la vivienda, la salud y la educación. Además de la ocupación o empleo, el ingreso, la recreación y la seguridad. El INEGI tendría  el compromiso de ampliar el Catálogo Nacional de Indicadores y con base en éste formular la metodología para recopilar, organizar y examinar  la información  estadística nacional de cada uno de los factores mencionados, con el fin de presentarlos en gráficas y tablas  accesibles  a la población y útiles como instrumentos de evaluación  cuantitativa para la formulación de los planes de gobierno.

El desarrollo económico afectado por diversos factores.

 La tasa de crecimiento del PIB de 2018 fue una vez revisada de 2.2% y  en 2019 alcanzó el -0.3%. 

 El PIB de México en el primer trimestre de 2020 fuede 277,226 millones de euros,con lo que México se ubicó  como la economía 14 en el ranking del PIB trimestral de 50 países estudiados.En el trimestre  enero-marzo de 2020 la economía mexicana registró una tasa de –0.03% , inferior  al cuarto trimestre del año anterior que registró una  tasa de-0.06%. En general los sectores productivos en México  tienen un bajo desempeño en los dieciocho meses del régimen actual. A mayo de 2020 se registran cuatro trimestres consecutivos de contracción económica.

 El sector primario, que agrupa agricultura, ganadería, actividades forestales, caza y pesca fue el único que tuvo un crecimiento de  1.1% en el comparativo anual de 2019. El sector secundario, que comprende minería, industrias  manufactureras, producción y  distribución de energéticos, registró bajos resultados

Es de tomarse en cuenta que entre los factores que han influido sobre el comportamiento del PIB están la depresión económica  que afecta a muchos países  y de manera severa  al nuestro,  y la pandemia viral que ha trastornado  seriamente la economía y la calidad de vida de la población mundial.

El primer semestre de 2020  presenta un panorama deprimido en el cual han sido perjudicados los tres sectores de la economía nacional. Más de 80 millones de personas han sido confinadas en sus hogares para resguardarse del contagio, las escuelas públicas y privadas suspendieron las clases, numerosas empresas industriales y comerciales  consideradas no esenciales han cerrado sus puertas para contribuir a mantener la sana distancia entre la población

Se  produjo un incremento del desempleo porque muchos trabajadores  fueron despedidos por el cierre de los negocios; las pequeñas y medianas empresas se ven  en apuros para  recuperar y mantener la planta productiva; los pequeños comerciantes, fijos, semifijos y ambulantes y los trabajadores asalariados de  bajos e irregulares ingresos, se han visto en situaciones muy difíciles con grave exposición a las carencias de alimentos  y mayor exposición a la pandemia y las demás enfermedades endémicas.

El descenso   en la economía mexicana en 2020 se señala en  8.97% según cálculos del Banco de México. El desplome del PIB se calcula en  -1.2%   para el primer trimestre, respecto al cuarto trimestre de 1919,  y se prevé que  seguirá en descenso  hasta el primer trimestre de 2021. El Producto per Cápita de México está  por debajo de los primeros 40 países de un total de 50 encuestados.

En este escenario crítico, destaca la política hacendaria que se ha significado por una campaña permanente enfocada a la ´protección de los recursos para evitar los gastos superfluos, promover la austeridad y sobre todo la recuperación de enormes cantidades de impuestos, miles de millones de pesos,  ilegalmente retenidos por grandes empresas que se han aprovechado de lagunas legales para evadir y eludir el pago de las contribuciones fiscales. Eso ha creado, en el dicho de comentaristas de la oposición, una confrontación que señalan como nueva, cuando en realidad esa confrontación ha existido siempre, si bien ha sido disimulada por arreglos subterráneos que han conducido a la impunidad.

Medidas de emergencia para afrontar la crisis.

El gobierno ha estado implementando  varios mecanismos  de apoyo económico para diversos sectores de la población. Por ejemplo, a las pequeñas empresas con 1 a 10 trabajadores afiliados al IMSS se les otorgó un crédito a la palabra por 25 mil pesos, pagaderos en abonos con un rédito muy bajo a un plazo de cuatro años, con el fin de mantener su nómina.

A los trabajadores del campo  de escasos recursos, se les ha refaccionado con fondos para mantener los cultivos de autoconsumo; se implementó un programa extensivo de reforestación con plantas frutales y maderables para dar empleo a  trabajadores del medio rural y contribuir al mejoramiento ambiental; las becas a los estudiantes de todos los niveles se mantienen, no obstante estar suspendidas las clases; las madres de familia de las guarderías reciben apoyo económico y las sociedades de padres de familia de las escuelas primarias han recibido   fondos  para el mantenimiento de los planteles.

