lunes, 22 de agosto de 2016

GUERRERO RECLAMA CABAL ATENCIÓN A SUS PROBLEMAS.



GUERRERO RECLAMA CABAL ATENCIÓN A SUS PROBLEMAS.

Por J. Altamirano Hernández.
                                         Página editorial. La Noticia, México, D.F., 1957.


            Cuando se mira a la provincia mexicana, para hacer un balance exacto de su desarrollo económico y cultural, base fundamental de la integración de los demás aspectos de su vida, se advierte inmediatamente un desequilibrio tremendo entre el índice vital del centro de la República y el de los pueblos que viven ajenos a las mejoras deslumbrantes de la ciudad de México, e, incluso entre esos mismo pueblos, los de la provincia, los que se afanan por progresar allí en los valles, en las montañas, en los desiertos, en las selvas y en las costas insalubres, se ven contrastes marcados, abismos casi, que separan, en cuanto a categoría económica y cultural, a los Estados, a los municipios y hasta a las rancherías, porque unos han recibido los favores de la naturaleza y de la administración pública, mientras que otros, abandonados a su suerte desde hace centurias, claman porque se les ayude a salvar las dificultades que se oponen a su desarrollo integral y anhelan siquiera la mínima porción indispensable del presupuesto que se destina a las obras de habilitación y rehabilitación de regiones subdesarrolladas, para que mediante esa inyección de energía puedan alzarse y constituirse por sí mismas en emporios de riqueza y factores valiosos en la tares de consolidar una próspera economía nacional.

            El Estado de Guerrero es uno de los exponentes más claros de la injusticia de que se hace víctimas a las regiones con grandes riquezas naturales inexplotadas. La potencialidad del medio geográfico y humano de Guerrero justifica cualquier labor que se haga en beneficio de la prosperidad de la región. Comunicaciones, escuelas, electrificación, fuentes de trabajo y honestidad administrativo son los más grandes anhelos por los que lucha el pueblo guerrerense y precisamente la clave de la solución que debe darse a los problemas de su desarrollo económico y cultural.

            Guerrero es uno de los Estados de la Federación, con más de un millón de habitantes, con un glorioso historial en los destinos de la nación, con fértiles tierras en la costa e incalculables riquezas materiales en todo su territorio; pero a la vez uno de los más atrasados porque no se ha sabido aprovechar su potencialidad y  porque se ha dejado abandonado en la miseria y en la ignorancia a la mayor parte de su población, mientras que a otras regiones del país se les baña de oro, se le hacen jugosas concesiones, se les destinen presupuestos de cientos de millones de pesos y se engalanan haciendo mayor el contraste con las regiones empobrecidas.

            Para colmo de males, el Estado de Guerrero, como otros de la Federación, hasta hace poco ha sufrido gobernantes sin ningún arraigo en la simpatía del pueblo, desconocedores de la realidad que viven las masas proletarias, personajes descalificados de la política que  a base de compadrazgos y favoritismo han escalado los puestos públicos que corresponden a los mejores hombres de Guerrero.
            Los bosques maderables que se localizan en los  límites con Oaxaca, cerca de la costa; las tierras feraces de la región Suroccidental del Estado; las rica zonas costeras productoras de coco, propias además para la agricultura y antesala de las grandes riquezas que encierra el mar que baña el litoral guerrerense, en más de trescientos kilómetros de longitud; los minerales localizados en los alrededores de la Sierra Madre del Sur y de la Sierra Madre Occidental, y el mismo material humano, esforzado y digno, heredero de los que coadyuvaron a defender con las armas la Independencia, el Plan de Ayutla y la Revolución, y se hace presente en la hora nacional de trabajo, ameritan la atención de todo el país para incorporar definitivamente a Guerrero al plan nacional de progreso integral que se han trazado los gobiernos revolucionarios.

            Acapulco, la ciudad mexicana trabajadora, no el refugio de turistas pochos, mexicanos malinchistas y extranjeros perniciosos; el pueblo acapulqueño que no vive en chalets ni en hoteles de lujo, necesita escuelas e instalación de industrias creadoras del bienestar que busca; porque el turismo, negocio de millonarios, no le es útil para vivir. Chilpancingo, Taxco, Iguala, Ayutla, Tixtla, Coyuca de Catalán, Coyuca de Benítez, Arcelia, Altamirano, Tierra Colorada y muchas poblaciones más, necesitan comunicarse para recibir el benéfico influjo de otras regiones, para dar salida a sus propias producciones y para poder exigirles, entonces, su contribución al bienestar común. El ferrocarril costero, anhelo superior de pueblo guerrerense debe hacerse realidad; el aprovechamiento industrial de la producción de coco y su salida a los centros consumidores vía el mar debe hacerse ya; el saneamiento de las costas y el incremento de la agricultura: cultivo de maíz, leguminosas, caña de azúcar y árboles frutales, es otra de las tareas inaplazables, como también la creación de cooperativas de trabajadores con crédito gubernamental. La explotación radical de los yacimientos metalíferos por el pueblo laborante y no por los concesionarios, la mayoría de ellos extranjeros, significaría magníficos ingresos para la economía de Guerrero y de México.

            El Estado de Guerrero y sus hombres, deseosos de aprovechar sus grandes riquezas naturales están presentes en la vida nacional y a la resolución favorable de sus problemas deben encaminarse los esfuerzos comunes.


Página editorial. La Noticia, México, D.F., 1957.

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