domingo, 26 de junio de 2016

INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA CULTURA ZAA





INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA CULTURA ZAPOTECA.

                           Por Aurelio Altamirano Hernández

                          A la memoria de Carlos Iribarren Sierra

1.  Origen del pueblo zaa a la luz de la historia y la leyenda.    
2. Denominación correcta del grupo étnico. 3. Etimología de binnigulazaa; rectificación a varios conceptos erróneos. 4. La filosofía de la cultura zaa. 5. Su concepto de la fraternidad: Guelaguetza.  6. Problemas relativos al idioma zaa, necesidad de una sistematización del estudio de la lengua.

1.   En  la cultura zaa la aparición del hombre sobre la faz del mundo ocurre a la manera que lo describen otras conspicuas culturas de la antigüedad,  atribuyéndola a cierta divinidad. Las primeras ideas sobre el origen de los binni zaa las ilumina la leyenda. Cuenta la tradición que los primeros pobladores descendieron como palomas de una nube blanca que cubrió la tierra y depositó en los valles y montañas el espíritu de una raza llamada a grandes destinos. Posiblemente la leyenda toma en cuenta que una de las traducciones de zaa significa nube.
El nombre de la deidad generatriz de los zapotecas es Pitao. Este término está castellanizado; su fonética más próxima a la  original es  Bidoo ( de bi, viento; doo, inmenso, éter infinito, dios) que en la lengua zaa más recientemente se traduce como santo.
Los antiguos pobladores del país en que floreció la  cultura de Monte Alban y Mitla fueron sucesivamente los zapotecas y  mixtecas. Los llamados zapotecas, cuyo nombre original en lengua zaa es binni zaa, recibieron aquel nombre  náhuatl porque según una antigua  versión etimológica se les consideraba descendientes  de corpulentos árboles de zapote que crecían en las márgenes del río Atoyac que pasa cerca de Oaxaca.  Los mixtecas se consideran también descendientes de las nubes como los zapotecas,  siguiendo el curso de sus mitos y leyendas. Pero es necesario afirmar hoy día, que ni los zapotecas ni  los mixtecas descienden de los árboles de zapote ni de las nubes.
Desde el punto de vista histórico está pendiente todavía de resolverse la delicada cuestión  relativa al origen de los binni zaa; se conocen motivos numerosos para suponer que los binni zaa, como los mayas, quichés y otros pueblos antiguos que habitaron  el sureste de México y gran parte de Centroamérica  derivan con los aztecas de un tronco común; es posible  que pertenezcan a una corriente migratoria procedente del Caribe que interactúo con otros aborígenes  y dio por resultado diversas expresiones de la antigua cultura  mesoamericana. De hecho,  el origen de los zapotecas y de otras etnias es un tema enmarcado en la cuestión más amplia que comprende el origen del hombre americano. Cuando los europeos llegaron a América el continente estaba poblado, desde Alaska hasta la Patagonia, pasando por los pueblos centroamericanos. Si los habitantes de entonces procedentes  de Asia cruzaron el estrecho  helado de Bering o llegaron de la Polinesia en frágiles embarcaciones a Perú, o se internaron al continente por la península de Yucatán (los mayas)  y las costas del Golfo de México (los olmecas) es una cuestión   todavía pendiente de dilucidar. El hombre es un eterno migrante, recorre todos los caminos impulsado por sus propias necesidades físicas e intelectuales o por las vicisitudes generadas por el medio geográfico.

