jueves, 15 de octubre de 2015

EL JUGADOR DE LOTERIA. Cuento. Aurelio Altamirano-



EL JUGADOR DE LOTERÍA

Aurelio Altamirano

Cuento
                                              

Era  éste un  jugador empedernido,  un hombre convencido del valor del dinero como símbolo innegable de los éxitos materiales.
Había oído decir que el dinero es muy celoso;  exige que se le quiera, que se le dedique mucha atención; si no se le aprecia, se enoja; es vengativo, se esconde y hasta   huye en busca de  alguien que  lo cuide, lo mime y lo atesore.
 Era todavía un muchacho inexperto cuando escuchó de labios de un maestro que el dinero no es la felicidad, pero que es lo que más se le parece. No estaba seguro de que apostar a un número, de pura corazonada, tiene sus razones tanto  como escogerlo basado en el cálculo de probabilidades tiene también sus fundamentos. Sobre esto hacía comentarios frecuentes con otros jugadores, mostrándoles sus tablas estadísticas y  presumiendo de sus sorprendentes aproximaciones a los premios mayores.
--Cualquier día de estos le pego al “gordo”--, se decía a sí mismo con mucha seguridad. Se ejercitaba para  recibir la gran sorpresa con serenidad, con aplomo, con calma, con los nervios  bien templados.
Cuando alguien le preguntaba el porqué de su afición a la lotería, contestaba:
--La lotería  es el impuesto voluntario que se paga al optimismo. Negar que te puedes sacar un premio es ser pesimista, o cuando menos escéptico, que para el caso es lo mismo. Todos los días apuesta uno a que vivirá  un rato más.  Al lado de ese anhelo está la angustia que te recuerda lo transitorio de la vida: no lejos de la ficha de la buena suerte está la jugada que te hará perder; sin embargo,  es más fuerte la ilusión y la esperanza nunca muere. ¿Por  qué no aumentar los puntos a tu favor apostando a la lotería?..

Emocionado, continuaba diciendo:
                                                                                                 
El caos es un conjunto de sistemas en proceso de coordinación. El azar nos parece un desorden; pero, en  realidad es una serie de eventos perfectamente coordinados para llevar a un resultado preciso.  No se mueve nada a capricho.  Las leyes y principios se cumplen a la perfección…Lo que tiene que suceder ocurrirá…la incertidumbre sólo se refiere a en qué  lugar y en qué momento se realizará…. No faltará quien diga que soy un loco; pero…¿Acaso no sabios eminentes como Pascal y Fermat se ocuparon del cálculo de probabilidades?...Célebres matemáticos se han ocupado de las  reglas del azar. Los empresarios, los políticos, todos aquellos que manejan  eventos aleatorios  basan    sus decisiones en probabilidades; se decidn por las alternativas que ofrecen más posibilidades… Así es que no estoy sólo. Las estadísticas apoyadas  en la informática no valdrán seguramente para todo porque tienen también sus limitaciones, según como se les maneje; pero son el único instrumento útil para entender el complicado universo de la incertidumbre…

En cierta ocasión un amigo le dijo:

--Cuando la suerte dice que  vas a ganar el premio te llega en el momento menos esperado y no necesitas estar rompiéndote la cabeza pensando en cómo hallarla. Deja tus cálculos, la fe es la que cuenta.

--No, mi amigo  --le contesta--, La suerte hay que buscarla. Hay que interrogar a la fortuna, acosarla en su escondite, espiar por dónde anda, perseguirla de día y de noche. Y cuando la hueles cerca, cuando sientas las cosquillitas de ella o se te prende el foco de la inspiración, tienes que echarle ganas a tu esfuerzo, tenderle a la suerte tus mejores redes y cortejarla apasionadamente…

-- Sí, pero por muy conquistador  o calculador que seas, esa propiedad misteriosa del azar, lo impredecible, echará por tierra todos tus cálculos.  Jamás te explicarás por qué el premio mayor cayó en cero cuando todo indicaba que los buenos eran el  6 y el 4.

