OAXACA
DEBE RESURGIR
Por J. Altamirano Hernández
No se trata de un pueblo que no tiene con
qué responder a las exigencias de la
economía y de la cultura del mundo contemporáneo.
Oaxaca está en la situación de quien no
pone en ejercicio las facultades creadoras de su naturaleza bien dotada y deja
caer en la desidia la indiferencia y hasta en criminal olvido su potencialidad
integral.
De un tiempo a la fecha se ha notado
crecer el desvinculamiento del pueblo oaxaqueño de la etapa progresista que
vive el México de hoy, cosa que salta a la vista si se toman en consideración
todos los aspectos en que Oaxaca está a la zaga de otras regiones políticas y
económicas del país y si se enfoca el problema en lo que es el verdadero pueblo
oaxaqueño y no en la minoría privilegiada a quien se le ha dado por ostentarse
representativa de la Patria heredera de Juárez.
Si se ahonda en el estudio del problema se
llega a la conclusión de que la desconsideración de Oaxaca, desde los puntos de
vista político y económico en el desarrollo de la vida nacional –-cuestión que
está fuera de duda con las ratificaciones del hecho que nos muestra las últimas
páginas de nuestra historia en el presente siglo--, obedece en principio a la
no continuada movilización de las potencialidades que encierra la rica
geografía física y el material humano de aquella entidad.
Se ha quedado estancado el progreso en la
mayor extensión del territorio oaxaqueño. En la Mixteca, en el Valle, en la
Cañada, en la Costa, en la Sierra y en el Istmo, todavía no adelanta la
tecnificación de las producciones del campo y del taller y sigue bajísimo el
nivel de vida de los habitantes.
Si no nos debe parecer extraño tanto
atraso, como en el que se observa por igual en la mayor parte del territorio
nacional, advierte sí, en cierto modo, la existencia de una escasa visión
patriótica, un culto a los localismos en los planes nacionales para el
incremento de los factores que determinan el progreso de los pueblos, no
obstante la buena dirección que se ha querido imprimir a ese tipo de
actividades por los regímenes revolucionarios.
Es sensato admitir que no tiene Oaxaca por
qué estar esperanzado de las atenciones y dádivas de la federación; pero en un
sistema económico-político en que se pone en ejercicio la práctica de la
remisión de los recursos nacionales al procuramiento de la prosperidad de
regiones con escaso desarrollo, es natural pensar que es de justicia la
consideración de Oaxaca en la planificación de los trabajos que tienden a
estimular la estructuración de prósperas fuentes de producción y de consumo en
esos lugares, como paso para lograr que se constituyan posteriormente, por sí
mismos, en centros de prosperidad regional y en factores valiosos en la
integración de la vida económica y cultural de todo el país.
Y esto no ha sucedido, hasta ahora, en
escala considerable para Oaxaca.
Se debe salir del círculo vicioso que
plantea el entendimiento de que si la participación política crecida de una
entidad en la vida común, procura su
mejoramiento económico, o viceversa, que su potencia material la que determina
su influencia en la situación, para concederle a este último concepto su
categoría de verdad única y valedera. En este sentido, Oaxaca, no debe confiar
a la generosidad de la Federación la manera de allegarse de recursos necesarios
a su desenvolvimiento, ni debe seguir pensando en que el aumento de políticos
nativos militantes en las esferas gubernamentales le va a llevar la savia de la
vitalidad, de la prosperidad y de la influencia definitiva en los destinos de
la nacionalidad.
Padecemos de falsos líderes del pueblo
oaxaqueño; se sufre con coraje la suplantación de nuestros auténticos valores
por advenedizos que ponen en predicamento la fama tradicional de Oaxaca como
cuna de políticos patriotas de intelectuales de prestigio bien ganado y de
hombres y mujeres amantes del trabajo honesto, que sirven a los destinos
superiores del pueblo.
Pero, en todo esto el mismo pueblo
oaxaqueño tiene gran parte de la culpa. Se deja llevar por la corriente de la
indiferencia, de desidia, de abulia, de conformismo y mira con los brazos
cruzados que personas ajenas a sus necesidades, a sus sentimientos y a su
realidad moral y material les impongan su voluntad enfermiza.
Los brotes de descontento con la situación
a que se tiene condenado al pueblo, revelan que late todavía en la sangre
oaxaqueña la rebeldía de sus ancestros, su capacidad y su voluntad de superar
las dificultades. Hágase un viaje a los pueblos olvidados de la Mixteca, de la
Sierra, de la Costa o del istmo y se verá que no faltan personas bien
intencionadas, sinceras, honestas, veraces y capaces, que son el prototipo de
los que deben tomar las riendas del progreso en el estado.
Oaxaca se da a discriminar en sus propios
lares y ante la misma nación, teniendo elementos de que echar mano para la
elevación de sus destinos. Su postración, notable si se mira sin prejuicios su
pobreza actual, no tiene razón de ser, si cuenta Oaxaca con la herencia de sus
gloriosos antepasados y la voluntad y capacidad creadora de sus hijos en la
hora presente.
¿Qué no es fácil el trabajo de superar la
realidad que vive el pueblo?...En eso precisamente estriba la gloria de los
hechos que siempre ha buscado el oaxaqueño.
Existen ricas extensiones de tierras
feraces, vetas magníficas de minerales, costas pródigas, bosques maderables
extensos y muchos obsequios más de la Naturaleza en Oaxaca. Hace falta
únicamente que el oaxaqueño encause bien sus energías y levante con la fuerza
de su talento y de sus brazos, impulsado por el coraje de verse relegado al
olvido, una nueva visión de su pueblo y demuestre una vez más que Oaxaca es
parte importantísima de México, jirón de tierra que no debe despreciarse jamás
en la vida nacional, por que ha dado frutos que han honrado y han sido de
utilidad a la nación y sigue prometiendo un noble servicio a la tarea de
enaltecer a México.
Este tema es de actualidad, después de 65 años de publicado en el diario Novedades (México)
ResponderEliminarDebe citar que es una transcripción de su autoría y cuándo y dónde fue publicado.
ResponderEliminarCiertamente, lo leo y parece que describe al Oaxaca actual, de 2022... Se disfrutan avances tecnológicos, pero sigue siendo una minoría y sin tecnificación.
A la Entidad oaxaqueña se le ha dado un tratamiento turístico para hablar de desarrollo económico, y la pandemia ha demostrado el freno del desarrollo cuando se centra en una sola veta económica, tan sensible al tránsito de la personas y las actividades lúdicas.
El desafío para Oaxaca y su intrincado relieve es el desarrollo de cooperativas no solo para la comercialización, sino también para la manufactura