El comercio precolombino entre los pueblos de América del Norte y  América del Sur se realizó seguramente  entre los binizaa y los indígenas del Perú, por la vía marítima del Océano Pacífico. Los pueblos huave son probablemente restos de los poblados fundados por los marinos procedentes del sur; sus características presentan  notables diferencias si se comparan  con otras etnias de la región mesoamericana. Una migración incaica que se dirigió más al Norte ha de haber fundado la antigua civilización purépecha, en lo que ahora es Michoacán y cuyos orígenes hay que rastrear con mucho cuidado.
El Dr. Luis Alberto Sánchez  exrector de la Universidad  de San Marcos (Lima, Perú) en una ocasión afirmó que en el Perú algunos poblados fueron bautizados en una lengua mesoamericana, seguramente huave y  como se ha dicho antes, aquí en nuestro ámbito geográfico están los pueblos “huavi” o “huave” con características  biofísicas, lingüísticas y de idiosincrasia de cuyo origen no se tiene información completa..
No es probable que los binizaa procedan de una migración de pobladores de Asia que se adentró en tierras americanas y se asentó después de largo peregrinar en varias regiones  de lo que hoy es América del norte y parte de la altiplanicie mexicana. En los desiertos del Norte de México y más allá del río Bravo no hay evidencias de que hayan florecido civilizaciones que pudieran servir de antecedente a las culturas de Mesoamérica, entre estas la zapoteca o zaa. Sólo queda en pie la hipótesis de que Tula y Teotihuacan hayan influido en la conformación de la cultura zapoteca; pero incluso la cultura teotihuacana tiene que ver con la posible emigración caribeña que se ubicó más al Norte después de fundar la cultura de La Venta en lo que actualmente es territorio tabasqueño y la de San Lorenzo y Tres Zapotes en las tierras del actual Veracruz.  . Los aztecas hablaban de Aztlan o Atztlan como remoto lugar de origen: en náhuatl atl significa agua y tlan lugar o comarca, de donde se infiere que se trata de una extensión de agua,   significativa  de  mar u océano que  puede  ser el golfo de México o el mar Caribe en el océano Atlántico.
Existe la creencia general  de que hubo emigraciones que se internaron en América a través del Estrecho de Bering y no deja de ser interesante  suponer que pudieron haber arribado otras en América meridional, procedentes de la Polinesia, en rudimentarias embarcaciones que siguieron el curso de las corrientes marinas del Pacífico del Sur. Notables investigaciones como las realizadas con el  viaje experimental  de Perú a la polinesia de la expedición Kon Tiki abonan a favor de esta hipótesis;  aunque hay investigadores que afirman que los hechos ocurrieron al revés, que los antiguos marinos peruanos fueron los que poblaron la Polinesia. De cualquier manera se ve factible el intercambio migratorio  entre ambos territorios:  Polinesia y Sudamérica..
Por otra parte, el origen de los mayas y de los olmecas en el sur de México apunta a que es el producto de las migraciones procedentes del Caribe. Se trata de pobladores que  arribaron al continente poseyendo una cultura avanzada, como lo prueban las construcciones  que edificaron y que no son copias de alguna creación preexistente en las tierras que ocuparon. Las causas de la migración caribe a tierra firme han de haber sido las mismas que obligaron a los polinesios a emigrar: inundación de las tierras por reacomodos de la corteza terrestre o por el deshielo de las masas polares.
Hay una realidad que hay que tomar en cuenta para dilucidar la  cuestión del origen del hombre americano.  Las numerosas islas del Pacífico Sur  y el Océano Ïndico se ven como restos de eminencias montañosas de un continente que fue inundado a resultas de algún catastrófico hundimiento de la corteza terrestre o bien de una elevación inusitada del nivel del océano como consecuencia de grandes deshielos a finales de la era glacial. Los primitivos pobladores  han de haber emigrado hacia el Oriente, en busca de nuevas tierras altas y arribaron a las montañas del Perú, en donde fundaron la cultura incaica y sus admirables construcciones de Machu Pichu, precisamente en tierras altas a prueba de inundaciones.   Una muestra  de la migración de  Asia hacia América son los restos de esculturas y pictogramas de la isla de Pascua, que no tienen explicación autóctona. Las esculturas son de personajes barbados y con bonete que recuerdan a sacerdotes  del viejo mundo oriental.
Una vez situados en América del Sur, los migrantes polinésicos deben haber realizado exploraciones marítimas siguiendo la línea costera  del Pacífico y de este modo un grupo debió arribar a  las costas oaxaqueñas. Surge aquí la interrogante de que si ese grupo desembarcó, traspuso la faja costera insalubre y prosiguió tierra adentro, hasta los montes y valles, para fundar la cultura zaa, cuestión muy difícil de argumentar. Sí se sabe que los huaves llegaron a poblar las  tierras situadas  más al norte de sus actuales posesiones (por el rumbo de Jalapa del Marqués), de donde fueron expulsados por los zapotecas en su avance hacia el Istmo.  Los huaves  son    una etnia más cuyo  origen hay que investigar.  No llegaron a constituirse en  un elemento de enlace de las culturas inca y zaa, quizás por la enorme distancia geográfica entre una y otra.
2.   El nombre del pueblo zaa en lengua náhuatl es zaapochtecatl, que finalmente el castellano transformó en zapoteca.  La etimología de zaa ó zee, tanto en náhuatl como en lengua zaa significa uno ó primero y pochtecatl, en náhuatl significa comerciante. El término zapoteca es empleado en la casi totalidad de los estudios que se han realizado sobre la cultura zaa; pero es recomendable una campaña de rectificación para que se restablezca  la denominación correcta que es binnizaa.
Enrique  Lieckens, investigador juchiteco  de la cultura zaa se aproxima a la verdad cuando sugiere el uso del término zaateca en lugar de zapoteca, aunque no se llega al meollo de la cuestión, pues zaateca es un vocablo híbrido, zaa y náhuatl castellanizado. En cambio, binnizza está  integrado con elementos propios del idioma, cuya fonética y semántica se definen con claridad.