No conforme con esto, su amigo insistió:

-      Ahí tienes el caso de Perico el aguador. La tarde del 24 de diciembre, con motivo de la fiesta de Navidad, su patrón repartió  los aguinaldos a todo su personal. El pobre de Perico se apareció cerca de las ocho de la noche, de regreso de un largo día dedicado al reparto de los botellones de agua. Después de acomodar los botellones vacíos, dar de comer y servirle agua a la mula se dirigió a la oficina para recoger su salario semanal. Al patrón se le había olvidado incluirlo en la nómina del aguinaldo.   Para esa hora ya no había efectivo en la caja. Su patrón salvó la situación entregándole un modesto cheque; además sacó de su escritorio una serie completa de varias que había comprado para el sorteo mayor que jugaba esa noche  y se la entregó deseándole suerte. Cuando se supo el resultado de la lotería, el asombro fue mayúsculo y la noticia conmocionó a todo el pueblo. ¡Perico, el aguador, se había sacado el premio gordo de los diez millones de pesos!...
Una tarde, el jugador, paseando en la Alameda, veía el transcurrir  de vehículos y personas como el fluir de los glóbulos rojos en las arterias. Ensimismado, reflexionaba:
-      Todo en la Naturaleza obedece a un orden. El Universo es una máquina perfecta.  El azar no es más que un juego de adivinanzas. Las soluciones están escritas en una computadora que te puede mostrar cien o mil millones de alternativas antes de darte la respuesta correcta. En la lotería, el movimiento de las pelotitas de los números dentro de la esfera que gira tiene también sus reglas. Antes no me explicaba yo por qué la gente al comprar un billete, insistía en que le dieran uno terminado en 9, en 8 o en 6.  Decían: “Yo quiero terminación 5, que no ha salido”;… “El bueno es el 1, tiene semanas que no aparece”;… “Va a caer en 7, número cabalístico”:… “No, la cábala dice que el 3 tiene su misterio, por eso lo juego”;…Son frases a las que yo no le encontraba significado alguno.

