PARTIDO Y
MOVIMIENTO (Continuación)
Aurelio
Altamirano Hernández.
Al principio señalé que MORENA como partido
político no es lo mismo que el Movimiento de Regeneración Nacional (MRN); afirmé también que el verdadero sustento del gobierno morenista, en
la actualidad, es la movilización social
heterogénea que arrasó en las elecciones de Julio de 2018.
A
MORENA le falta para
consolidarse un programa de acción bien estructurado, una ideología definida, identificada realmente
en lo económico, político, social y cultural con los más elevados principios de
las revoluciones de Independencia, de la Reforma Laica y de la transformación democrática surgida en la
década de 1910.
El MRN logró en 2018 una verdadera revolución
pacífica al derrotar en las urnas a una coalición de partidos que se
empantanaron por más de treinta años en una nueva versión del
liberalismo, supuestamente progresista, pero más bien sujeta a los dictados de
un capitalismo imperial que se resiste a morir.
El partido
surgido del MRN se convirtió en un
organismo dentro de otro organismo que lo alimentó con todo el capital político
alcanzado en la histórica contienda electoral. Casi se volvió un parásito. Delegó
en el Ejecutivo la lucha cotidiana a
nivel federal, estatal y municipal y en todos los aspectos de la economía, la
política, la cultura y la confrontación
con la reacción conservadora y de
algunos críticos surgidos del fuego amigo.
MORENA requiere de una reorganización
a fondo, con dirigentes idóneos que reúnan inteligencia, capacidad, dinamismo, honestidad y lealtad. No
puede confiarse la dirección del partido a elementos de dudoso comportamiento,
con historial contaminado por la pertenencia a otras corrientes partidistas
regresivas proclives a alianzas que
atentan contra los intereses nacionales.
Hay
suficientes recursos humanos de reconocida solvencia intelectual y moral, de
auténtica militancia en la democracia
social que parece identificar al gobierno actual, para fortalecer al partido de
la 4T. Pero no hay espacio para confiarse de ciertas apariencias.
Las próximas elecciones de Gobernadores,
diputados federales y locales y presidentes municipales servirán para definir si continúa la revolución social pacífica o todo lo hecho hasta ahora
ingresará al archivo de los intentos frustrados de un cambio positivo en la
vida nacional.
Ciudad de
México, 11 de septiembre de 2020.
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