Los adultos mayores reciben cada bimestre una pensión de 2,620 pesos, del cual se les han hecho adelantos hasta el mes de octubre del año en curso, y a partir de enero de 2021 se   incrementará a 2,700 pesos.  Las entregas de dinero se hacen directamente a los beneficiarios por conducto bancario, se evitan los intermediarios por la nefasta experiencia de  que en administraciones anteriores los fondos llegaban mermados a su destino  por prácticas ilícitas.

La entrega de estos recursos a la población más necesitada cumple con una función social, la de paliar un tanto la difícil situación económica de grandes núcleos marginados. Significa apenas una porción de los beneficios que recibirían si el sistema de economía política estuviera enfocado a privilegiar los derechos sociales en lugar de los privados.

Pero tampoco se puede proseguir en ese plan de  redistribución  de la riqueza social. El presupuesto nacional debe dedicarse al fomento del patrimonio social  como son las comunicaciones, carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, puertos marítimos; a la construcción de escuelas de todos los niveles,  a becas para estudiantes y profesionales  y fomento de la investigación científica. Esos recursos deben servir para incrementar la producción del campo con la formación de cooperativas que utilicen el potencial de las tierras ejidales y comunales; así como cooperativas de obreros y artesanos que operen plantas productivas de diversos artículos de consumo popular.

Se debe procurar en el plazo de 4 años que le quedan al régimen lopezobradorista sentar las bases para recuperar la intervención del Estado en la totalidad de las empresas paraestatales de carácter estratégico. Hace falta fomentar las tiendas de interés social como las que patrocinó CONASUPO en años atrás, y las tiendas  sindicales que fueron abandonadas, cuando el empresariado (Canaco) protestó por una supuesta y nunca comprobada competencia desleal.

 

Situaciones heredadas y su impacto en el equilibrio inestable.

Los trimestres tercero y cuarto de 2020 se ven difíciles de remontar, por la incertidumbre que hay sobre la evolución de la pandemia actual, por la  crisis económica  y sus  antecedentes que datan de tiempo atrás; también por la amenaza latente de inundaciones, sismos, incendios forestales y otros desastres recurrentes en la historia nacional

.El desempleo endémico en el país ha incrementado la expulsión de mano de obra al extranjero,  principalmente a EE.UU., en donde se alcanzó, en 2018,  la cifra  de 38.5 millones  de migrantes mexicanos.  Ellos  en su mayoría se dedican a actividades agrícolas, manufactureras y de servicios y de sus ingresos salariales  envían a sus familias en México remesas que superan los 35 mil millones de dólares anuales. Este ingreso destinado a  las clases más necesitadas de nuestra población significa un apoyo muy importante a la economía nacional.

Sin embargo, México no debe estar esperanzado a que la exportación de mano de obra resuelva los problemas de sobrevivencia de una gran parte de la población.   

Un grave incidente que parece premeditado.

Apenas inaugurado el gobierno de MORENA, una oleada de miles de migrantes procedentes de Centroamérica, principalmente de Honduras y  Guatemala, que buscaban ingresar a EE.UU, vía México, creo una situación de emergencia que el gobierno mexicano afrontó con acertadas medidas diplomáticas, de protección de los derechos y de salvaguarda de la dignidad nacional y de la solidaridad con los países centroamericanos.

La pandemia en fase de empeoramiento.

El año 2021 empieza con un recrudecimiento del ataque de la pandemia Covid-19 que ha causado un enorme daño a la población más de 100,000 defunciones, al grado de que prácticamente se está en estado de alerta media en toda la extensión nacional, salvo dos estados, Campeche y Chiapas, que están en una situación  baja de incidencias. No se ha caído en el endeudamiento acostumbrado por otros regímenes en estos casos, hay suficientes recursos para adquirir las vacunas que ya hicieron su aparición y se están  aplicando, en primer término al personal de salud que está en la primera línea de batalla y se continuará en breve tiempo con los sectores más vulnerables.

Promesas de campaña  en vías de realización.