3.   Respecto a la etimología de binni gula zaa  o vinnigulaza hay diferentes versiones que es necesario examinar con cuidado.
La traducción de sus términos estructurales: binni , gula y zaa, se presta a interpretaciones muy encontradas, debido a la fonética propia del idioma zaa, en la que abundan las palabras homófonas con significados diferentes.
Un ejemplo de estas traducciones es la acepción del vocablo binnigulazaa, versión  de Andrés Henestrosa, que define a los términos gula como “que disgregó” ó como “que dispersó” y zaa como danza o baile, por lo que se llega a la definición de “gente que dispersó la danza”, la cual está más alejada de la etimología correcta. Basta observar que las fiestas, danzas y demás festividades en vez de apartar a las gentes, en lugar de disgregarlas las juntan, las reúnen.
Y como ésta otras definiciones se pierden fácilmente en los laberintos fonéticos y semánticos de la lengua zaa y atribuyen a binnigulazaa significados a cual más extraños. De tal suerte conocemos los siguientes:
a.   Binni gulá sáa, gente que deshizo la fraternidad; de binni, gente, gulá, acción de romper y sáa, concepto de hermandad.
c.    Binni gú lasa, gente de la raíz del laasa; de binni, gente; gú, raíz y laasa, cinta para atar obtenida de corteza de un árbol.
d.    Binni gula saa, gente que nació de las nubes; de binni, gente; gula, nació y saa, nube. Tiene esta etimología cierto interés por su conexion con el concepto legendario del origen de los binnizaa.
e.   Binni gula zaa, de binni, gente; gula, mayor o antigua y saa, hermano. Nos da la definición de los “antepasados del pueblo hermano, o los mayores del pueblo hermanado.
f.   Bi ni gula saa, viento que deshizo a la nube; de bi, viento, ni, que; gulaa, deshizo y saa, nube.
Dando rienda suelta a la fantasía, se pueden formular varias definiciones más, pues cada sílaba de los vocablos usados con ligeras modificaciones del acento puede significar diferentes cosas.

