EL
PROBLEMA ECONÓMICO DE LA EDUCACIÓN.
Por Aurelio Altamirano Hernández.
No nos parece extraño que todavía
existan individuos que no saben lo que es educación y mucho menos pueden
comprender la problemática de esta superestructura social.
Pero lo que sí desentona con el
ritmo del progreso que se nota en la concepción de los fenómenos sociales, es
el desesperado intento de presentar el problema educativo nacional como algo desligado
de las circunstancias económicas por las que atraviesa el país, creyendo que de
esta manera se puede justificar el interés de regresar la práctica educativa a
sistemas ya superados, que ya llenaron su misión histórica y no pueden, de
ninguna manera, representarse como instrumentos salvadores de la situación.
México no tiene resuelto en forma
favorable el problema de la educación de las masas, porque la educación,
consecuencia directa de la economía en cuanto ésta representa el conjunto de
necesidades materiales y morales de una entidad y las capacidades naturales de
la misma para satisfacerlas, sólo es posible cuando otras necesidades
primordiales del individuo y de la sociedad se han satisfecho, y aquí, en México,
no se ha dado el caso anhelado de que se dieran soluciones felices a problemas
económicos fundamentales, si bien en algunas situaciones las fórmulas
salvadoras se han encontrado y se han ido aplicando poco a poco.
La cultura sólo fue posible cuando
el hombre económico tuvo disponible un margen de energías utilizables en la tarea
de atender su necesidad de superación intelectual y moral.
Fundamentalmente, la cultura
significa producción de bienes materiales e ideales que tienden a buscar la
felicidad humana: por eso se puede hablar de cultura existente, si bien en
forma rudimentaria, hasta en las más simples manifestaciones de la existencia
individual y colectiva del hombre de la antigüedad; sin embargo, lo que es
cultura superior, como la que se hace necesaria para la sociedad humana en los
tiempos modernos, tiene un carácter especial que le imprime la necesidad de
enmendar, al mismo tiempo que construir hechos loables los yerros seculares de
la Humanidad.
La sociedad humana ha errado su vida
desde el momento mismo en que ha errado el camino que conduce a la justicia
social, a la correcta distribución de la riqueza social y es conforme a este
criterio como debe entenderse el porqué de los errores que se manifiestan en
las demás superestructuras sociales, como la educación.
El primer aspecto del problema
educativo comprende la producción de bienes suficientes para condicionar la
realización fructífera del trabajo de enseñar, instruir y capacitar al
individuo para su mejor contribución a la resolución de los problemas humanos,
y el segundo aspecto de la cuestión abarca, junto a la necesidad de planes,
programas y métodos eficaces, la necesidad de que los bienes materiales y
morales que sustentan a la educación tengan una feliz distribución entre todos
los elementos integrantes de la sociedad. Por eso la clave de la solución del
problema educativo nacional está en la superación del trabajo productor de
satisfactores primordiales, anteriores a
la educación, como es el de la producción de alimentos y la formulación de
planes, programas y métodos educativos acordes con la realidad nacional, y, sobre
todo la necesidad de condicionar y realizar una mejor distribución de la
riqueza colectiva.
Es
necesario que se disponga de suficientes recursos financieros, materiales,
tecnológicos y de manera especial de recursos humanos para fortalecer el
sistema educativo. Pretender la imposición
de una reforma educativa elaborada sin consultar la opinión pública, sin
recabar el consenso suficiente de las partes interesadas y de los conocedores
del problema, es atentar contra los intereses del pueblo.
En la
etapa constructiva de la Revolución social
(1920-1940) se crearon las bases de la educación popular, con una masiva
construcción de escuelas rurales, desde las elementales de la educación
primaria hasta las de formación de maestros para el campo. De esa
infraestructura existen todavía muchas escuelas de enseñanza básica de la época
citada, en tanto que las Escuelas prácticas de Agricultura desaparecieron para
dar lugar a las Escuelas Normales Rurales, mismas que han contribuido de manera
fehaciente a formar generaciones de maestros conscientes de su responsabilidad
social, fieles a su origen y a su clase y que ahora se enfrentan a la discriminación
y satanización.
Desde
luego, para una mejor educación es necesario contar con maestros mejor
preparados. Ese fue el objetivo de las instituciones federales para la capacitación del magisterio creadas hace más de medio siglo. ¿Dónde están
ahora?. Se llegó a establecer inclusive la Universidad Pedagógica Nacional, ¿Dónde
están los resultados? No se puede exigir de la noche a la mañana que los
maestros presenten un examen de conocimientos, no todos son autodidactas; hace
falta un sistema de capacitación en el que puedan adquirir nuevos conocimientos
y actualizar los ya adquiridos.
Es
necesario que antes de exigir a los maestros mejor preparación existan
programas de capacitación para ellos y estímulos suficientes para que se
interesen en su propia superación. Es cierto, innegable, que hay sectores del
magisterio que adolecen de serias deficiencias en sus aptitudes para la
enseñanza. A la admisión, permanencia y aumento de maestros en
esas condiciones ha contribuido el mismo sistema político. Se ha dejado por
mucho tiempo a los caciques sindicales coludidos con el gobierno en turno incrementar las nóminas
para obtener más cuotas, aumentar la masa susceptible de engrosas los mítines y
llenar las urnas. Ahora se quiere borrar de un plumazo la corrupción tolerada
por el mismo sistema político, sin tomar en cuenta el daño que se causa a los
maestros en sus derechos de trabajadores, a los niños y a la población en
general por el conflicto laboral existente.
Educar es diferente a enseñar e
instruir. Educar es capacitar al hombre para que realice sobre todo la
elevación de su pensamiento pero es necesario, antes de llegar a la educación,
enseñar e instruir al individuo en la utilización de los recursos materiales
del medio para sacar provecho de ellos y encontrar aquel “margen de energías
utilizables en la tarea de atender su necesidad de superación intelectual y
moral”, de que hablamos antes. Y la utilización de los recursos materiales del
medio es propia de la economía, de ahí que la economía sea base de la
educación.
El problema educativo de México es
de tipo económico. Hacen falta recursos materiales para construir más y mejores
aulas, para formar y pagar mejores maestros, que, por lo demás, hay ejemplos
magníficos de material humano e intelectual, capaces de buenas realizaciones en
el campo de la educación. Padecemos todavía de maestros que no merecen ese
título, cosa que México llegará a superar al paso que ascienda en su categoría
económica y cultural, pero es inadmisible el retroceso del país a prácticas
educativas que sólo servían para aherrojar las conciencias y atentar contra la
libertad del individuo. La solución de nuestro problema educativo estriba en el
mejoramiento de la economía nacional-
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