Cuatro  de los principales propósitos del régimen lópezobradorista, el nuevo aeropuerto internacional de la CDMX, la refineria de Dos Bocas, el Tren Maya y el ferrocarril interoceánico del Istmo, están en marcha, a pesar de la situación de riesgo económico  que implica destinar enormes cantidades  de dinero a la atención prioritaria de la salud pública. La construcción de la refinería de Dos Bocas busca aumentar la producción de gasolina para el abastecimiento nacional a precios antiinflacionarios, y el proyecto de rehabilitación del complejo petroquímico pretende alcanzar la autosuficiencia  en derivados del petróleo. Todo eso está bien, está basado en la mejor intención y es factible si se le aportan los recursos suficientes. Solo hay que prever las maniobras  de las transnacionales, que acostumbran recurrir a prácticas desleales para dañar a las empresas nacionalistas.

La construcción del Tren Maya retoma un antiguo proyecto  que quedó relegado  al olvido  como  otros a la caída del régimen porfirista. Ha sido muy controvertido por la oposición, que ha argumentado daño al medio ambiente, que es incosteable  o improductivo y otros motivos, con el supuesto de que sería mejor construir una carretera en la misma ruta en lugar del tren. No tardará en definirse esta cuestión al ponerse en operación completa el Tren de la Península.

La construcción del nuevo aeropuerto de la CDMX es otro tema conflictivo que ha asumido el gobierno actual y al que apuesta  con toda su capital político, al igual que la rehabilitación  del ferrocarril interoceánico del Istmo, que resultó dañado desde 1915 por la competencia desleal del Canal de Panamá.

El panorama político doméstico e internacional.

En el escenario político se apunta la contienda electoral que en junio de 2021 decidirá la nueva conformación de los poderes ejecutivos y legislativos de varias entidades de la Federación. El partido en el poder enfrenta un reto formidable y tiene que echar mano de todos su capital político para buscar la confirmación de su presencia mayoritaria, misma que le ha ayudado hasta ahora a sacar adelante buena parte de sus promesas de campaña.

Por su parte, la oposición ha renovado, ahora de manera abierta y declarada, una alianza de los tres partidos más conocidos, con el fin de disputar el sufragio en las próximas elecciones.

Una alianza de gobernadores de la oposición, llamada Alianza Federalista, ha intentado desestabilizar el ambiente político. Son una minoría que ha hecho mucho ruido a cargo de los medios informativos tradicionalmente comprometidos con la derecha, aunque saben bien que  no se puede clasificar honestamente al régimen actual como de izquierda o revolucionario. Es de tendencia social demócrata, maneja la tolerancia religiosa  como recurso político, aunque  procura mantener cierta distancia con el clero, sin caer en un laicismo declarado.

La creación de la Guarda Nacional, implementada sin apego al concepto clásico de este tipo de fuerza pública (solo necesaria para apoyar a las fuerzas  policíacas en algunos eventos  o al Ejército en caso de invasión extranjera),  generó críticas que hablaron de militarización del país. Esto no ocurrió porque toda la administración pública siguió en manos de civiles, y solo parte de la misma, como las aduanas, necesitaron la intervención de la fuerza pública para garantizar la aplicación de la ley.

Lo que sí se dio fue la formación de un ejército paralelo, aparentemente formado por civiles, pero claramente militar y bajo mando castrense..

La inestabilidad causada por la rebelión disimulada, disfrazada de desacuerdo administrativo, de varios gobernadores, señalados como separatistas,  al mismo tiempo que la agitación generada en   círculos del Ejército supuestamente ligados a negocios ilícitos, dio la explicación o tal vez la justificación de la Guardia Nacional, Todavía se habla, a veces sin ninguna base sólida, de la existencia de militares golpistas.

 Incertidumbre en el ambiente político.

 ,El desenlace de la contienda electoral de 2021  no se puede predecir con certeza, hay varios factores que señalan la debilidad de ambos frentes.  En los dos años anteriores todos descuidaron la reorganización, unos embelesados en el triunfo y otros anonadados en la derrota. Se ha incurrido en improvisaciones en ambos bandos, y con los antecedentes no muy recomendables que arrastran varios protagonistas de primera línea, el descontento y la incertidumbre se cargan en el Debe de los que pecaron contra las aspiraciones democráticas.

Cuenta también con bastante peso el entorno internacional. El triunfo de los demócratas en EE.UU. , exhibe un abanico de posibles cambios en el manejo de las relaciones económicas y políticas entre México y el vecino del norte. Aunque es bien sabido que los dos partidos yanquis son las dos caras de la misma moneda.

 En este escenario, el gobierno mexicano estará atento a los equilibrios del  poder en el ámbito mundial y tendrá que aprovechar las mejores coyunturas para mantener la estabilidad  económica y política  y avanzar en el fortalecimiento de la independencia y la soberanía nacional.

Córdoba, Ver.,  5 de Enero de 2021.