4.   La filosofía de la cultura zapoteca parece ser eminentemente naturalista. Considera al aire y al fuego como elementos creadores. Así, Pitao o Bidoo, ente creador (viento inmenso, éter infinito, dios) es una visión materialista del origen del universo. No adolece tal concepto de los defectos inherentes a otros cultos de dioses antropomórficos y en tal sentido representa un notable avance cultural.
Bidoo encierra el concepto de bi, viento, aire o éter como elemento generador. El fuego está representado por el sol, Guebidya o Gubidya, de gue ó gui, fuego; y bidja o bidya, sacerdote mayor  o pontífice zapoteca que la interesada definición del conquistador español tradujo como chaman ò brujo. El sol es entonces en la filosofía zapoteca el fuego del creador, la antorcha del pontífice que gobierna los mundos.
Entre los zapotecas es común la creencia de que la personalidad del ser humano tiene una faceta oculta o misteriosa a la que denominan su sombra, lo mismo que en otras culturas se conoce como nahual o como subconsciente. Se cree que una fuerza material se puede posesionar del espíritu de una persona y concederle facultades extraordinarias.
Conocí en Petapa, narrada por los ancianos, la leyenda del dragón baala zaa o benda yuze que fue fulminado por Guzíu o Cozío. Cuenta la tradición que después de una larga sequía, una tromba causada por baala zaa (culebra de las nubes) desbordó los ríos, inundó los campos y amenazó destruir al pueblo con lluvias torrenciales que no paraban día y noche. Cuando las aguas tormentosas arremetían en broncas olas sobre la colina en que se alza el templo principal y las aguas que “vomitaba el dragón” empezaban a inundar el recinto sagrado, un niño llamado Cozío (rayo) subió a las nubes y descargó sus dardos centelleantes sobre la bestia. Descendieron las aguas, cesó el ronco sonido de las fauces del dragón, desapareció la tormenta y la tranquilidad volvió a todos los moradores de la región. El niño nunca regresó y solo se adivina su presencia cuando se ven los relámpagos y se escuchan los truenos que anuncian la presencia del rayo y de la lluvia  en guziguié o temporal.
El pensamiento zapoteca establece una íntima relación del hombre con la Naturaleza.


5.   El vocablo zapoteca Guelaguetza ha sido motivo de controversias sobre su significado. Es frecuente encontrar en la literatura que habla de los zapotecas la definición de guelaguetza como ceremonia o festividad. Tal definición es solamente superficial.
La guelaguetza se manifiesta, en efecto, en una ceremonia; pero su significado esencial se remite a un concepto de nacionalidad, a un sentimiento de comunidad y, consecuentemente, a la idea de la fraternidad y de la ayuda mutua.
El socialismo primitivo entre los binnizaa se manifiesta en actividades mutualistas que se alimentan en un arraigado culto al parentesco. Guelaguetza significa un concepto de pueblo (guela guetze, guenda guidchi) un sentimiento de paisanaje y de parentesco que da lugar a una acción de cooperación y solidaridad.
Guelaguetza se transforma en Guendalisáa en la variante zapoteca del istmo de Tehuantepec, y adquiere definición de sentimiento fraterno. Es preciso hacer hincapié en que no existe una completa equivalencia entre estos vocablos, Guelaguetza tiene una definición más amplia, como se puede observar de un análisis  de sus vocablos estructurales: Guela o guele significa atributo,  condición de ó acción de; guetze , gaetzae o guidchi (dependiendo de la variante zapoteca de que se hable) significa pueblo, comunidad, territorio o nación. Con un criterio más amplio se puede considerar que guelaguetza y guendalizaa son sinónimos.
Feliciano García Rueda, originario de Petapa y estudioso de la lengua zapoteca, considera que guelaguetza es sinónimo de guelegucanóo  o  guendagucanée que significa cooperación. La cooperación entre los paisanos cuando se trata de construir una casa, celebrar un casamiento, sufragar los gastos de un entierro, etc., es el resultado de un sentimiento cívico que se sublima hasta llegar al patriotismo heroico en los momentos culminantes de la vida del pueblo zapoteca.
Son muchas las aberraciones que aparecen en los trabajos que tratan de desentrañar el origen y la evolución de la cultura zapoteca. Una defectuosa traslación de los vocablos aborígenes al castellano y una peor representación gráfica de los mismos con el alfabeto latino ha conducido a una situación caótica, sobre todo cuando se trata de interpretar la escritura del idioma en sus variantes, que son numerosas y se hablan en las sierras Norte y Sur, los Valles Centrales y el Istmo.