Ahora comprendo las mil razones por las que la gente escoge o prefiere los números esperados, próximos a caer o a salir; son aquellos que como frutas maduras nada más esperan el soplo de la fortuna para desparramarse en millonadas de pesos. ..Muchos números ya tuvieron su día de gloria…otros más están morosos y se resisten a salir…A  lo mejor ahora o en el siguiente sorteo…la semana entrante, quizás; el mes que viene… tal vez. . ¡Quién sabe!...!Hay cada sorpresa!...
Recordó algunas  de las premisas de sus cálculos: Todos los números tienen las mismas probabilidades de salir premiados. Naturalmente los que ya recibieron premio disminuyen temporalmente sus posibilidades de repetir;  pero se han dado casos de que al cabo de un tiempo vuelven a ser favorecidos. No sólo hay que apostar a las terminaciones que nada más son diez; las decenas, centenas y millares merecen ser tomadas en cuenta pues también tienen sus reglas de aparición. Las reglas de los números que muestran las estadísticas son fascinantes.
Sin ver  cuánto  miraba, continuó en su monólogo:
-      Después de todo creo que la gente tiene razón al confiar en la suerte ciegamente. ¡No estaré perdiendo el tiempo con mis farragosos cálculos?... Hacerle caso a esas fantasías… ¡No es algo así como hacerle al loco?... Cuando la fortuna dice a ganar es ¡A ganar!..... No necesitas exprimirte los sesos para encontrar el caminito…..Pensándolo bien, es cansado calcular frecuencias, densidad de probabilidad, tendencias, variables aleatorias, probabilidades acumuladas, conjuntos de reemplazamiento, intersecciones….!Una locura!... De aquí en adelante si tengo que apostar será mejor hacerlo a lo primero que se me ocurra.  Después de todo ¿quién me asegura que en la lotería no hay trampa?... Los que controlan los billetes vendidos pueden dejar un huequito para anotar después del sorteo como vendido el billete premiado, así van a lo seguro al comprarlo…al rellenar la tómbola pueden dejar afuera los números vendidos y dejar los premios mayores en casa, ganancia de la lotería…. los  “gritones” que  anuncian  los números agraciados pueden estar manipulados…los inspectores de gobierno se pueden hacer de la vista gorda… en fin, el ingenio humano para estafar es prodigioso.
En el camino, de regreso a casa, echó una mirada a su libreta de cálculos, fruto de muchos meses de laboriosos registros de números premiados, aproximaciones y terminaciones; en un arranque de fastidio la rompió y arrojó los pedazos al bote de basura más cercano. De nada le serviría de hoy en adelante. Había adquirido ya la serie  prevista por sus cálculos y en lo sucesivo jugaría al azar…..¿No se sacó su vecino, el peluquero, el segundo premio con un “huerfanito” que compró en la calle con vendedor ambulante?...El abogado que trabaja de defensor de oficio en el juzgado se sacó el premio mayor la primera vez que jugó,  después de muchos años de estarse  burlando de los que él llamaba “viciosos” del juego…¡Y Perico, el aguador!... el mismo que ya multimillonario se reía de las señoras encopetadas “de sociedad” que iban a pedirle ayuda para las obras de caridad, llamándole “don Pedro”, las mismas que torcían la nariz al verlo entrar sudoroso a sus casas con el botellón de agua al hombro.
Exhausto por las tensiones del día, subió pesadamente las escaleras hasta el cuarto piso a su departamento de soltero. Arrojó su portafolios sobre el sofá y apenas se quitó los zapatos para recostarse  cuando un sueño profundo le invadió y le hizo olvidarse de que venía  la noche de Navidad…. De pronto, se siente en medio de un torbellino que gira vertiginosamente hacia el infinito….Roza las constelaciones y las galaxias, vaga por el cosmos una eternidad y finalmente se posa sobre el terciopelo azul del firmamento… Las estrellas parecen estar al alcance de sus manos; en efecto, le basta estirar el brazo para tocarlas y extrañamente no están calientes, sino frías y refulgentes como diamantes……Al mirarlas de cerca se convierten en esferitas de oro que tienen grabados los números de los billetes de lotería que había jugado desde años anteriores y que tenía olvidados….
Un zumbido trepidante como  de terremoto lo arroja hasta un foro iluminado por potentes reflectores. Un coro de risas y silbidos lo estremece. … Escudriña en la oscuridad del  graderío y ve miles de rostros que se carcajean. Son los afortunados ganadores que confiaron ciegamente en la suerte y recibieron su premio… Ahora asisten a la celebración del sorteo mayor del año…Azorado abandona el escenario y busca afanoso la salida. Una puerta se abre y el Jugador se lanza desnudo y desesperado por las calles desiertas de la ciudad.
Despierta sobresaltado, con el corazón dando brincos como queriéndosele escapar.  Le falta aire y su  cabeza parece que se le va a reventar.  Hace un esfuerzo por convencerse de  que es sólo una  pesadilla e intenta volverse  a dormir….otra vez el torbellino y el viaje a través del universo desconocido….
La  Nochebuena cubrió la ciudad con su manto de luz y alegría. Las familias se reunieron jubilosas para celebrarla llenas de fe y esperanza. La vida y el amor reclamaron sus fueros y se vivieron horas de felicidad…. Allá en los barrios pobres,  en los suburbios donde reina la miseria la Navidad no tuvo más escenario que lo mismo de siempre: desesperanza,  frío y hambre…
En la madrugada, los noctámbulos que circulaban  en la arteria principal de la ciudad miraban con curiosidad la marquesina del edificio de la lotería en donde  se destacaban,  sobre el fondo extrañamente  azul sin nubes  de la noche invernal,  como estrellas refulgentes las cinco cifras del número agraciado con el premio mayor. … Una serie completa del billete afortunado se agitaba con  desesperación   y  buscaba afanosamente  escaparse del portafolio arrumbado sobre el sofá.  El Jugador .amaneció muerto víctima de un derrame cerebral.

México, septiembre de 1995.


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