6.   No todas las letras del alfabeto latino son útiles para escribir los sonidos del diidcha zaa. Cualquiera que intente escribir los  vocablos indígenas con las letras propias de las lenguas romances, tropieza con la dificultad de representar fielmente los sonidos exóticos de la lengua zapoteca. La escritura no concuerda con la pronunciación típica de las palabras en el idioma zapoteco original.
Ese defecto, común a todas las lenguas, se encuentra acentuada en  todas aquellas que  por una razón u otra no poseen un alfabeto propio y por su estructura muy compleja han tenido que adaptarse y desfigurarse al acomodar su escritura a un alfabeto extraño. Tal cosa ocurre con la lengua inglesa,  y lo mismo se observa en las lenguas romance que no obstante su común origen latino han tenido que ajustar trabajosamente su pronunciación a un alfabeto común.
La similitud que hay entre los sonidos de las lenguas orientales y los del idioma zapoteco, permite asegurar que con los signos escriturales de aquellas lenguas se puede representar mejor la escritura zapoteca. No queremos decir que hay que cambiar de alfabeto latino al sánscrito, o al cirílico, por ejemplo; sólo queremos señalar que es necesario adecuar el alfabeto latino para que sea mejor utilizado en la escritura del idioma zapoteco.
En la primavera de 1955 se realizaron  en la ciudad de México (sala Manuel M. Ponce del palacio de Bellas Artes) varias reuniones que entre sus más señalados resultados aportaron la formulación de un alfabeto,  que basado en su totalidad  en el latino aporta nuevos elementos útiles para la mejor representación gráfica de los vocablos zapotecas. Merece destacarse la labor de Gabriel López Chiñas, impulsor del proyecto.

Entre los estudiosos del idioma zapoteco, nacionales y extranjeros, no se practica ningún acuerdo para la escritura del idioma, salvo escasas excepciones como Víctor de la Cruz, Vicente Marcial y uno que otro.  Cada quien escribe las palabras como mejor le parece, no obstante que existe un alfabeto propuesto en las reuniones de 1955. En consecuencia se ha creado una situación ciertamente caótica, cuando se trata de leer las producciones literarias de las diversas variantes  zapotecanas.
Es necesario que el estudio de las lenguas zapotecanas comprenda un sistema que tome en cuenta los más remotos orígenes del idioma y abarque todas las variantes que se hablan en Oaxaca, en las sierras Norte y Sur, los Valles Centrales y el Istmo de Tehuantepec.

Publicado originalmente en la Revista Guiengola, Tehuantepec, Oax. Actualizado en Junio de 2016.








jueves, 23 de junio de 2016

PRESENCIA DE MI MADRE. Poema.



PRESENCIA DE MI MADRE

Abro esta breve pausa en mi agitada vida,
Cuando el recuerdo de tu imagen tan querida,
Envuelta en halos de ternura incomparable,
Mi mente extrae de su arcano indescifrable.PRESENCIA DE MI MADRE

No tengo nada que ofrecerte, ¡Madre mía!,
Si no mi corazón henchido de alegría;
Las tiernas notas de mi lira emocionada
Y mi alma a veces triste hoy regocijada.

No tengo ni siquiera flores que ofrecerte,
Y  menos la fortuna de poder mirarte
En este día tan hermoso en que viniste
Al reino de la vida que después me diste.

Te entrego estos versos,  inspiración y angustia,
Que forman todo el patrimonio de mi mustia
Colmena sin  miel, solo   plena de   cariño
Y devoción que yo te guardo desde niño.


No tengo más que darte, Madre idolatrada
Después del mismo ser que tú me diste. Nada.
El triunfo se me muestra aún inaccesible.
El mundo  es para mí un ser inconmovible.

Quisiera en breve tiempo engalanar tus sienes
Con ramos de laurel a que derecho tienes,
Ganando en las humanas lides mil honores
Para cubrirte de ellas cual si fueran flores.

Mis pocas horas de fugaz contentamiento
Las vivo bien teniéndote en el pensamiento.
Y no me importa que me ofendan  en la vida
Si sé que en tu corazón me das cabida.

Me llena de valor en el combate rudo
Tu bendición que llevo al frente como escudo.
Tu luz me guía, tu calor a mi ser  reanima.
Tu amor me ampara, ¡Madre, ganaré la cima!.

AURELIO ALTAMIRANO HERNANDEZ.
México, D.F., 24 de diciembre de 1954.


EL VERSO. Poema.





EL VERSO

El verso es pensamiento que en el fondo
Nos muestra  en un sentido figurado
Un  fino sentimiento, puro y hondo,
En rítmicas estrofas expresado.

No tiene de la prosa el más decente
Afán de violentar en  la medida
Los cánones, la ley; pues solamente
Con métrica el poema cobra vida.

Decir en verso nuestras concepciones
Del mundo y de la vida  no es hacer
Libérrimas cadenas de oraciones,
Por más que bellas sean o puedan ser.

Misión del verso, de la poesía,
Será  por siempre hacer sin concesiones
Que el ritmo, la cadencia y la armonía
Dominen del lenguaje las creaciones.

Si se huye de las reglas, me parece
Que   así dejar los versos es mejor
Que al margen de la métrica florece
La prosa hermosa en todo su esplendor.

Por más que el verso evolucione, sigue
Guardando su carácter principal
De ser el arte que encerrar persigue
En bellos moldes la expresión verbal.

El verso nada tiene de ficticio
En su estructura y  también en su juicio.
Que aun en su dogmático ejercicio
La forma cuida sin causar perjuicio
Al fondo del asunto que plantea.
Del arte auténtico es la gran tarea
De condensar la esencia de una idea
En bellas formas que el ingenio crea.

AURELIO ALTAMIRANO HERNANDEZ   
México, D.F., 26 de junio de 1955.


EL VERSO

El verso es pensamiento que en el fondo
Nos muestra  en un sentido figurado
Un  fino sentimiento, puro y hondo,
En rítmicas estrofas expresado.

No tiene de la prosa el más decente
Afán de violentar en  la medida
Los cánones, la ley; pues solamente
Con métrica el poema cobra vida.

Decir en verso nuestras concepciones
Del mundo y de la vida  no es hacer
Libérrimas cadenas de oraciones,
Por más que bellas sean o puedan ser.

Misión del verso, de la poesía,
Será  por siempre hacer sin concesiones
Que el ritmo, la cadencia y la armonía
Dominen del lenguaje las creaciones.

Si se huye de las reglas, me parece
Que   así dejar los versos es mejor
Que al margen de la métrica florece
La prosa hermosa en todo su esplendor.

Por más que el verso evolucione, sigue
Guardando su carácter principal
De ser el arte que encerrar persigue
En bellos moldes la expresión verbal.

El verso nada tiene de ficticio
En su estructura y  también en su juicio.
Que aun en su dogmático ejercicio
La forma cuida sin causar perjuicio
Al fondo del asunto que plantea.
Del arte auténtico es la gran tarea
De condensar la esencia de una idea
En bellas formas que el ingenio crea.

AURELIO ALTAMIRANO HERNANDEZ   
México, D.F., 26 de junio de 1955.